Un tema central en la adicción al juego es la característica compulsiva del jugador, la compulsión es a perder, no sólo dinero si-no también afectos, familia, rol social, etc.
Ésto es una cuestión inconsciente no reconocida por el sujeto, que juega a perder para tener la posibilidad de volver a jugar.
Psicológicamente, el juego de azar es un reto a la suerte, mediante el cual una persona proyecta sus esperanzas de cambiar mágicamente el futuro a su favor, o al menos de experimentar el placer del triunfo contra el riesgo del fracaso a pesar del sufrimiento que conlleva la incertidumbre, traduciendo así una conformidad con la realidad, un deseo de huida de la mediocridad o monotonía cotidiana.
Lo que llamamos ludopatía en general es una neurosis obsesiva compulsiva, que convierte a quien la sufre, de forma crónica y progresiva, en una persona incapaz de resistir los impulsos de jugar.
El desconocimiento social puede deberse a que los juegos de apuestas han constituido desde siempre una actividad recreativa en la mayoría de las sociedades.
Según varias clasificaciones se pueden considerar cinco tipos de jugadores: el no jugador, el jugador social, el jugador problema, el jugador patológico y el jugador profesional.
El juego es una diversión cuando hay un control y un placer en el acto en sí mientras que deja de serlo cuando implica sufrimiento y descontrol, por lo que la persona pierde su libertad de decisión
La excitación que produce el riesgo de cada jugada atrapa paulatinamente a aquellos que están más predispuestos.
El riesgo es a perder todo, no sólo dinero, quizás la vida en general, como los adictos a la adrenalina, que exponen su vida en deportes de riesgo. Luego, los sentimientos de culpa, la frustración, el pánico y la depresión, acaban por adueñarse del jugador patológico. Ésta es la fase más crítica por la que termina atravesando el adicto al juego.
El primer paso que deben dar los familiares es intentar resolver su propia situación emocional, luego pueden intentar entender que están frente a una adicción, dado que es demasiado fácil que la situación escape a su control y no deberían sentirse culpables.
La entereza con que planteen al jugador los objetivos y medidas a seguir, deben ir acompañadas con la comprensión de las reacciones que tiene el jugador, poniéndose emocionalmente en su situación, no sirve de nada hacer planteamientos de si me quisieras no jugarías, es necesario demostrar respeto como personas que son mientras se ofrece el apoyo para hacer lo necesario que mantenga la abstinencia en jugar que en realidad es su responsabilidad.
A menudo no hay conciencia de enfermedad y se niega o no se quiere tratar con el convencimiento de que podrá hacerlo solo, hay que proponer que es la mejor solución, que es más fácil con el apoyo profesional, que se genera más confianza con una buena rehabilitación.
Desde el psicoanálisis se establece un tratamiento de trabajo sobre las cuestiones inconscientes que subyacen al síntoma, pérdidas infantiles que se repiten, relaciones familiares que se actualizan, modificando lo inconsciente es que se modifica el síntoma, si sólo atacamos el síntoma con técnicas conductivas o psicofarmacológicas reaparecerá nuevamente el síntoma o se transformará en otra adicción.
Lic. Sergio Sáliche
(Psicólogo MN 25.353)
Director General – REDBA