A continuación algunas expresiones, frases, invectivas, chicanas varias con que nos trepanaron las conciencias los grupos de poder, determinados opositores y su coro de periodistas afines, desde que se supo que el Gobierno argentino optaba, entre otras, por la vacuna rusa.
Denuncias penales por envenenamiento, vacuna trucha, trasmisión de comunismo, llamado a no ponérsela, preferir la enfermedad y la muerte antes que inocularse, la vacuna como propaganda política, el Presidente está nervioso porque no llegan los papeles desde Rusia, épica ridícula, opacidad en la comunicación, la infectadura en acción, dudas de corrupción, pedido de interpelación al Ministro Ginés González García, La Cámpora encargada del plan de vacunación, el gobierno de científicos quiere comprar una vacuna rusa cuyo único estudio se realizó en 72 personas por 42 días, sin placebo y sin voluntarias mujeres, esa vacuna es una Ruleta Rusa, militaron la Oxford fabricada por el amigo Sysman a 3 dólares y compran esta a 12, hablando en serio: ¿cómo se explica que en menos de 3 meses pasamos de la vacuna salvadora de Oxford producida en la Argentina, a Putin usame de conejillo?, una vacuna es un medicamento más, por lo menos debería ser evaluada primero, mínimamente por ANMAT para que estemos seguros, probablemente funcione, la ciencia rusa es muy buena, pero el procedimiento no es el adecuado, que se vacune el 41% que los votó, no es segura, me van a aplicar un chip para controlarme (el mismo argumento de cuando apareció la SUBE) …
Según todos los estudios realizados reflejados en la publicación The Lancet, la vacuna desarrollada por la ciencia rusa ha demostrado una eficacia que se aproxima al 92,6%.
Menos mal que se acerca Carnaval y los muchachos y las muchachas ya hacen fila en los Cotillones para ver de qué se disfrazan después de tamaño papelón.
Ironías aparte, repasar esas posturas irresponsables nos hace correr frío por todo el cuerpo de sólo pensar que provienen de un sector político que, de haber gobernado durante la pandemia, hubiera producido una tragedia de alcances inimaginables. Porque mentir con la vida y la muerte…
The Lancet, demostró que de todas las vacunas que hay en el planeta, la mejor elección era la de Gamaleya. Es una de las tres que mostraron eficiencia por encima del 90 por ciento, junto con la de Moderna y la de Pfizer. Pero las otras dos cuestan el triple o el doble y, además, requieren una logística muy cara para mantener la vacuna por debajo de los 80 grados bajo cero.
Sin embargo y pese a la alegría que produjo la noticia, la publicación en una revista científica de prestigio no se puede equiparar con décadas y décadas de trayectoria. El Centro Gamaleya no se inauguró hace unos meses, ni emergió como fruto de la pandemia. Por el contrario, fue creado en 1891 y se llama de ese modo por Nikolái Gamaleya, un científico muy destacado en el área y pionero en el desarrollo de vacunas. Desde ese espacio, los equipos científicos de la institución han diseñado múltiples vacunas, quizá la más reciente es la que se produjo, con eficacia, para combatir el Ébola.
Europa se disputa la vacuna rusa, México y Panamá seguirán los pasos del gobierno argentino y Paraguay y Brasil dieron el visto bueno a la vacuna porque lo certificó la Anmat de la Argentina. Perú le pidió al presidente Alberto Fernández que le gestione vacunas Sputnik V. Y el gobierno ruso ofreció transferir tecnología para que la vacuna se fabrique en la Argentina.
Lo que permite realizar una publicación científica es divulgar el trabajo y volver accesible la información para cualquiera que desee interiorizarse. The Lancet, en particular, goza de mucho prestigio.
Los datos que se manejaban desde los entes reguladores en la Argentina se condicen con esa publicación difundida. La eficacia de la vacuna es muy buena y los efectos adversos van de leves a moderados. Así que no hay sorpresa, todo marcha de acuerdo con lo que había anticipado el Centro Gamaleya al Gobierno argentino en su momento, pero ahora con información detallada abierta para que todos puedan ver.
Durante meses hubo una crítica despiadada contra la Sputnik V, una crítica que no debió haber existido. No es obligatorio publicar en revistas, es un concepto errado: lo importante es que el ente regulador reciba la información. Lo bueno de que haya sido difundido allí es que los ensayos clínicos de la vacuna y las conclusiones a las que arribaron fueron analizados por revisores de muchísima calidad y trayectoria.
No se debería ideologizar la vacuna porque es un insumo que tiene que llegar a toda la población sin distinción, si lo que se quiere es lograr el efecto rebaño.
Hace unos años, El Lobizón del Oeste cantaba: “Marta, soy el número uno. Marta, cuando pueda te vacuno…”
¿Quién es hoy el Número Uno?, ¿Vladimir Putin, Alberto Fernández o Ginés González García?
La cantidad de muertos por Covid 19 y la historia nos lo dirán…