“Que se quiebre pero que no se doble”; dicen que decían Alem e Irigoyen con referencia a la integridad de sus militantes. Una nueva camada de jóvenes radicales subió la apuesta y se consideró irrompible. Tal es su nombre.
Los “Irrompibles” aparecieron en los tormentosos días posteriores a la caída de Fernando De La Rua y a la renuncia de Rodríguez Saa.
Se constituyeron en una suerte de comando anti escrache para defender a Alfonsín del acoso de los indignados vecinos, que desde las entonces florecientes asambleas barriales, descargaban su bronca contra el hombre de Chascomús; considerado por muchos, un símbolo de la Argentina que había estallado en diciembre de 2001.
Estos adolescentes que decidieron defender al ex presidente, son en general universitarios y tienen su cuartel en Formosa 114 del barrio de Caballito.
Su actividad se limitaba a aparecer en los escraches y pujar con los vecinos, en los duelos de estribillos, retirándose ante el menor amague de violencia.
Aseguran no responder a ningún referente partidario y desmintieron ser financiados por el rector de la Universidad de Buenos Aires Oscar Shuberoff; a pesar de haber sido acusados de mantener “ñoquis” en la Universidad porteña.
Cabe recordar que el mencionado comité de Caballito fue inaugurado en 1982, cuando la dictadura abría el juego político después del desastre de Malvinas.
Fue uno de los bastiones de la Junta Coordinadora Nacional; aquel nucleamiento juvenil que trabajó estrechamente con Alfonsín teniendo un destacado papel en el gobierno radical renunciante en l989.
Jesús Rodríguez, uno de los dirigentes históricos del sector, era habitué de ese local “irrompible”.
Parecería que la acción, más que la reflexión, es el fuerte de los Irrompibles, como se desprende de un contradictorio documento que hicieron circular en marzo de 2002. Allí hacen una crítica al “Cacerolazo” (luego de haber sido parte de esa expresión popular) advirtiendo sobre la imposibilidad de una democracia directa y reprochando al pueblo una supuesta pasividad ante “las más pasivas democracias delegativas”.
El languidecimiento de las asambleas barriales y sus protestas, también eclipsó a Los Irrompibles.
Del Libro Pintadas Puntuales – Roberto Bongiorno – Angel Pizzorno