Escribir es un oficio, una pasión y un camino que busca hallar al lector. El escritor es parte del engranaje cultural de un determinado lugar; conocer el mundo de la gente del interior es bien disímil al mundo de las grandes urbes. El desafío es conocer más para comprender mejor.
Hoy nos acompaña Adriana Álvarez Moreno: escritora, docente, gestora de sus propios sueños y más.
Nació en Alberti, Provincia de Buenos Aires. Se crió en Pla, pueblo que pertenece al partido de Alberti, al que volvió a vivir después de muchos años.
Nació un 14 de julio, pleno invierno. Llegó después de una larga búsqueda de los padres por tenerla.
¿Desde cuando se inicia tu pasión por las letras y cómo fueron tus comienzos literarios?
Escribo desde que tengo uso de razón. Pero creo que mis inicios tuvieron que ver con la oralidad. Primero fue mi padre quien inventaba historias para mí y luego yo las reinventaba, luego llegó el momento de la lectura. El primer libro que me llenó el alma fue Corazón de Edmundo De Amicis. Lo encontré en un cajón azul junto a cuadernos de primaria de mi madre y otros libros. Aún lo conservo. Después, la colección Robin Hood y me enamoré de Mujercitas y de las Rimas y Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. Desde ese momento, la lectura me fue poblando de historias que desembocaron, definitivamente en la escritura.
Tuve una adolescencia de mucha poesía y más tarde, surgió la narrativa.
¿Cuántos libros has publicado y en qué géneros?
He publicado narrativa y poesía en antologías con otros autores. La publicación personal llego en el 2017 con El tren de las Doce y otros relatos, que fue Faja de Honor de la SEP en el año 2019. En el 2020 en plena pandemia y con mucho esfuerzo publiqué mi primera novela: Somos dos: Alas y Flor, que también fue finalista de Faja de Honor de la SEP en el rubro Literatura Juvenil, el cual, lamentablemente y sin explicaciones, quedó desierto.
Creo que la decisión de publicar llegó un poco tarde. No es fácil hacerlo con medios propios, sin ningún tipo de incentivo económico. También la vida te va poniendo otras opciones que son vitales, como la familia y el trabajo.
Fue tarde mi llegada al libro propio, pero maravillosamente llegué y ha sido una experiencia maravillosa.
¿Cómo es la vida de una escritora en el interior de la provincia? Ventajas y desventajas a la hora de ser leída y/o publicada
El dicho dice: Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires y es un tanto verdadero. Los escritores que vivimos en el interior nos esforzamos mucho por llegar a las editoriales, que casi todas están en capital, nos sentimos en desventaja con los que viven en las grandes ciudades que tienen todo al alcance de la mano. Nos cuesta mucho más aún si no estamos nucleados en alguna institución, es decir si somos totalmente independientes. No accedemos al lector de forma inmediata, no hay medio que nos preste el canal para acercarnos al otro.
Vivo en un pueblo muy pequeño, y me siento muy sola en esto, pues tampoco desde el estado hay una verdadera promoción y ayuda a los escritores independientes del interior.
El Plan Nacional de lectura seleccionó textos para las escuelas de la provincia, pero sólo de autores reconocidos, que obviamente son fundamentales pero también deberíamos tener un espacio aquellos que no somos publicados por los grandes grupos editores.
La devolución positiva o el balance positivo que hago es que mi entorno: vecinos, alumnos de las escuelas, docentes, lectores de ciudades vecinas han podido acceder a mi obra, la han leído, he recibido grata devolución sobre todo, en las actividades de Feria del Libro que se realiza en mi distrito y esto me reconforta y me alienta a seguir.
Es muy hermoso ver a un adolescente con tu libro en la mano y que te diga: “está muy bueno” o que un niño de primaria te cruce en la calle y te comente algo de las historias que escribiste o de alguno de tus personajes. Creo que esto reconforta muchísimo, es el mejor reconocimiento que alguien que escribe puede tener.
Como bonaerense, siento que vivimos en una provincia demasiado grande, que contiene muchas regiones distintas en su perfil cultural y que los escritores y escritoras del interior, deberíamos estar representados de otra manera.
¿Qué es poesía para vos? ¿Cuál es tu humor como poeta y escritora en general?
La poesía es parte de mi vida. Escribir poesía es un desahogo espiritual muy fuerte. Amo la poesía. Me ha acompañado siempre, ha transitado mis duelos, mis alegrías, mis sueños. Todo lo he volcado en ella desde mi adolescencia.
La poesía sale a borbotones siempre, es inevitable. Me sana. Escribir es una fiesta, aunque a veces haya escrito llorando.
Mencioname algunos de tus escritores admirados y el porqué de la elección
Hay dos poetas de mi terruño que admiro mucho: Vicente Barbieri y Leonildo Praglia. Ellos encierran el paisaje de uno, el propio, y lo hacen poesía que queda grabada por siempre.
Miguel Hernández me conmovió totalmente, es volver a él siempre. Sus versos me suenen el alma.
