Podríamos ver la pintura de Quinquela Martín desde la inocente perspectiva de la Boca.
Podríamos sentarnos en un pequeño Café y en la quietud, contemplar el ir a venir de las barcazas y sentir esa nostalgia (muchas veces sobrecogedora) que se advierte en la imagen tambaleante de los barcos atracados y en el bullicio de los que llegan a Puerto. Pero se puede ir más lejos y más hondo al contemplar los retratos de ese paisaje fluvial.
Este excelente pintor, grabador y muralista argentino vivió entre 1890 y 1977.- De origen muy humilde, asistía de noche a una modesta academia de dibujo del barrio de la Boca, mientras trabajaba en las labores del Puerto, Pio Collivadino lo descubrió y lo estimuló a continuar pintando y dibujando.- Pronto se inició en el dibujo del retrato u poco a poco fue incorporando el color en sus creaciones.
Los marinos crearon los puertos para amarrar las naves; Quinquela creo un puerto para albergar la magia del color. Su puerto fue el de la Boca del Riachuelo.
Asterisco – Cultura al Día – 08-11-07
Aguafuertes
Aunque más conocido como pintor, y por sus empastes casi estridentes con golpes de espátula colmada de colores puros, la ejecución de aguafuertes ha sido una practica valiosa en el trabajo de Benito Quinquela Martín. La exhibición del Pabellón de las Bellas Artes de la Pontificia Universidad Católica Argentina presenta un registro completo de los trabajos del artista en esta técnica, que demuestran su elocuencia estética en negro, en blanco y en gamas grises. Los motivos son, en algunos casos, los mismos que los de sus pinturas, los temas del puerto, los astilleros y los talleres metalúrgicos, la enjundia del trabajo y la preocupación por plasmar la fuerza y la intensa, avasallante actividad portuaria, y en otros, la representación de la vida multiforme, dejando verdaderos testimonios del mundo en que le tocó vivir, La Boca, de siempre y para siempre.
En el aguafuerte, la superficie de la plancha está recubierta con una capa de barniz de cera sobre la cual se realiza el dibujo mediante un punzón, quitando con el trazado de cada línea, cierta cantidad de barniz. Cuando la plancha es introducida luego en una solución de ácido nítrico, el ácido corroe solamente aquellos canales donde se ha quitado el barniz protector, dando lugar así a la impresión posterior de diversas líneas sobre el papel. La construcción de las imágenes consiste, por tanto, en un conglomerado de trazos, mas fuertes, mas débiles, que acentúan el perfil de los objetos.
En los aguafuertes de Quinquela Martín la variación de los temas aparece resaltada de manera dramática. Además, al carecer de color y estar creados a través de la ilusión de una estructura lineal, ellos constituyen algo así como la radiografía esencial y abstracta de su mundo. En el contrapunto entre sus pinturas y sus grabados, los aguafuertes parecen agregarle una nueva sensación de tensión, o comprensión, psicológica a su obra.
Quiero expresar mi agradecimiento al Museo de Bellas Artes de la Boca “Benito Quinquela Martín”, a su directora Maria Cristina Pinto de Sábato, y a coleccionistas privados, por haber hecho posible la realización de esta muestra, acercando el conjunto de los tan celebrados aguafuertes al ámbito universitario.
Lic. Cecilia Cavanagh
Curadora
Directora del Pabellón de las Bellas Artes
Anécdota
-¿Mi vida? ¡Se ha contado tantas veces! Si todo el mundo sabe que he sido carbonero y todo lo demás. Francamente, si yo no fuera Quinquela Martin, creo que estaría harto de oír hablar de Quinquela Martin. En todo los países que he visitado los diarios han publicado largos artículos con el relato de mi visa. “El carbonero que llegó a ser un gran pintor”. ¡Que se yo! Continuamente me encuentro en situaciones de novela. De esas de veinte centavos. Parece una predestinación, porque soy un hombre tranquilo que no hago nada extraordinario. Quinquela ilustró su afirmación con un ejemplo de las complicaciones que, a su llegada a Londres, le produjo cierta declaración aparecida en un diario. A un periodista se le ocurrió por qué no pintaba mujeres.
-Porque pinto barcos- le contestó.
-Es una lástima. Un pintor como usted debería realizar mujeres.
Para quitarse de encima al moscardón. Quinquela Martin se refugió en una respuesta caprichosa: -En realidad, no pinto mujeres porque todavía no he encontrado a la mujer.
El reportero quedó muy contento. Al día siguiente saco una nota titulada: “Un pintor famoso recorre el mundo el busca de la mujer que le sirva de modelo ¿Encontrará su ideal en Inglaterra?”.
Produjo sensación el articulo.- Un cítrico de arte publicó un estudio sobre las probabilidades que tenía Quinquela de encontrar allí la mujer ideal. Y el pintor se vió abrumado de cartas, retratos y ofrecimientos. Las más lindas chicas de Londres lo desafiaron con su gracia y su belleza.
-¿Y encontró a la mujer ideal?
-No, porque la mujer ideal, si existe, habla en criollo
La Prensa- 30-06-01- “Una Charla con…” Benito Quinquela Martin – 1890-1977