“Lenguaje popular equivale a espontaneidad, fluidez realista, y condición de ser domestico fuera de sus propios límites, como que es el único medio de comunicación que nace, crece y se transforma en la marcha cesante de ras las horas, y tiene la naturalidad determinada por la cada cotidiana que requiere la expresión llana, accesible, conformada en la evidencia de su propia gimnasia como la verdadera dinámica del habla”.- Tal la precisa y esclarecedora caracterización de Néstor Amílcar Cipriano, en un meduloso artículo publicado en “La Prensa” hace algunos años.- Y culmina su aguda observación , expresando que “la majestad de la calle es la fuente más importante del lenguaje popular, que no agrega, ni resta, ni modifica, traduce simplemente , como medio de comunicación la marcha incesante de todas las horas de la vida cotidiana”.
Siendo el tango una manifestación musical cantable de esencial carácter popular, va de suyo que se nutre en buena medida del lunfardo, que es el lenguaje corriente de la ciudad rioplatense, y que coincidiendo con José Gobello, debe admitirse que “no fue en su origen un lenguaje secreto, sino una forma indica o festiva del habla popular de Buenos Aires”.-
Conformando, por último, el presupuesto conceptual del tema, cabe aceptar con Carmelo M Bonet, que “al pueblo le place por instinto artístico, el uso de las palabras de acepción figurada”.
La tanguistica de Enrique Santos Discépolo, que refleja el alentó creador de uno de nuestros poetas mayores, se traduce en un acentuado predominio del mas rígido y ortodoxo empleo gramatical y lexicológico de nuestra lengua, con el necesario agregado de curta terminología lunfardesca, que hace a la esencia misma de la corriente manera de expresión ciudadana.- Pero dentro de la preceptiva poética de Discépolo, el empleo del léxico lunfardesco se reduce a lo estrictamente necesario para definir, caracterizar o reflejar la exactitud de la figura literaria propuesta, que es una de los rasgos salientes de su prolija, elaborada e impecable precisión idiomática.- Sin intención estadística alguna, puede aceptarse que en la veintiséis letras de tangos que nos quedaron de su talento poético, no pasan acaso de unos sesenta los términos lunfardescos empleados, con el agrado que no creo ni incorporó Discépolo nuevas voces de tal carácter, sino que se limitó a recoger algunos expresivos y acaso algunos insustituibles vocablos, ya consagrados en el lenguaje corriente de la ciudad.- No se propuso jamás el despliegue dialectico de reunir lunfardismos indiscriminadamente, como Francisco Alfredo Marino en “El ciruja” o María Luisa Carnelli en “Primer agua”, en una suerte de ingeniosa pirotecnia poética ciudadana lograda con mayor preocupación formal que mensaje argumental.
Discépolo utiliza los términos, los giros, las expresiones del lunfardo, como consecuencia de una muy prolija selección de vocablos que escudriña por todos los rincones del decir ciudadano.- Emplea las palabras y las frases que necesitan para expresa las ideas en la forma más exacta que le es posible .- Y jamás apela a modismos o vocablos por la atracción auditiva de su uso, ni por la llamativa atracción atracción de su pintoresquismo , sino por rendida exigencia de su obsesionante prurito de emplear el recurso lingüístico insustituible,. Y logra en verdad Discépolo, una acertadísima utilización del diccionario popular ciudadano, reconociendo en asa una de sus letras la imposible mortalidad de cada una de las expresiones recurridas.-
La amarga reflexión final del indignado protagonista del “Chorra”, por ejemplo, no puede expresarse con mayor acierto descriptivo que en la síntesis admirablemente recogida del léxico corriente de la calle cuando dice:
Lo que más bronca me da,
es haber estao tan gil…
¿Podría apelarse a un expediente idiomático tan contundentemente expresivo, que el de la desesperada determinación del personaje de “Tres esperanzas”, cuando a un paso del adiós, desoladamente defraudado, se dice a sí mismo?
Cachá el bufoso…y chau,
vamo´a dormir…
La imploración desgarradora del desahuciado protagonista de “Yira…yira…”, no puede expresarse en otros términos que los empleados por Discépolo, en ese balance negativo del porteño derrotado que reflexiona con conmovedor realismo:
Cuando rajés por tamangos
buscando ese mago
que le haga morfar….
En la evocación festiva y retozona de un tiempo guapo y milonguero de la ciudad, excepcionalmente incluye Discépolo en la letra de “El choclo” un juego de términos lunfardescos con deliberada intención pintoresquistas:
Fuiste compadre del gavión y de la mina,
y hasta comadre del bacan y la pebeta
Por vos, sucheta, cana, reo y mishiadura.
Discépolo hizo posible, gracias a su talento pre reconocido, que no hubiese contradicciones posibles entre ese extremado y exquisito proceso de elaboración de sus letras, y el éxito popular perfectamente compasible en la directa intención literaria, con que el público masivo respondía a la aparición de cada uno de sus tangos.- Lograba admirablemente que sus destinatarios jamás advirtieran la paciente y perseverante tarea de laboratorio mental que precedía, a lo largo de muchos días, semanas , meses, la terminación y el lanzamiento de una nueva producción.- Sus tangos, con esa equilibrada dosis de lunfardismo callejero entraron invariablemente en circulación con la misma lozanía del fruto de un arranque de inspiración poética.- Eso se llama ser un auténtico creador.-
El Lunfa – Noviembre 1977 – Por Luis Adolfo Sierra