El próximo sábado 11 de diciembre, a las 22 hs en sala Multiplex Belgrano se estrenará exclusivamente la última película del director argentino Pablo Parés junto con el equipo que hizo el film episódico Daemonium, titulada Emesis – El amor Mata. Esta proyección se dará en el marco del Festival Internacional de cine de terror, fantástico y bizarro Buenos Aires Rojo Sangre, que reúne a los realizadores independientes locales e internacionales más importantes de la escena.
Emesis arranca con una premisa bien de ciencia ficción: el hijo de Héctor Russo (Aquiles Veccho), un prominente científico cuyas investigaciones relacionadas a probar la existencia de dimensiones paralelas derivaron en su misteriosa desaparición, está intentando encontrar a su papá. Su madre, aún de luto, ni siquiera pisa el laboratorio de su marido, lo cual le deja la ventana abierta para que el muchacho —aparentemente heredero de los talentos para la ciencia de su padre— manipule el fantástico aparato, con la mejor de las intenciones. Tras una pequeña falla, el dispositivo se activa. Vemos durante unos segundos un paisaje ajeno a nuestra tierra, el vistazo hacia ese otro mundo que tanto anhelaba encontrar el doctor Russo. Pero lo que llega del otro lado no es, exactamente, papá. Algo lo infectó del otro lado, y ahora eso llegó a un pueblo tranquilo en algún lugar de la costa atlántica para causar devastación. Dicen que el infierno está pavimentado de buenas intenciones, y quienes lo dicen no se equivocan.
En paralelo, la banda de rock Pussy Cake, compuesta por Sofi (Anahí Politi) al bajo, Juli (Sofía Rossi) en la guitarra, Sara (Aldana Ruberto) marcando el ritmo con la batería y la líder/cantante Elle (Maca Suarez), acaba de dar el primero de dos conciertos en una noche ante un público en constante crecimiento. Les espera un viaje de casi dos horas por delante gracias a las labores de Pato (Flor Moreno), mánager de las mujeres que hace lo imposible por aumentar el corte de entradas en los shows y, sobre todo, conseguir un buen trato con una compañía disquera para garantizar el futuro económico del grupo.
El cansancio es evidente, la tensión entre Sara y Pato no parece amainar; Sofi acepta el destino con resignación, mientras reflexiona que la cantidad de shows en una noche las vuelve “casi un grupo de cumbia”, y Juli parece disfrutar de toda la experiencia gracias a la mezcla de pepa y porro. Elle acepta a regañadientes la segunda fecha (en un after party) pero sin interactuar con el público, sólo tocar e irse. Los flashbacks de su relación pasada y violenta se activan cuando un espectador intenta apurarla para irse a la cama, y la energía emocional va decayendo pese a los intentos de Sara, su novia, de contenerla y protegerla.
La camioneta se funde a mitad de trayecto y las mujeres no tienen otra alternativa que ir caminando hacia el pueblo costero, ya que los celulares también parecen haber muerto. Pato y Sara van a buscar al organizador, Simón (Amanda Nara), el “chongo” fisura de la representante y la razón por la cual el quinteto termina quedando varado en aquella aparentemente desierta localidad. El problema es que no está desierto, como lo confirmará Juli tras un paseo lisérgico por la playa, sino que será el comienzo de una pesadilla que involucra parásitos inter-dimensionales, una misteriosa figura que parece tener como única agenda detener la proliferación de las criaturas, la lucha de las mujeres para escapar con vida de lo que prometía ser una jornada a puro rock con el fin de seguir construyendo los cimientos de su ascendente carrera musical… y mucho, pero mucho vómito por doquier.
Emesis significa en la jerga médica “vómito”, justamente. Se la califica como la expulsión violenta y espasmódica del contenido estomacal a través de la boca, y en esta película el título se justifica con creces. Sin embargo este acto reflejo del cuerpo no es una mera excusa para mostrar contenido escatológico en forma gratuita, sino que es el medio que tienen los infectados para transmitir los parásitos, que terminarán incubando a los bichos de la dimensión paralela. La película está llena de estas escenas, viscerales —en el sentido más literal de la palabra— pero contexto funciona a la perfección.
La obra apuesta a la construcción de un universo con reglas claras sin abusar de la exposición. Entendemos mediante recursos narrativos visuales qué es lo que está pasando sin la necesidad de algún personaje explicando todo, y esto beneficia al espectador ya que se puede sumergir de lleno en el drama, la acción y el terror sin distracciones de ningún tipo.
El proyecto se inició hace tres años y medio con la escritura del guión durante casi seis meses, sobre una idea de Hernán Sáez, Hernán Moyano y el propio director, que terminó de dar forma el guionista Maxi Ferzzola. “El rodaje fue un total de 32 jornadas, que las hicimos a lo largo de un años, en el 2019.
Después se le dedicó un año al montaje, el año de la primer cuarentena que hizo que todo sea lento y costoso, más que nada a nivel espiritual, como que no sabíamos si tenía sentido terminar la película o no. Todo el 2021 se lo dedicamos al sonido, VFX, mezcla de sonido, música y corrección de color.” Nos cuenta en exclusiva el director, Pablo Parés.
