En la mañana del 9 de diciembre de 1991, un avión procedente de México repatrió los restos de Héctor J. Cámpora. En el Aeropuerto Internacional de Ezeiza un comité de recepción integrado por el Ministro de Defensa, Erman González, los diputados peronistas Lorenzo Pepe y Roberto Cruz y el ex legislador Miguel Unamuno entre otros, recibió los restos. Desde esa estación aérea el féretro fue derivado al Aeroparque Metropolitano. Allí aguardaba otro grupo de personalidades políticas entre quienes se contaban Ricardo Anzorena, Manuel Araux Castex, Miguel Ángel Bercaitz y Hernán Biancotti. Luego el cortejo se dirigió al Congreso Nacional, en cuyo salón Azul se instaló la capilla ardiente.

También se creó una Comisión de Homenaje integrada por Juan Carlos Dante Gullo, Nilda Garré, Ernesto Villanueva, Miguel Unamuno, Lorenzo Miguel, Ernesto Jauretche y otros.

En el palacio legislativo además de su viuda Georgina Acevedo y su hijo Héctor, se hicieron presentes el ya citado ministro de Defensa Antonio Erman González en representación del Poder Ejecutivo Nacional, el ex presidente de la Nación Raúl Alfonsín, el Secretario General de la Confederación General del Trabajo (CGT) Saúl Ubaldini y el líder de la ex organización armada Montoneros, Mario Firmenich. Entre varios referentes del peronismo se acercaron a dar sus condolencias César Arias, Felipe Solá, Guerino Andreoni, Alicia Saadi y el dirigente juvenil Pablo Unamuno; aunque se criticó la ausencia del primer mandatario Carlos Menem.

Por otros partidos políticos estuvieron en el velatorio los radicales José Jaunarena y César Jaroslavsky, el intransigente Oscar Alende y los socialistas Estévez Boero y Simón Lázara.

Refiriéndose a esa reparación histórica el presidente de la Nación sostuvo que “Es un símbolo para terminar las antinomias y los enfrentamientos” y que además sirve para “… iniciar definitivamente el camino de la reconciliación nacional” (1). Por entonces, el presidente Menem había indultado a las juntas militares responsables del terrorismo de Estado y a las cúpulas guerrilleras sobrevivientes.

Algunas declaraciones destacables fueron las del embajador de México Jesús Puente Leiva, quien calificó al mandatario fallecido como un símbolo de la unidad entre los pueblos argentino y mexicano. Por su parte, Raúl Alfonsín elogió la decisión oficial de velar al ex presidente en el Parlamento Argentino.

El ataúd cubierto con la bandera argentina y un moño con los colores de la enseña mexicana, fue despedido por el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Pierri, quien destacó la lealtad del dirigente fallecido y otras cualidades. El féretro al ser retirado del palacio legislativo, fue escoltado por una Guardia de Honor del Regimiento Granaderos a Caballo General San Martín, recibiendo honras de presidente de la Nación.

Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Mercedes, su ciudad natal en la provincia de Buenos Aires.

El ex presidente de la Nación había fallecido en el país azteca el 19 de diciembre de 1980.

Llegó a México en condición de asilado, ya que desde el 24 de marzo de 1976, el día en que las fuerzas armadas argentinas derrocaron al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, Héctor Cámpora junto a su hijo Héctor y el dirigente justicialista Juan Manuel Abal Medina, se refugió en esa sede diplomática. La feroz dictadura que asolaba la Argentina, sólo permitió la salida del país de los asilados en noviembre de 1979, cuando se constató que el ex Jefe de Estado padecía un cáncer avanzado que demandaba atención en un lugar apropiado. La muerte lo sorprendió en el país hermano el 19 de diciembre de 1980.

Héctor José Cámpora, mercedino nacido en 1909, estudió odontología en la Universidad Nacional de Córdoba y al recibirse se radicó en el cercano pueblo bonaerense de San Andrés de Giles. En 1944 fue designado comisionado municipal de esa población por el gobierno de facto y en 1946 bajo el gobierno constitucional de Juan D. Perón, fue electo diputado nacional; de cuya cámara ejerció la presidencia desde 1948. También se desempeñó como vicepresidente de la Convención Constituyente para la reforma de la Carta Magna en 1949. Su cercanía a Perón y Evita le costó la libertad en 1955, cuando el golpe cívico militar que derrocó a Perón inició una verdadera cacería de dirigentes y militantes peronistas. Cámpora junto otros dirigentes fue alojado en el reabierto penal de Ushuaia y luego trasladado a la cárcel de Río Gallegos. De allí se fugó a Chile en 1957 junto a los dirigentes peronistas Jorge Antonio, Guillermo Kelly, John W. Cooke y otros.

El hombre de Mercedes sufrió los avatares que los muchos años de proscripción depararon al justicialismo y cuando el presidente – comandante de la fracasada “Revolución Argentina” en el tercero y último turno, general Alejandro Lanusse, convocó a elecciones con Perón nuevamente proscripto, el líder exiliado designó a Cámpora su Delegado Personal en la Argentina y luego, candidato presidencial junto al conservador popular Vicente Solano Lima, por el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI). Las luchas populares en ascenso y el accionar guerrillero golpeaban duramente a la dictadura, que vio como mal menor la convocatoria a elecciones condicionadas. El 11 de marzo de 1973 el FREJULI se impone ampliamente al radicalismo y el 25 de mayo del mismo año, Cámpora asume el gobierno.

Bajo la consigna electoral “Cámpora al gobierno Perón al Poder” la Juventud Peronista (JP) que había cumplido un papel protagónico en la campaña electoral, comienza a disputar espacios a los sectores ortodoxos del Movimiento Peronista.

Se sucede una ola de ocupaciones de reparticiones públicas y los enfrentamientos internos, alcanzan su pico de dramatismo el 20 de junio en los bosques de Ezeiza cuando debido a los tiroteos, fracasa el encuentro de Perón con el pueblo con un saldo de varios muertos. A partir de allí los hechos se sucedieron en forma vertiginosa. Cámpora y Lima renuncian a sus cargos facilitando así, el cumplimiento del deseo del pueblo peronista durante 18 años: Perón Presidente. El “Tío” como lo llamaba la JP, es designado embajador en México.

Perón acompañado por su esposa María Estela Martínez (Isabel), ganó las elecciones presidenciales el 23 de septiembre de 1973. Dos días después cae asesinado el Secretario General de la CGT y hombre de confianza del Líder, José Ignacio Rucci. La violencia política no decreció durante el mandato de Perón y se incrementó luego de su desaparición.

Perón falleció el 1 de julio de 1974. Lo sucede su viuda y vice presidenta y Cámpora renuncia a su embajada. El golpe lo sorprende en nuestro país y así comienza su largo calvario en el exilio interno y luego ya muy enfermo, en el amigable país azteca, hasta el retorno definitivo a la Patria; en un ataúd.

1) Diario Crónica Edición Matutina – Buenos Aires -10-12-91