“-En esa época, ¿qué soñabas ser?
-Yo nunca tuve sueños. Jamás pretendí nada, ni nombre, ni actuar. Digamos que me hice músico cuando empecé a tocar el instrumento. Mi mamá me contaba que cuando estaba en su vientre y sonaba un chamamé, yo zapateaba adentro, pero no pasaba lo mismo con otras músicas. Sus padres se cuelan seguido en sus anécdotas, sus enseñanzas, sus valores. Hijo de un músico que de día trabajaba en un frigorífico -y con quien Barboza hijo tocó por primera vez en una radio a los 9 años-, quiere compartir ‘una de las mejores cosas que aprendí de mi mamá. Una vez me dijo: ‘Mirá Raulito, cuando te inviten a una reunión o al teatro y vos llegues primero, nunca te sientes adelante, porque puede venir alguien y decirte que ése no es tu lugar. Es preferible que te sientes en el fondo y que venga alguien y te diga que ése no es un lugar para vos’. Y a partir de ese día, eso se convirtió en mi manera de vivir. Tenía 16 años, mirá el tiempo que pasó…’.”
Por Silvina Lamazares a Raúl Barboza – Músico acordeonista
El Confesionario – Espectáculos – Clarín – 04-09-10