“Mil caras, mil tipos; a pisar hermano para que no te pisen, hay que aprender a manejarse y a trepar, esto es un ‘vale todo’ y hay que hacer ‘la de uno’, hay que actuar en este teatro gigantesco y sin claque ni apuntador, hay que ser un eficaz relacionista público, hay que saber administrar la sonrisa, la mano en la espalda, la humillación, hay que saber mentir, moverse, aleluya ya no hay razones para ser franco, la hipocresía es un acto angelical, a especular también con la conducta, hacerse el zonzo, ‘yo sé que vos me mentís pero no importa porque también te miento’, a comer y dejar -en lo posible- comer, mucho ojo con mostrar las llagas de frente que no gusta, a ver si el otro lastimado se da cuenta que una también lo está, a salvarse.”
Buenos Aires de Oberdán Rocamora – Página 17 – Jorge Asís – Losada – 1981
“Es que, casualmente, las dos veces que estuvo, sentí cierta vergüenza nacional, y pasé malos momentos, a los que estoy acostumbrado pero, en su presencia, particularmente me molestan. Me hacen sentir un infeliz, un numerito, y uno todavía cree tener derecho a ser algo más.”
El Buenos Aires de Oberdán Rocamora – Página 61 – Jorge Asís – Losada – 1981
“´Nuestras acciones no se cotizan en esta bolsa -dijo Marita, una rosarina romántica, soltera, 30 años-. Pero mejor que sea así, porque una viene a descansar, a tomar sol´, agrega, y uno medio malo o sabio, no le cree. “Lo que pasa es que Punta es para la borregada. Una mujer que tenga más de 25 años no encuentra muy fácil con quién charlar”, dijo Ana María, otra rosarina atractiva. Aceptamos que Punta del Este se encuentra colmado de Maritas y Ana Marías que no encuentran con quién “charlar”, y éste no es un problema nuevo en la península; más bien, por el contrario, se trata de un viejo desequilibrio, siempre vinieron muchas más mujeres que varones. Tal diferencia no se perfila tanto entre los impetuosos chiquilines; sin embargo es muy pronunciada en la “generación intermedia”, o mejor, en los jóvenes algo transcurridos, los de 25 a 35 años. “Es que en general cada vez quedan menos hombres para nosotras -dijo Estela, porteña casi caótica ella-, y esto no es privativo de Punta del Este. A medida que una crece y no se casa, cada vez quedan menos oportunidades. Porque los hombres o están casados o son separados que suelen venir muy pálidos, muy mal, con muchos líos. Y si llegaron, ponele, solteros hasta los 30 años es por algo… además, de esos, ni separados ni solteros, aquí en Punta no veo, si hay como cincuenta chicas por cada varón -además de caótica medio exagerada esta Estela, pero demasiado inteligente-.”
El Buenos Aires de Oberdán Rocamora – Página 223 – Jorge Asís – Losada – 1981
“Y aquí –puede esto verificarse con una simple caminata por Gorlero, con una atenta expedición por las playas- son demasiadas las Maritas que están solas o con amigas, y esperan, son pibas ya curtidas, quizá debidamente decepcionadas, golpeadas, pero enteras. Ellas, de entrada, bromean sobre la abrumadora diferencia, se resisten a hablar del tema más o menos en serio; sin embargo, si se las sabe llevar, si uno se muestra compinche y amigo, percibe que repentinamente sus confianzas se abren como ventanas, y aceptan que a Punta del Este, como a cualquier páramo estival, no se viene solamente a tomar sol, a descansar tanto, si cualquiera tiene ganas de cansarse maravillosamente, de vibrar; si el verano -de por sí- lo convierte a uno en una víspera, una antesala.”
El Buenos Aires de Oberdán Rocamora – Página 224 – Jorge Asís – Losada – 1981
“´Pero a mí no me preocupa, porque yo vine a descansar… a gozar de la playa´, dice la mayoría de ellas, y saben que no se les cree; entonces les hace el verso de la antesala, de la víspera, de la bandera sucia, les brillan desmesuradamente los ojos y siempre aceptan: ´Si se da, se da, pero…´. Pero mis queridas, improbablemente se dé, con tan poca oferta de varones, de tipos con historia, transcurridos, de la “generación intermedia”.
El Buenos Aires de Oberdán Rocamora – Página 224 – Jorge Asís – Losada – 1981
“Donde más se nota esa adhesión es en las estaciones de servicio, donde se acercan los muchachos a averiguar si es cierto que corre el de Clarín, y cuando ven que sí, que es el de Clarín, empiezan a averiguar si es el Loco Chávez, y le preguntan a uno solidariamente por Pipo Isa, si se quedó en Quito o volvió a Buenos Aires. Es muy gratificante comprobar que a uno se lo lee, y una experiencia apasionante que le cuente uno lo que uno vivió.”
El Buenos Aires de Oberdán Rocamora – Página 292 – Jorge Asís – Losada – 1981
Y en lo que respecta al cronista, su triunfo mejor, su satisfacción mayor es el apoyo de esa gente que lo sigue desde una columna, que le manifiesta su cariño y una tangible identificación. Ocurre que todos los argentinos llevamos oculto a un loco en potencia, y ellos ven que en uno el loco está algo desarrollado.
El Buenos Aires de Oberdán Rocamora – Página 293 – Jorge Asís – Losada – 1981