El bohemio es uno de los escasos personajes de la cultura porteña que no ostentan un calificativo de origen lunfardo, ya que se trata de una figura universal. El vocablo define a aquella persona que desarrolla una vida entendida como irregular, desordenada y sin las aspiraciones al uso, como un buen empleo, una vivienda, una familia constituida. El rechazo a esos logros deseados por la mayoría de la gente, al bohemio lo tiene sin cuidado. Generalmente, el centro de su vida lo constituye alguna actividad artística, o se dedica a viajar por el placer de hacerlo o simplemente no hace nada. Pero aun cumpliendo alguna inclinación artística, no suele tener perfil de “triunfador”, ya que no busca la fama ni el dinero.
El personaje se defiende de las críticas argumentando que no le interesa triunfar, o que rechaza entrar en un juego que lo obligaría a renunciar a ciertos principios.
Nuestra poesía popular exhibe un generoso catálogo de perfiles bohemios, sobre todo en los letristas de tango:
“Bohemio
nadie me ata y me mantengo
con la renta que no tengo
y que no tendré jamás.”
Afirma rotundamente Homero Expósito en su “Bohemio” escrito en 1939.
En la misma línea de despreocupada prescindencia por los bienes materiales, el poeta S. Rainer asegura que:
“Yo he cenado muchas noches
con un verso de Carriego
con diez guita en el bolsillo
hasta supe sonreír.”
Lo dice en el tango Bien Bohemio que grabara en la década de 1950 Julio Sosa.
Vagamente ligado a la filosofía del “linyera” de los años Veinte, esa suerte de anárquico individualismo, fue una marca de muchos artistas porteños y que recordaba a los poetas “malditos” franceses. Músicos, cirujas y milonguitas fueron parte del entorno de aquellos bohemios vinculados por oficio o simpatía, al mundo del tango.
Referencias
Club Atlético Atlanta – Los Bohemios
Según la página oficial de la institución de Villa Crespo, “el primer campo de juego del club se ubicó en Juan Bautista Alberdi y Escalada, en el barrio de Villa Luro. Pero Atlanta permaneció muy poco tiempo en aquel sitio, ya que, a causa de las dificultades económicas, cambió de terreno en diversas oportunidades, lo que le valió ganarse el apodo de Bohemios, por el cual se identifica tanto a los hinchas como a los futbolistas del club hasta la actualidad”.
Según cuenta el historiador Bohemio Edgardo Imas, un sábado 14 de enero de 1922, Atlanta finalmente se asentó en Villa Crespo. “El presidente del club, Nicolás Corbellini, y el secretario Luis Bianchi firmaron un contrato de alquiler por tres años de la parcela de terreno limitada por Humboldt, Padilla, Camargo y vías del Ferrocarril Buenos al Pacífico, propiedad de Juan Dufour.
Olé – Martín Macchiavello – 17-10-17
Alma de Bohemio
Peregrino y soñador,
Cantar
quiero mi fantasía
y la loca poesía
que hay en mi corazón,
y lleno de amor y de alegría,
volcaré mi canción.
Siempre sentí
la dulce ilusión,
de estar viviendo
mi pasión.
Si es que vivo lo que sueño,
yo sueño todo lo que canto,
por eso mi encanto
es el amor.
Mi pobre alma de bohemio
quiere acariciar
y como una flor
perfumar.
Y en mis noches de dolor,
a hablar
me voy con las estrellas
y las cosas más bellas,
despierto he de soñar,
porque le confío a ellas
toda mi sed de amar.
Siempre sentí
la dulce ilusión,
de estar viviendo
mi pasión.
Yo busco en los ojos celestes
y renegridas cabelleras,
pasiones sinceras,
dulce emoción.
Y en mi triste vida errante
llena de ilusión,
quiero dar todo
mi corazón.
Tango 1914
Música: Roberto Firpo
Letra: Juan Andrés Caruso
El Último Bohemio
Dedicado a mí Amigo y Maestro el Poeta Horacio Ferrer
Hay un duende que engalana la ciudad,
va en su bicicleta blanca, pedaleando una vez más…
Come luna, come pan y de blue jean,
el regala un par de rosas en las mesas de Bachín…
Es milonga, trovador y soñador,
y sus versos horizonte donde mira el corazón…
Sus palabras te retratan sin hablar,
y reviven en la noche de porteña soledad…
Loco, cuerdo solitario,
renaciendo en cada esquina, en cada calle, en cada barrio…
Un poeta sin ocaso,
Con el alba entre las manos, le sonríe a los años…
Sos el último bohemio, sos eterno sos romance,
luchador infatigable…
Sos el último bohemio,
y con versos te compraste, el corazón de Buenos Aires…
Ese duende que engalana la ciudad,
va en su bicicleta blanca, pedaleando una vez más…
Se disfraza de linyera esta vez,
para un taxi, y te lleva hasta venus con su piel…
Tiene siempre escondida una ilusión,
un acróbata de letras, un poema y un trombón…
Te desvela y te invita a volar,
y te lleva en su pluma a sentir la libertad…
Loco, cuerdo solitario,
renaciendo en cada esquina, en cada calle, en cada barrio…
Un poeta sin ocaso,
Con el alba entre las manos, le sonríe a los años…
Genio urbano, incansable,
que se entrega a su gente porque así lo hacen los grandes…
Y hoy tu gente te devuelve, con afecto y aplausos,
tantos años de tu arte…
Sos el último bohemio,
y tu marca estas dejando, en la piel negra de las calles…
Sos el último bohemio,
y con versos te compraste, el corazón de Buenos Aires…
Letra: Cyrano – Música: Cyrano – 2004