Escarapela Nacional
El día 18 de mayo ha sido establecido en el calendario oficial de la República Argentina como el Día de la Escarapela Nacional.
El único dato fidedigno que consta en la documentación histórica es la solicitud que el General Manuel Belgrano hizo al Triunvirato el 13 de febrero de 1812, para que se dictaminara el uso de una escarapela nacional con el objetivo de uniformar al Ejército Revolucionario y, a su vez, distinguirlo de los enemigos. El 18 de febrero del mismo año, ese cuerpo decretó el reconocimiento y uso de tal emblema con los colores blanco y azul celeste como insignia patria, «quedando abolida la roja con que antiguamente se distinguían».
La escarapela no es propiamente un símbolo nacional, aunque evidencia nuestra identidad patria. Es por esto que adopta formas muy diversas: cucarda, cinta, lazo, moño y se la caracteriza entonces como un emblema de nacionalidad.
Datos proporcionados por la página oficial
https://www.argentina.gob.ar/pais/simbolos/escarapela
Los Colores en el Pecho más allá de la Nostalgia
En tiempos de búsqueda de identidad, de unión y pertenencia, más allá de los símbolos patrios, los signos, los significados y los emblemas, están los sentires. Hoy les voy a hablar del sentimiento inocente (que por fortuna conservo) acerca de la escarapela. En la década del 60, las escuelas públicas como lo han de hacer hoy, bregaban por el uso de la escarapela durante la gloriosa Semana de Mayo y así lo hacía la escuela Normal a la cual asistí durante la educación primaria y secundaria. La maestra de labores o actividades prácticas nos hacía practicar distintas formas de confección de la escarapela nacional: lazo y cucarda eran las preferidas. Bastaba con poseer témpera azul y blanca, papel cansón, tijera y compás, para conformar la escarapela hecha a mano.
El celeste añorado iría en el centro y luego la corona blanca para seguir con el celeste. En años avanzados los hicimos con papel crepe haciendo uso de la motricidad fina para plegar el papel en forma de pequeña guirnalda hasta tomar la forma circular. Mostrarnos las escarapelas, unos a otros como una demostración variada de habilidades artísticas nos ocasionaba no solo orgullo sino un sentimiento común emblemático. Nos simbolizaba sin ser un símbolo patrio, nos representaba como parte de un algo mayor e inmenso que cabía en la emoción; con el tiempo supe que el amor a la patria es la suma de aquellos hechos que nos reconocen como argentinos y nos pertenecen como ciudadanos.
Luego, la escarapela comenzó a venderse en los kioscos como si fuese un prendedor, yo prefería mi escarapela hecha a mano, después de todo en el trabajo colectivo y equitativo es donde se asientan los pies o los pilares del amor a la propia patria, y sin bien era pequeña y no lo sabía, había un más allá de la simple actividad manual que se llevaba durante la Semana de Mayo y en cada fecha patriótica la unión de nuestros inocentes corazones.