Está basado en la representación de una serie de líneas paralelas de distinto grosor y espacio que en conjunto, contienen cierto tipo de información. Es un elemento clave para el relevamiento del stock, seguimiento de la cadena logística y en las bocas de venta con gran afluencia de clientes facilita la facturación; igual que en las pequeñas y medianas. El uso del novedoso invento se extendió velozmente por el mundo y en particular nuestro país; es esencial en los supermercados y otros comercios con gran rotación de productos, ya que facilita el seguimiento de los stocks de mercaderías y cuanto movimiento de mercaderías amerite ser registrado al instante.
La agilización de los pagos fue uno de los avances logrados por el sistema, ya que permite un rápido arqueo en el cierre de caja y rapidez en la atención al cliente. Al pasar el producto por la lectora, un escáner verifica el código de barras con el precio y proporciona otras informaciones, que se encuentran almacenadas en un software y que pueden ser requeridas por el operador de caja, por personal de los depósitos o cualquier otra área con acceso al sistema.
En el artículo identificado con código de barras se encuentra almacenada la procedencia, fecha de envasado, número de lote y otros datos de interés para la cadena de comercialización, ya que parte de la información como vencimiento, número de lote, datos nutricionales y otras, también están a la vista del comprador.
En la Argentina el código de barras consta de trece caracteres y también existe otra versión con ocho cifras, para ser utilizada en envases cuya superficie para la impresión es pequeña.
El primer dígito representa el tipo de producto, los siguientes identifican la especificidad del contenido y el último es de verificación. Si un código es auténtico o no, se comprueba con un dispositivo científico que mide con exactitud el grosor de cada barra y el espacio entre una y otra.
En nuestro país los códigos de barras utilizados son EAN y UPC. Existen muchos proveedores, pero deben contar con el registro oficial GS1. La diferencia entre EAN y UPC consiste en que el primero es un formato más reciente y cuenta con un dígito más que los doce que forman el UPC. Este último se utiliza masivamente en Estados Unidos y el EAN en el resto del mundo. Los códigos son únicos y de uso exclusivo para quien lo encarga. Y se registra en GS1. Algo muy importante: los códigos no se agotan y son de uso ilimitado.
Pero ¿dónde y cuándo se origina el código de barras?
Algunas publicaciones fijan su nacimiento en 1932, cuando un grupo de estudiantes de la carrera de Administración de Empresas de la Universidad de Harvard, comenzó a desarrollar el proyecto que décadas más tarde revolucionará los sistemas de logística y comercialización en todo el planeta. Deberían pasar veinte años hasta el 7 de octubre de 1952, cuando Joseph Wooland y Bernard Silver patentaron el primer código de barras.
A su vez, el 26 de junio de 1974 Jerome Swartz y Sheldon Harrison, fundadores de Symbol Technologies, hicieron realidad la lectura del código de barras sobre un paquete de chicles en el autoservicio Marsh Supermarkets de Ohio, Estados Unidos de Norteamérica.
La histórica goma de mascar se conserva en el Museo de la Nación Smithsonian de la Historia Americana, de Washington.
La complejidad de los almacenamientos modernos, desde los depósitos de las grandes empresas hasta un sencillo negocio de barrio, los distintos componentes de las cadenas de comercialización y transporte y demás intermediaciones entre el productor y el consumidor final, hoy un funcionamiento ordenado y veloz serían inimaginables si no existiera el código de barras.