En tiempos de pandemia y posmodernidad rigurosa, cuando lo virtual parece marcar los tiempos del planeta, todavía es posible en Buenos Aires y demás urbes nacionales y seguramente de otras latitudes, encontrar esos comercios identificados como cuchillerías, armerías, casas de camping y otras denominaciones fugadas del siglo XX. En esas vidrieras suelen exponerse toda clase de ingenios vinculados a actividades que de tan antiguas, parecen irreales. Como la caza, los campamentos de week end, los pic nic y otras costumbres ligadas al aire libre. En ese microcosmos vidriado donde predomina el acero ¿quién no vio atrapada su atención por esos útiles que en nuestra ignorancia llamamos apresuradamente cortaplumas? Se trata de una herramienta de uso múltiple dotada de los accesorios necesarios para afrontar distintas tareas: hojas grandes y pequeñas, sacacorchos, abrelatas, destornilladores, punzón / escariador, pinzas, argolla llavero, enhebrador, llave con dados hexagonales, tijeras, gancho universal y otros adminículos, que uno sólo sabe de su importancia cuando los necesita. Hablamos de un Victorinox y del modelo más completo, ya que existen variedades para satisfacer diferentes aplicaciones.
Si bien “el victorinox” más difundido es ese artefacto de uso múltiple, también la marca fabrica cuchillos, navajas y relojes. Con el tiempo extendió sus actividades a rubros tan disímiles como indumentaria, fragancias y artículos de viaje; siempre amparados en la calidad y el prestigio que le dio la cuchillería. Su popularidad transformó a Victorinox en un nombre genérico, sinónimo del producto mismo. Fue fundada en Suiza en 1884 por Karl Elsener. Se trataba de una industria metalúrgica dedicada a la producción de cuchillos.
Cinco años más tarde, Elsener se convierte en proveedor de navajas para el Ejército Suizo y en 1902, sus productos comienzan a llevar estampados una cruz superpuesta al escudo, su emblema de identidad. Es en ese año que Karl Elsener designa a su producción con el nombre de Victoria, en homenaje a su madre recientemente fallecida. En el año 1921 con la introducción de la palabra inox que en idioma francés se utiliza para referir a objetos hechos de acero inoxidable, la marca, sus productos y el nombre mismo de la empresa, pasaron a ser definitivamente, Victorinox. El prestigio de la cuchillería Victorinox, en 1908 le abrió las puertas del Ejército Suizo. Esa fuerza eligió a Victorinox como proveedor de navajas, tarea que debía compartir con su competidor Wenger, la empresa que en el año 2005, sería finalmente adquirida por Victorinox. En 2014 Victorinox se desprende de la marca Werner pero conservando algunos de sus productos, los que se continúan comercializando con el sello Victorinox.
Las famosas navajas suizas suministradas por Victorinox, no son de uso militar exclusivo, ya que pueden adquirirse en negocios del rubro en cualquier lugar del mundo. También el personal astronáutico de la NASA está provisto de navajas Victorinox modelo 5044 (identificación estadounidense) como parte del equipamiento habitual. La excelencia de la navaja suiza es confirmada por escaladores del Monte Everest y también por exploradores del Ártico, de cuyos equipos depende en muchas oportunidades la supervivencia.
Como reconocimiento a la calidad de esos productos, el Museo de Arte Moderno de New York conserva en su colección permanente la Swiss Champ, el ejemplar paradigmático de la línea de navajas Victorinox. Pör otra parte, la marca ofrece también otras herramientas multipropósito como el alicate con herramientas plegadas dentro de su empuñadura y cuchillos de cocina, además de relojes, fragancias y artículos de viaje; resignando la comercialización de indumentaria para concentrarse en sus portafolios tradicionales.
“Calidad, funcionalidad, innovación y diseño icónico”, definen a sus creaciones desde la empresa, destacando las cualidades básicas que distinguen a sus productos desde hace casi un siglo y medio.
Testimonios
“Para allá sigue el terreno” señaló una de los testigos y, sin querer, dio en el blanco. Señalaba hacia los fondos de la propiedad de Amanda Angélica Gordillo (48) donde una comitiva judicial encabezada por el juez Walter Silesio Moreno desenterró de un montículo de basura varios elementos, entre ellos una cortaplumas Vitorinox donde luego de la marca se puede ver grabada la leyenda “Anna W”
Clarín – 12-07-05
Algunos no salen de la casa sin su Victorinox. Otros no se animan a viajar sin el dólar de la buena suerte en la billetera. La costumbre de Rafael Bielsa es otra. El diputado y aspirante a gobernador de Santa Fe difícilmente se suba a un avión sin una sopapa en la valija o bolso de mano. La explicación es que odia que se le tapen las bañaderas mientras se ducha. Semejante obsesión llevó a un amigo a realizarle un coqueto recordatorio de metal, con pie de alabastro, que cabe en la palma de una mano.
Página 12 -16-10- 06 – Por Diego Schurman -”Sopapa”
Quizás ahora sea el momento político ideal para la vuelta del personaje de Richard Dean Anderson: era un hombre “progre” que nunca usaba armas y se declaraba en contra de su uso.- En las pocas oportunidades que tenía contacto con ellas, las tomaba sin empuñarlas e incluso en un episodio uso el gatillo de un revolver como herramienta.- Lo único que siempre llevaba consigo era una navaja multiuso Victorinox, propia del ejercito suizo.- Prestaba servicios a la Fundación Phoenix para causas justas y siempre evitaba matar a alguien; en las antípodas de los héroes norteamericanos clásicos.- Obviamente, su principal característica era improvisar y solucionar todo con elementos simples, a tal punto que su nombre se convirtió en un sustantivo de uso genérico.-
Critica – 22-03- 09- Por Christian Sánchez – “Lo Atamo´con Alambre”
Araya me contesta apenas que de cualquier manera el destino de esas navajas es terminar perdidas y si no perdidas, olvidadas en el fondo de un cajón y que él cree que tienen su momento de gloria cuando alguien las encuentra y parecen útiles pero no lo son. Agrega que todo lo que dijo parece su autobiografía y que Barcelona lo está tratando bien (¿y de qué otra forma puede Barcelona tratar a las personas?, pienso yo) y que él es como mi Victorinox. La llama “mi” Victorinox y ahora sé que ya no podré desprenderme de ella, pobrecita, pobres todos. Salvo que se la regale a alguien que la necesite tanto como yo, que se la pase en una cadena invisible de favores.
Perfil -05-11-16 – Por Rafael Spregelburd – “La Cadena Invisible”