Hasta 1968 los zombis en el cine no eran una fuerza en taquilla, sino que apenas eran monstruos provenientes del folclore de Haití, cadáveres que obedecían las órdenes de temibles sacerdotes vudú.
Estas representaciones se pueden ver en retrospectiva como la afirmación de un estereotipo con connotaciones negativas —el cine clásico está lleno de estos ejemplos— orientado a minorías. Estados Unidos comenzaba a transitar el camino de una sociedad sin segregación racial, con la abolición de las arcaicas leyes Jim Crow, que habían establecido la separación en base al color de piel, y la supresión de derechos fundamentales a la comunidad negra. Malcom X había sido asesinado en 1965, mientras daba un discurso en la Organización de la Unidad Afroamericana.
George A. Romero, cineasta independiente a fines de la década del ‘60, tenía en la cabeza una película de terror que quería llevar a cabo. Tuvo un presupuesto muy ajustado, menos de 120 mil dólares, y eso lo obligó a recurrir a actores con poca o nula experiencia delante de cámaras, efectos especiales ceñidos y escasas locaciones. Todas las restricciones obligaron a los creadores a ajustar el guión para enhebrar una historia contenida, de alto impacto visual, en blanco y negro para abaratar costos. El resultado fue La noche de los muertos vivientes, que terminaría convirtiéndose en uno de los pilares del sub-género zombi, y un hito en el cine moderno, borrando la línea entre los films clase B y el cine mainstream.
Abandonó la premisa del monstruo creado por sacerdotes vudús haitianos y no les dio un origen claro a los atacantes. Este misterio solo potenció la cualidad terrorífica de las criaturas.
Meses antes del estreno, mientras Romero buscaba distribuidores, Martin Luther King Jr. fue asesinado, y de golpe su pequeña película de horror ganó una segunda lectura, un subtexto, totalmente inesperado. Resulta que La noche de los muertos vivientes tiene un protagonista negro, una rareza para la época. El director declaró después que fue una casualidad la elección del actor, Duane Jones, y que terminó obteniendo el papel porque fue el mejor en la audición. Los críticos de la época también encontraron paralelismos con la Guerra de Vietnam, tal vez el conflicto armado más doloroso para la sociedad estadounidense, ya que la película se aleja de los escenarios urbanos típicos como Nueva York o Los Ángeles, y traslada la acción a Pensilvania, un lugar que tiene reminiscencias al hogar, la intimidad. El ataque de los zombis representaría esa amenaza desconocida, una equivalencia con las fuerzas vietnamitas, desconocidos adversarios que estaban ganando la contienda.
El cine de género, sobre todo los que tocan temáticas fantásticas, siempre se utilizaron para hablar del tiempo presente mediante metáforas y analogías. Este film de terror disparó una oleada de cintas, entre ellas la primera trilogía del propio Romero, que retomaría diez años más tarde con El amanecer de los muertos en 1978 y El día de los muertos en 1985. La segunda entrega se considera una crítica a la sociedad de consumo, ya que la mayor parte de la trama sucede en un shopping en donde los protagonistas terminan acorralados por los monstruos; y la tercera sobre las fuerzas militares, claramente superadas tras perder la batalla definitiva quienes desesperados intentan entablar algún nexo con los enemigos, quienes pese a su condición de muertos vivientes resultan no ser tan diferentes a los vivos.
En el 2004 el entonces emergente director Zack Snyder decidió poner un pie en el género zombi. Tomó la premisa de El amanecer de los muertos (junto con su título) y con un presupuesto también pequeño para los estándares de la industria (menos de 30 millones de dólares) armó su film de muertos vivos, con pequeños giros en la trama original, que mantenían la locación principal, un shopping, pero con más énfasis en la acción frenética, la estética visual preciosista—una de las marcas registradas del director— y un elenco de estrellas más establecidas en Hollywood, como Ving Rhames, Ty Burrell, Sarah Polley y Jake Weber. El guión estuvo a cargo de James Gunn, hoy uno de los directores más famosos de la industria.
