Los medios de comunicación en la Argentina, pese a haber transcurrido más de tres décadas desde el fin de la dictadura de 1976 – 1983, en 2010 continuaban rigiéndose por el decreto – ley 22.285 sancionado por el dictador Jorge Rafael Videla. Pese a haber sufrido algunas modificaciones durante los mandatos de Raúl Alfonsín y Carlos Menem, en esencia la norma seguía siendo la misma que la del Proceso de Reorganización Nacional. En 2009 el Congreso Nacional había promulgado la Ley de Servicios Audiovisuales que contemplaba transformaciones de fondo.
Entre las medidas innovadoras, figura la existencia de un tope para la adjudicación de licencias para canales de televisión – abierta y cable -, concesión de nuevos espacios a canales comunitarios, obligatoriedad de generar información y producción artística locales y una serie de otras medidas que pone fin al control cuasi monopólico de muy pocas empresas en ese rubro. El Gobierno nacional presidido por Cristina Fernández impulsó a principios de 2009, la discusión pública del proyecto de ley oficial a lo largo del país en foros multisectoriales. Las conclusiones de esos foros, fueron contempladas para la elaboración final de la norma.
No obstante, algunos multimedios que de acuerdo a la nueva ley deberían reducir la enorme cantidad de servicios que controlan, salieron a oponerse frontalmente; y así fue que un juez de primera instancia de Mendoza, otorgó al grupo Clarín una prórroga para desprenderse del excedente de señales que posee. Tal decisión apelada por el Poder Ejecutivo Nacional, fue ratificada por la Corte Suprema de Justicia con la salvedad de que un amparo no puede ser eterno, ya que se convertiría en un privilegio.
Ante la intensa campaña de los afectados para que la ley no se aplicara, la respuesta de muchos de aquellos que hacía años bregaban por una nueva Ley de Medios fue concentrarse frente al obelisco; símbolo porteño en pleno Centro de la ciudad, convocados vía ‘face book’ por los televidentes del programa periodístico ‘6, 7, 8.’ Ésta producción televisiva se caracteriza por una mirada diferente y cuestionadora de la que tienen los medios hegemónicos y pone en evidencia, las “gaffe” y contradicciones de dichas producciones.
La concentración autoconvocada, se llevó a cabo en la noche del viernes 9 de abril de 2010. Una gran cantidad de gente, se dio cita en Corrientes y Nueve de Julio con carteles en defensa de la ley y entonando cánticos como el siguiente:
“”No venimos por un chori
no venimos por un pan
venimos por el proyecto
nacional y popular.”
La multitud era de los más heterogénea, mezclándose agrupaciones políticas, barriales, profesionales y mucha gente suelta.
Desde un colectivo con un equipo de audio que ofició de escenario, hicieron uso dela palabra diversos oradores. Del marco festivo y militante que ofrecían los miles de asistentes, brotó reiteradamente el pedido de renuncia al vicepresidente de la Nación, el radical Julio Cobos, quien se encontraba enfrentado al proyecto que llevaba adelante la presidenta. En algún momento del acto, otro estribillo acaparó las gargantas de los presentes:
“En donde están que no se ven
las cacerolas de Callao y Santa Fe.”
En alusión a los piquetes caceroleros realizados por algunos vecinos del Barrio Norte en 2008, en oposición al aumento de retenciones a las exportaciones rurales.
Entre las agrupaciones presentes que más bregaron por una Ley de Medios, se contaba la Comisión por una Radiodifusión Democrática que agrupa a más de trescientas organizaciones y también las Madres de Plaza de Mayo y la Unión de Músicos Independientes (UMI). Por su parte, la periodista Sandra Russo que integra el panel de ‘6,7,8’ hizo uso de la palabra tomando una frase del presidente ecuatoriano Rafael Correa:
“Que no nos roben la alegría.”
Ya en marzo de ese año una manifestación estimada en diez mil personas, fue convocada por los televidentes del mismo programa en Plaza de Mayo para brindar su respaldo al gobierno. La exitosa experiencia se multiplicó en la reunión frente al obelisco, y una semana después, unas 50 mil personas marcharon del Congreso Nacional al Palacio de Tribunales a lo largo de las avenidas Callao y Corrientes, para finalizar frente al edificio judicial en un nuevo acto donde diversos oradores reiteraron su defensa de la Ley de Servicios Audiovisuales.
Del Libro Cánticos Populares de Roberto Bongiorno
Editorial Biblioteca Nacional – 2015