La Desocupación y sus Consecuencias en el Campo de la Salud Mental
La actual situación social y económica que vivimos en nuestro país ha generado en gran parte de la población una precarización de las condiciones de trabajo. Esto provoca, lo que a mí entender es, la mayor causa de emergencia de patologías en Salud Mental que debemos atender en nuestros consultorios e instituciones.
La carencia de políticas de prevención y contención social deja ante estas circunstancias a los profesionales de la salud desbordados por la magnitud de las demandas.
En Psicología contamos con técnicas que nos permiten operar grupal e individualmente para afrontar los efectos de estas carencias. No con la promesa de una solución en el campo social, pero sí en el campo del restablecimiento de la energía psíquica, fuerza de voluntad, confianza personal y exploración del potencial de aquellas personas que nos consultan.
Así, considerando la emergencia de síntomas patológicos, podemos enumerar: deterioro de los lazos sociales, caída de los soportes de identidad de los afectados, crisis de autoestima, aspectos que pueden derivar en el deterioro de las relaciones familiares, desde disfunciones sexuales, roturas de pareja, hasta hechos de violencia, estrés, adicciones, afecciones psicosomáticas depresiones agudas, que pueden asemejarse en algunos casos a duelos patológicos (pérdida de algo propio que no podrá recuperarse). En este sentido el trabajo para muchas personas sirve a modo de sublimación, como soporte de otras carencias afectivas y también como medio de reconocimiento por parte de los demás, indispensable para el sostenimiento de la identidad propia como a su vez de una identidad social y cultural.
Otra vertiente de los efectos de la desocupación, de la cual poco he oído o leído, es la referente a los modelos de identificación que se plantea ante los jóvenes y lo que se dio en llamar «cultura del trabajo» la cual en la última década cayó desvalorizada ante la frivolidad de las ideas neoliberales, donde el trabajador pareció equipararse al esclavo o carente de «derechos que supimos conseguir».
Los tratamientos psicológicos, trascendiendo al hecho desencadenante (desocupación, subocupación, etc.) pueden apelar a otros componentes de la conformación subjetiva que están en la base de los síntomas que afloran en estas circunstancias. Pero además pueden ofrecer a quien padece un espacio de contención y de revalorización de sus potenciales y una exploración de las aptitudes y las actitudes que ante una búsqueda laboral podrían aumentar las posibilidades a la hora de una elección.
Lic. Víctor Silvetti
Psicólogo – REDBA