El humor argentino cuenta con una rica historia de protagonistas. En teatro, cine, radio, televisión, historietas, siempre existieron talentosos actores, libretistas, guionistas y dibujantes; que de acuerdo a la disciplina en que cada uno se expresaba, dejaron su marca en la historia del arte argentino. Es el caso de Niní Marshall como actriz y guionista.
El nombre real de la gran capocómica fue Marina Esther Traverso. Nació el 1 de junio de 1903. Su acercamiento al mundo del espectáculo, tuvo que ver con el trabajo de redactora que cumplió en la década de 1930 en la revista Sintonía, donde firmaba las notas como Mitzy. Es en esos años que comienza a trabajar en radio como cantante y luego estrena personajes como Cándida, la mucama gallega. El personaje entre ingenuo y voluntarioso, acentúa rasgos que el imaginario popular atribuía a los españoles, genéricamente llamados en clave porteña “gallegos”.
Paralelamente una figura con atributos similares llamada Ramona, creación del dibujante Lino Palacio, triunfaba en revistas y diarios de la época, prolongando su permanencia durante muchos años en el diario La Razón de Buenos Aires. La permanencia de Cándida y Ramona en el gusto del público, cada una en su medio, dan una idea de la popularidad de ese tipo de humor. Por otra parte, Niní Marshall ampliaba su galería de personajes con otras creaciones como Catita, la señora de barrio, Catalina Pizzafrola Langanuzzo, otra “Doña” barrial de claro origen itálico. A los que hay que agregar otro ejemplar perdurable: Mónica Bedoya Hueyo de Picos Pardos Sunsuet, una señora que remedaba (exagerando) rasgos de la supuesta clase alta argentina, reproduciendo modismos, muletillas y pensamiento. El resultado fue otra creación desopilante, como muchas otras surgidas de la pluma de Niní y sus interpretaciones. Ya entonces, estaba consolidado el dúo que formaba con Juan Carlos Thorry como partenaire en Radio El Mundo.
En 1938 el director de cine Manuel Romero convoca a Niní Marshall para protagonizar “Mujeres que trabajan”, iniciando así una trayectoria fílmica que alcanzará las 50 películas.
Sigue luego “Cándida” (1939) y entre ese año y 1940, la trilogía “Divorcio en Montevideo”, “Casamiento en Buenos Aires” y “Luna de miel en Río”. Siguen “Los celos de Cándida” y “Cándida millonaria”. Bajo la dirección de Luis César Amadori, protagoniza “Carmen” en 1943. En ese mismo año el gobierno de facto que asumiera en junio, crea el Consejo Superior de las Transmisiones Radiotelefónicas. El organismo realiza una campaña velando por la “pureza” del lenguaje, donde las principales víctimas son el lunfardo y el idioma coloquial de los argentinos; el tango sufre el acoso de los purificadores y tienen que modificarse letras de piezas muy populares. También las criaturas creadas por Niní Marshall, que deben en gran medida su éxito a la parodia lingüística, son censuradas.
Lo que los censores no registraron es que el habla popular es imposible de domesticar; ya que surge de la vida misma.
La gran capocómica sostenía que ella se limitaba a escuchar y registrar lo que se decía en la calle, en la peluquería o en el transporte público, para componer sus libretos. “Parece mentira lo indiscretas que son”, dijo alguna vez sobre las conversaciones que flotaban en la ciudad al alcance de cualquier oído atento.
En 1956 retorna de México y retoma su participación en el cine argentino, con “Catita es una dama.” Durante varios años más continúa haciendo cine. En 1960 desembarca en televisión con el ciclo de Nicolás “Pipo” Mancera, Sábados Circulares. Más adelante tiene un gran impacto su puesta en café concert con su célebre “Y… se nos fue redepente.”
También trabaja en teatro y en 1980 se retira del cine. Su último trabajo fue: “Qué linda es mi familia”, con Luis Sandrini. Cinco años más tarde publica sus memorias y hasta 1988 continúa en televisión.
Para entonces, Niní Marshall tiene sobrados méritos como para comenzar a recoger reconocimientos. En 1989 la ciudad de Buenos Aires la declaró Ciudadana Ilustre y en 1992 recibe el Premio Podestá a la Trayectoria. Falleció el 18 de marzo de 1996.
En un país y en una época en que el humor era hegemonizado por los hombres, lo mismo que el oficio de libretista, Niní Marshall se abrió paso hasta convertirse en una figura ineludible de la comedia. Su talento hizo el resto.
Filmografía:
Argentina
Algunas de sus películas argentinas más emblemáticas son:
Mujeres que trabajan (1938), Cándida (1939), Hay que educar a Niní (1940), Yo quiero ser bataclana (1941), Orquesta de señoritas (1941), Cándida, la mujer del año (1943), Carmen (1943), Buenos Aires canta (1947), Catita es una dama (1956), Cleopatra era Cándida (1964), Ya tiene comisario el pueblo (1967), La novela de un joven pobre (1968), ¡Qué linda es mi familia! (1980).
«Hay que educar a Nini»- Nini Marshall. Mirtha y Silvia Legrand
México
En los años de su exilio en México participó de los films
Una gallega en México (1949), Una gallega baila mambo (1950), La alegre casada (1950), Mi campeón (1951), Los enredos de una gallega (1951), Amor de locura (1952), Reportaje (1953), Dios los cría (1953), Una gallega en La Habana (1955).
España
Yo no soy la Mata-Hari (1949)
María Elena Walsh la definió como «Nuestra Cervanta” porque «solo un prodigioso dominio del idioma le permitió a Niní descalabrarlo, travestirlo y lanzarlo a las efímeras ondas del éter»
Al cumplir 90 años expresó “La vida me ha dado muchas cosas, sobre todo el amor de la gente que es lo que yo más agradezco. Lo dije y lo diré hasta el cansancio: Mi vida no es más que la de una señora de su casa que se hizo la graciosa. Así quiero que me sientan y así quiero que me recuerden”.
La última aparición pública de Marshall ocurrió en diciembre de 1995 cuando, visiblemente débil y frágil, asistió al Teatro Nacional Cervantes para acompañar a su amiga Libertad Lamarque en el homenaje que le brindó la entonces Secretaría de Cultura de la Nación
Niní murió el 18 de marzo de 1996, a los 92 años. Fue apodada por sus contemporáneos como «la dama del humor» y «la Chaplín con faldas». Sin dudas, marcó a todo una generación que, aún hoy, la continúan celebrando.