En realidad mi padre siempre era enemigo de todos los que ganaban. Yo me di un susto muy grande en el año 45, porque a Perón lo habían metido preso. Mi padre, que era contador fiscal de la Nación, iba a ser ascendido a contador mayor. Pero como se pronunció en contra de los peronistas, lo echaron y le dieron la jubilación mínima. De modo que se convirtió en un energúmeno antiperonista, “contrera”, como se decía por entonces y como muchas veces me dijeron a mí por mis chistes, injustamente, ya que nunca lo he sido. ¡Me han dicho tantas cosas por no aceptar el humor! En tiempos de Onganía, en la Side me tenían fichado como comunista y gorila… Pero la cuestión es que salgo a caminar y veo que por la calle Florida avanzaban todos los partidarios de que volviera Perón. Y mi padre, que iba con un sombrero orión y usaba bastón, se paró en el medio de Florida a los gritos “¡Peronistas inmundos, degenerados, patasucias!”. Yo pensé, con todo el miedo del caso: “Lo matan”, no sabía qué hacer. Y veo que todos los que avanzan se abren y pasan por un costado. Lo miraron a mi padre como si fuese un viejo loco. ¿Cómo un tipo solo se iba a poner a gritar a una multitud? En el fondo, mi padre era un poco peleador. Era loco mi padre.
Reportaje de Horacio del Prado a Landrú
Revista Autoclub
Abril 2003