“Llegué a Retiro, dormí en la plaza de Retiro. Aproveché y conocí personalmente todo aquello que había conocido a través de las revistas. En mi segunda visita fui a buscar a Páez que, en ese momento, tenía gran éxito como cantante melódico, básicamente a partir del programa que tenía en Radio Belgrano. Esa tarde él debía entregar la planilla con la lista de canciones que pensaba cantar en el programa siguiente. Lo acompañé. El se encontró con amigos, todos hacían actuaciones de 20 minutos en esa radio. Estaban ahí reunidos y, no sé cómo, alguien hizo referencia a un tango que yo comencé a cantar ingenuamente. Y otra vez el fenómeno de las películas de Enrique Carreras. Apareció el director artístico de la Radio y me pidió si yo no daba una prueba con guitarra. Y acepté, pero absolutamente convencido de que todo era un error: después de todo, ya me habían echado de una radio nada menos que por desafinar. Di la prueba. A los dos días me llamaron para otra prueba para Radio El Mundo. Cuando terminó, el director de la emisora me dijo: “Bueno, dígame cuánto quiere ganar porque ya está contratado”. Consulté con Páez. Yo no tenía la menor idea acerca de esas cosas. Ganaría cerca de 3.000 pesos, lo cual era una fortuna. Además me proporcionaban el vestuario. Iba a estar acompañado de la orquesta estable y aparecería en el horario central de la Radio: martes y jueves a las 21. Me presentaba Antonio Carrizo. Para mí era muy emocionante, sobre todo pensar que había llegado hasta ahí por mí mismo. Debuté a los 18 años, y me acuerdo como si fuera hoy las palabras de Carrizo: “Se tiene tanta miel en los labios y tanto azul en el corazón a los 18 años que, cantando, son nuevas las canciones siempre en pos de las estrellas. Así cantan los maravillosos 18 años de Raúl Lavié”. Sentí que había llegado. Pero, en realidad, mi vida recién comenzaba.”
Reportaje de Viviana Andón a Raúl Lavie – Revista Caras – 28-04-94