“Se intima a retirar el nombre de ”Amasijo, morfi y chupi”, por contravenir la ordenanza 35.301”, dice exactamente la sanción municipal que el 6 de enero de 1981, intimo a los dueños de una conocida pizzería de Almagro, a cambiar su nombre por “La gula”.
“Después de 12 años de vida, “El Amasijo” ya tenía una clientela hecha que conocía las características de nuestras 50 variedades de pizza”, dice el dueño del local, cuyo nombre prefirió no decir a Clarín, mientras su mujer agrega: “Nos ha perjudicado bastante el cambio de nombre, porque la gente creyó que se trataba de un cambio de dueño”.
Está prohibido el uso del lunfardo con fines comerciales: ese es el único motivo.- Los fundamentos de esta decisión habría que buscarlos en la validez de esa especie de dialecto nacional que constituye el lunfardo.- Un nivel del lenguaje nacido en las cárceles y lupanares con el aporte de los grupos inmigratorios: fundamentalmente italianos, polacos y franceses.-
El pase de “El Amasijo” a “La Gula” es solo un símbolo más.
“Con el criterio tendrían que prohibir también los tangos del, tanto Discépolo como Manzi usan continuamente el lunfardo”, señala la dueña del negocio.
Pero la prohibición no está relacionada con la poesía sino con su uso para fines comerciales.-
Pureza de idioma
Sin embargo, si el objeto de esta medida es conservar la tan discutida “pureza del idioma”, no es coherente con el progresivo y casi fanático crecimiento de confiterías con nombres extranjeros. Caricatura más o menos, Buenos Aires hoy está invadido de “Manolo´s knack”,”Pepe´s pub” o “Le petit bar”.
Distintas opiniones, diversas conjeturas lingüísticas siguen adelante, mientras los clientes- no los cronistas- prueban una de las 50 pizzas a la pala o alguna variedad de empanada salteña.-
Diario Clarín – 15-11-81 – Por Claudio Spinelli “Veda al Lunfardo”
Testimonios:
Amasijo: Pop. Enredo, engaño que ocasiona disensiones y pleitos
Amasijar: herir gravemente; herir hasta matar
Por cruce del cast. antiguo armadijo: enredo, con el esp. amasijo: acción de amasar. En la primera acepción está presente, asimismo, el cast. amasijo: convenio entre varias personas, generalmente para cosas malas; en la segunda prevalece la idea de amasadura, sin prejuicio de un cruce con el ital. amazzare: matar.
«Tu viejo es un gran cabrero/ que va a ligar un barbijo / Y vos sos un buen amasijo/ por este tu cadenero…». Fernández, Versos…,67.
“-Me alegro, de corazón, Alamo Jim. / – La gran perra, no me llames Alamo Jim, que sabés que no me gusta, me pone frenético. / -Está bien, guardabosque, custodio, cuidador. Yo Alamo Jim, desesperado y cargado, estaba casi con ganas de desenfundar el revólver y amasijarlo en la puerta del saloon, o sea del Politeama, colocarse los guantes como hubiera hecho el verídico Alamo Jim, caminar diez pasos hacia atrás, de la calle Corrientes, darse vuelta y bang bang, Rocamora caería sangrando, mordería el polvo amargo de la derrota, moriría. Y Kid Rosqueta, desde una ventana, a traición el muy sucio ladino coyote lleno de…”.
Los Reventados –Jorge Asís – Sudamericana – 1980
“-No pasa nada, alemán, quedate tranquilo – le dijo Jorge Astolfi -. Solo que Cristina se mató. Al volver de donde se hubiera quedado para siempre, “del desierto inconmensurablemente blanco habitado por valientes pioneros que desafían a la desolación”, como escribió en su muy celebrado artículo bosquejado directamente en el Hércules, Goeringer se enteró de la noticia ciertamente significativa. Cristina Güenzatti, como era después de todo previsible, se había amasijado. Y no se arrojó como tantas veces amenazara desde el tercer piso del petit hotel que daba a la indiferencia de Directorio, ni se tomó una copa de veneno; prefirió…”
Diario de la Argentina – Jorge Asís – Sudamericana – 1984
Pron. fatigarse en exceso
«Créame, más de doce horas me amasijo aquí arriba…».
El Buenos Aires de Oberdan Rocamora –Jorge Asís – Losada – 1981