Parte de la pesada herencia que la democracia recibe en 1983 es la resolución de los problemas limítrofes pendientes con Chile.
Debido a la extensa frontera común, los conflictos fueron muchos. La Corona Británica ha sido el árbitro elegido para dirimir los diferendos en varias oportunidades. En julio de 1971 en Londres, Argentina y Chile firman un nuevo acuerdo de arbitraje mediante el cual se faculta al Reino Unido para designar una Corte Arbitral integrada por cinco miembros de la Corte Internacional de Justicia.
En 1977 esa Corte comunica a ambos gobiernos sus conclusiones. Como su resolución en general beneficia a Chile, Videla desconoce el fallo e invita a Pinochet a iniciar negociaciones bilaterales. Fracasan y los gobernantes militares a ambos lados de la cordillera inician preparativos bélicos.
Al borde de las hostilidades, el 23 de diciembre de 1978 el Vaticano anuncia que asume el rol de mediador y envía al Cardenal Antonio Samoré para iniciar las gestiones en Buenos Aires y Santiago de Chile.
El silencioso pero exhaustivo trabajo pontificio, finaliza en 1984. En el nuevo arbitraje, igual que había sucedido en el laudo de 1977, a las islas Lennox, Picton y Nueva ubicadas en el canal de Beagle se les reconoce soberanía chilena. De todos modos, mejora la posición argentina en la delimitación marítima.
Debido a la envergadura de la decisión por tomar, el presidente Alfonsín convoca a un plebiscito no vinculante.
El debate ganó los medios de comunicación y la calle. Así recordamos la memorable polémica entre el canciller Dante Caputo, sosteniendo la posición del gobierno a favor del Sí y el senador peronista Vicente Saadi que cuestionaba la aceptación de la propuesta.
El justicialismo planteó la abstención y un amplio arco de opinión que iba desde la derecha nacionalista a la izquierda, se opuso o se abstuvo.
Pintadas y afiches libraron su batalla para ganar las voluntades que finalmente el 25 de noviembre de 1984 dieron su veredicto.
Diez millones y medio de ciudadanos votaron afirmativamente (70%). Más de dos millones lo hicieron por el No. El voto negativo y las abstenciones fueron más notorias en las provincias patagónicas. Finalmente, cuando el Senado Nacional debió ratificar el acuerdo en marzo de 1985, 23 legisladores lo hicieron a favor, 22 se opusieron y hubo una solitaria abstención: la del senador radical chaqueño Luis León, opositor interno de Raúl Alfonsín.
Libro Pintadas Puntuales – Roberto Bongiorno – Juan Pizzorno – Testimonios – 2020