El Riesgo de Vivir
Reflexionando acerca de frases que se hacen populares y traspasan a la obra misma dónde han nacido, como es el caso de “EL (AL) QUE NACE BARRIGÓN, ES AL ÑUDO QUE LO FAJEN” de la obra Martín Fierro, de José Hernández, denota la influencia de los usos y costumbres de las sociedades en diferentes épocas. Pero hay preguntas que impelen a profundizar aún más el mundo de los dichos y las libertades individuales, o en su defecto, el mundo de los dichos y los límites que de ellos se desprenden.
Antiguamente, se tenía como costumbre utilizar una faja para ceñir a los bebes recién nacidos, el objetivo era moldear su cuerpo y disminuir el tamaño de su barriga. Sin embargo, ni aún con esa técnica cuasi “momificante”, era posible disimular lo que la madre naturaleza había otorgado.
Ñudo” significa: en vano. Fajar era en vano, moldear el cuerpo era en vano. Esto, me recuerda una vieja canción de Moris , en especial los versos que dicen: “De nada sirve, escaparse de uno mismo…”
Pareciese que visto de ese modo, por fuera o por dentro, no se puede escapar a la Matrix que la sociedad impone, y sería en vano intentar salir de ella, porque como alguna vez dijo Julio César “ Alea Iacta Est” la suerte está echada, cuando en el siglo I antes de Cristo cruzó con sus legiones el Rubicón y daba por terminado el Primer Triunvirato al entrar en guerra contra uno de los cónsules de Roma: Pompeyo; en definitiva, desde todas las formas y culturas parecen decirnos que resulta imposible modificar una situación que a priori es adversa. Intentan convencernos, de uno u otro modo, que nacimos crucificados por las circunstancias.
Menudo problema enfrentamos al nacer con límites, como para que, además, las palabras nos lo recuerden a través de dichos o frases, que hay cosas inamovibles que determinan nuestros destinos. Si creyésemos en ello, habrían muerto todas las formas de superación personal, e incluso estaríamos asistiendo a la muerte de los sueños. ¿Las sociedades que no sueñan con el progreso de sus integrantes estarán destinadas a nacer y morir, enésimas veces, a merced de la Matrix, es decir, a merced de la cajita que impide otro resultado más que el previsto? Inaugurar nuevos pensamientos es cosa de niños, ellos, son sagaces voladores capaces de imaginar mundos no vistos por los adultos. Claro que el entramado de las cosas nuevas prescinde de la indiferencia. Sentir para comprender, hacer para Ser. Me gusta negarme al determinismo de las cosas. Así como los genios no son garantía de procrear hijos geniales, tampoco los comunes mortales somos piezas acabadas al momento de nacer con nuestras particulares circunstancias. Hay un algo más allá de lo previsto que no es en vano, podrán decirnos que uno más uno es dos, pero jamás podrán decirnos que ante similares situaciones se toman idénticos caminos, en todo caso, la balanza de la vida está cargada de imponderables que no se sabe por qué, ni cómo ni cuándo, pero todos alguna vez hemos visto cantar victoria a los débiles y pisar el fango a los fuertes, porque de eso se trata vivir: del riesgo de todo aquello que no está reglado. Los claroscuros son parte de la existencia; las circunstancias , también, pero cada uno elige con qué haz de luz o en qué cono de sombra decide transcurrir hasta nuevo aviso.