Snyder aplicó a su versión del género la variante del zombi que se mueve rápido. Esta modernización de los monstruos, que fue introducida a gran escala por el gran film 28 días después, del director británico Danny Boyle, cambió la estética de los muertos vivos. Ambos directores consideraron que los antagonistas representarían una amenaza mucho mayor si podían darle caza a sus presas a gran velocidad, una diferencia primordial con los zombis de andar cansino, con sus pies arrastrándose por el suelo, apenas emitiendo gruñidos parecidos a quejidos. El siglo XXI presentó a zombis veloces, sedientos de carne humana, gritones y más fuertes. El propio George A. Romero expresó su disconformidad con la modificación en el paradigma que creó, alegando que un cadáver no podría moverse rápido por culpa del rigor mortis, aunque su justificación no revestía ningún tipo de criterio científico, ya que los cadáveres no podrían moverse con soltura por la falta de circulación en el cuerpo.
A esta remake le sobró estilo, efectos visuales espectaculares y actuaciones correctas. La escena inicial es una de las mejores del género. La enfermera Ana y su novio Luis están durmiendo en su casa. Él se despierta y ve que la hija de los vecinos está parada entre las sombras, al umbral de la puerta. Luis se levanta para ver que sucede, y nota que la nena tiene la cara ensangrentada, y le pide a Ana que llame a una ambulancia, pero ese segundo de distracción es suficiente para que la pequeña zombi ataque su cuello y le arranque la yugular. La mujer se saca de encima a la niña y traba la puerta. Intenta salvar la vida de su pareja, pero este muere a los pocos segundos. El 911 no funciona, las líneas están saturadas. Ana no entiende qué es lo que está sucediendo, y más atónita queda cuando ve que Luis se pone de pie e intenta atacarla con violencia. La mujer logra zafarse por muy poco, consigue llegar a su automóvil y ahí tomamos dimensión del problema general: Ana maneja por el barrio suburbano, dirigiéndose a la ciudad, mientras la cámara se aleja del auto para mostrar primero como los muertos vivos van atacando al poblado, hasta llegar a una visión panorámica en donde nos damos cuenta que las autoridades ya están librando una guerra a gran escala, que todo cambió de un día para el otro.
Pese a esto no es un film perfecto. La película original era tanto una historia de terror como una crítica a la cultura consumista en la década del ‘70. Romero manejaba un sentido del humor ácido, irónico y sutil, que en esta versión moderna está casi ausente. Snyder le da más preponderancia a la acción y las escenas sangrientas (muy sangrientas) y se encarga de crear un buen espectáculo de horror explosivo.
Zack Snyder vuelve al género, tras diecisiete años. El amanecer de los muertos fue su película debut, la que lo puso en el mapa de las grandes productoras y le permitió forjar una carrera repleta de éxitos de taquilla, aunque la crítica muchas veces lo haya tomado de punto. Army of the Dead, un proyecto que le llevó catorce años poder realizar. Aquí veremos una clásica historia de un grupo de mercenarios intentando dar el gran golpe de sus vidas, con una peculiaridad: el botín, de 200 millones de dólares, está en un casino de Las Vegas, ciudad que está cercada y a punto de ser bombardeada por la milicia. Toda la zona está en cuarentena, y con las bombas el gobierno quiere contener la epidemia antes que se esparza a gran velocidad por todo el país.
El director reunió a un elenco de gran diversidad, comandado por Dave Bautista. Se le suman (entre otros) el japonés Hiroyuki Sanada, la mexicana Ana de la Reguera, la británica Ella Purnell, el alemán Matthias Schweighöfer, la actriz india Huma Saleem Qureshi y la cantante francesa Nora Arnezeder. La música está a cargo de Junkie XL (habitual colaborador del director), y el guión del film estuvo a cargo del propio Snyder, Shay Hatten y Joby Harold.
El estreno será en la plataforma Netflix a nivel mundial, y en cines de Estados Unidos. El servicio de streaming también oficia de productor del film, que rescató el proyecto en el 2019 y ahora lo traen para que los fanáticos del terror y la acción puedan disfrutarlo. No solo eso, sino que le tienen tanta fe a Army of the Dead que ya anunciaron una película que contará sucesos previos a este film y una serie animada, con estilo anime. (animación japonesa)
Los zombis siguen gozando de una gran popularidad tanto en cine, televisión, historietas y libros, y Netflix suma una franquicia nueva a su vasto catálogo. La cita comienza este 21 de mayo.