El fruto de tantos años de trabajo se nota. Hace no mucho, cuando salía algún largometraje de género en Argentina, el mejor elogio que tenía la crítica y el público no iniciado era: se ve como una película de Hollywood. Ese estándar—completamente sujeto a debate— hace rato que se igualó, y son producciones como Emesis las que siguen pavimentando el camino para que el terror, la fantasía y la acción sigan ganando terreno entre los espectadores latinoamericanos. Sin embargo, detrás de estas obras existe un trabajo a pulmón que muchas veces no se resalta.
“La peli la hicimos con la plata que nos entró de Netflix por la venta de Daemonium, pero no pudimos pagar todos los sueldos. Se gastó en materiales, transportes, comida y algún que otro sueldo cuando no quedaba otra opción.” Este presupuesto modesto es una fija del cine independiente, pero también es algo que no sólo le otorga identidad, sino que le da un valor agregado al producto final. Para que tome dimensión el lector, el dinero que se empleó es menor al catering de una película independiente estadounidense. Quienes puedan ver Emesis en pantalla grande verán un film que explota a fondo las locaciones reales, el increíble trabajo en efectos especiales, prótesis y props a cargo de un equipo enorme conformado, entre otros, por Simón Ratziel, Amanda Nara, Leonel Peirotén, María Elena Susman, Dany Casco, Adela, Rodrigo Lapetini, Sandra Cavalli, Damián “El Chino” Biondi y la gente detrás de Marcos Berta Studio.
La dirección de fotografía, obra de Matías Rispau, hace que la producción delante y detrás de cámara destaque. Los camarógrafos fueron el propio Parés, Hernán Sáez y Rispau, que consiguen una narrativa fluida, dinámica, con planos ambiciosos y una atmósfera que empieza con el glamour del recital y los colores vibrantes (reflejados en el vestuario de las músicas, en el camarín y la camioneta), y va mutando hacia una atmósfera ominosa a medida que la amenaza sobre el grupo se hace cada vez más presente.
Emesis tiene una clara referencia estética a la remake de Evil Dead, dirigida por el uruguayo Fede Alvarez, pero las influencias del cine popular de ciencia ficción, terror y gore están presentes por todos lados. Desde Alien, Depredador hasta los films de invasores de cuerpos —género muy popular sobre todo en la época de la Guerra Fría. “También tiene mucho de la primera Plaga Zombie, mucha referencia medio directa.”, agrega el director, y quienes hayan visto aquel largometraje seminal para el cine de género argentino podrán ver porqué.
La música de Pablo Fuu, de quien hablamos la semana pasada por su labor en Plaga Zombie: American Invasion, es una de las piedras fundamentales para terminar de complementar la atmósfera general de la película. El compositor consiguió no sólo crear una banda de sonido impactante y acorde al material, sino que también fue uno de los compositores de las canciones que toca la banda Pussy Cake.
El largometraje apela a una historia que habla sobre la violencia de género, sobre cómo Elle tiene que sobrellevar la situación sobrenatural mientras batalla con sus demonios internos, y apela a una historia de amor que debe enfrentar las adversidades más oscuras imaginables. El tercer acto, con reminiscencias a La última casa a la izquierda de Wes Craven o a los films de la productora platense Paura Flics (que labraron su reputación en el cine de género nacional gracias a películas survival horror protagonizadas por mujeres) cierra a la perfección una película que, como se dice habitualmente, se pasa volando, pese a la tensión siempre creciente.
Aquellos que quieran disfrutar de Emesis tienen la oportunidad este sábado 11 de diciembre, a las 22 hs en la sala Multiplex Belgrano, y después habrá que esperar a ver qué futuro le depara al film, a lo que el director agrega: “La película está pensada en exclusiva para su venta a plataformas, ya sea Netflix, Shudder o alguna otra; y con esa plata poder hacer otra película que continúe con ese camino comercial: un cine fantástico autofinanciado sin salir a pedir plata al estado. Por ese motivo no podemos mover (la película) demasiado por festivales todavía, la prioridad está en la venta.”
El cine independiente, hecho Ad honorem —literalmente, por amor al arte— va encontrando formas de gestionarse gracias a la aparición de plataformas de streaming, cada vez más populares, y otros canales de financiación que apelan directamente al público y no a empresas o institutos de cine. Sin embargo, la posibilidad de disfrutar películas como Emesis en una pantalla grande, rodeado de personas, es una experiencia única que no sólo potencia el relato, sino que le inyecta vida a una industria que siempre remó contra la corriente y sobrevivió, como tantas otras, a un 2020 durísimo.
“Si la quieren ver, es ahora, en la función de este sábado”, nos invita Pablo Parés y todo el equipo de Emesis, que consiguieron hacer un largometraje destacado, entretenido e impactante, digno de la gran “pantalla plateada”.
Un último consejo para quienes tengan la suerte de estar en Buenos Aires el sábado: quédense hasta que finalicen los créditos.
El autor de la nota quiere agradecer a Pablo Parés por permitir hacer una función privada, en el sentido más literal de la palabra, de Emesis en tierras cuyanas, con la única finalidad de poder transmitir de forma fehaciente las impresiones sobre la película.