Hay un poeta belgranense, José Luis Frascinetti , he leído poco de él , pero realmente me encanta como escribe poesía y siento que lo que dice se asemeja a lo que siento. En las redes circulan muchos escritores de gran valor literario.
Eduardo Galeano y El libro de los abrazos para mí es único. Juan Rulfo , Cortázar, Puig por nombrar algunos de los que son mis preferidos a la hora de leer.
¿Cuál es el centro del primero de tus libros?
Mi primer libro El tren de las doce y otros relatos, es un libro que reúne cuentos escritos en distintas épocas de mi vida. Uno de ellos, Jesús y su madre, fue escrito en el año 1982 durante la guerra de Malvinas y fue el primero publicado en una antología luego de un concurso.
Casi todos los cuentos se remiten Pla, mi pueblo de la infancia. Sus personajes y algunas historias que sucedieron o que me fueron referidas por mi padre, quien era un gran memorioso.
No puedo dejar de ser de alguna manera autorreferencial, a la hora de escribir. Se cuelan en mis historias personajes de ficción, pero también otros de la realidad. Todo el paisaje del pueblo, los olores, la vegetación, las vías desiertas, las casas abandonadas forman parte de mi escritura.
Para mí es vital recordarlas, darles voz en la escritura. Es una manera de que no mueran del todo. Lo social, lo humano, el dolor, el amor, la tragedia, la injustica son algunos de los tópicos.
Dirigir la literatura al público infanto-juvenil es todo un desafío, cuáles son los pros y los contras de este género. En realidad, nunca pensé escribir directamente para un público infanto – juvenil. Tal vez mis textos apunten más a lo juvenil por las temáticas que abordan los relatos o los personajes. Muchos de ellos son adolescentes que viven en un determinado tiempo, no actual. Por lo tanto, el recorrido que hacen es muy distinto al recorrido de un adolescente de la actualidad. Hoy, los textos para este público necesitan tocar temas actuales y a veces estos son abordados con mucha crudeza. Creo que si no escribís sobre determinada temática actual no entrás al circuito, no interesa lo tuyo.
Creo que la literatura debe conmover desde lo bello, desde lo artístico.
Se puede denunciar, pero nunca dejar de lado la metáfora.
¿Formás parte de alguna asociación de escritores?
Hace un par de años, me asocié a SADE central.
-Cuál considerás que es el rol de las asociaciones de escritores.
Creo que fundamentalmente dar a conocer a los autores, contenerlos, ofrecer espacios para compartir lo que cada uno hace, promover las obras, visibilizarlos a todos.
-Los escritores como tantos otros son eslabones de la cultura nacional, provincial y local; ¿Qué actividades realizás con respecto a la difusión de tus obras y las de otros autores?
Participo mucho en los establecimientos educativos, charlas, talleres. Allí llevo mis libros y hay un ida y vuelta con los chicos.
En mi pueblo, que es muy pequeño, decidimos abrir una biblioteca en la sala de espera de la estación que estaba abandonada. Hemos recibido mucha donación de libros. Es muy reciente, en enero cumplimos un año.
Festejamos en marzo el Día Mundial de la Poesía en el andén. Allí leímos textos de distintos poetas y épocas. La idea es generar un espacio de lectura y escritura para todas las edades.
Por supuesto, las redes ayudan mucho a difundir y a conocer la obra de escritores que tal vez de no ser así, no los conoceríamos nunca.
¿Cuál es tu búsqueda como escritora, si es que la hay?
Mi búsqueda es, primero mejorar como escritora, esforzarme en eso, encontrar mi voz profunda y arraigarla. En segundo lugar, lo más importante, llegar a muchos lectores.
¿Qué opinás de los certámenes literarios y mencioná algunos de los premios recibidos?
Los certámenes ayudan en cierta manera a medir el valor de tu obra, hasta qué punto puede llegar a ser interesante. Por otro lado, el hecho de participar te pone en contacto con otros escritores con otras realidades, te enriquecen, de alguna manera. Pero hay algo muy importante que a veces los certámenes omiten y es la devolución del jurado en algunas instancias muy puntuales, como por ejemplo, cuando queda desierto un rubro en el cual participa tu obra y la de otros escritores y no hay explicación alguna del jurado. Ahí te quedás un poco en el aire, sin saber qué rumbo elegir.
¿Hay un tiempo para jubilar al escritor o se es escritor hasta la muerte?
De mi parte, seré escritora hasta la muerte, aunque escriba incoherencias en mi vejez. Escribir para mí, es sinónimo de vida.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Actualmente no estoy trabajando en algo puntual. Sí, quiero publicar mi primer libro de poesías. Esto sería el año próximo. Me va a llevar un buen tiempo seleccionar porque tengo muchas poesías escritas y no podré publicar todas.
Hay textos teatrales también dando vueltas, pero necesito un espacio de tiempo y serenidad para corregir, seleccionar y decidir.
Escribir me hace sentir libre y feliz, sobre todas las cosas.