El Universo de Star Wars siempre gozó de buena salud desde el estreno de Una Nueva Esperanza en 1977. La trilogía original fue un éxito arrollador, cuyas historias se expandieron durante décadas en especiales de televisión, videojuegos, historietas y libros.
Cuando Disney compró Lucasfilms, la empresa que creó George Lucas para desarrollar todos sus producciones, los fans intuyeron sobre la catarata de proyectos por venir. Aquel 30 de octubre del 2012, tras desembolsar 4.050 millones de dólares, los ejecutivos de Disney empezaron un largo proceso para crear nuevas narrativas con una agresiva estrategia multiplataforma.
La polémica última trilogía, que dividió la opinión entre los amantes de la ahora denominada Saga Skywalker, derivó en un parate en la producción de largometrajes, y la empresa se concentró en desarrollar series para expandir el universo. The Mandalorian fue la primera incursión en el formato serial, pero no sería la única.
Boba Fett es un personaje que debutó originalmente en un segmento animado dentro de un especial navideño (ahora de culto, en su momento infame) como el cazarrecompensas más temido del bajo mundo. Fett fue quien le dio caza a nada más y nada menos que Han Solo. El mafioso monstruoso Jaba the Hutt fue quien contrató los servicios del hombre cuyo rostro no se conocía, siempre con su característico casco y armadura calzados en su cuerpo; y fue en una nave en donde Boba Fett murió, devorado por un monstruo desértico llamado Sarlacc, en la conclusión de la primer trilogía.
En el marco de las precuelas, la segunda trilogía dentro de la saga, conocimos la historia de Fett desde su concepción. Su padre, Jango, prestó su genética para que la utilizaran de modelo, con el objetivo de crear un imponente ejército de clones. Pidió a cambio que le dieran un clon sin modificar, sin el cerebro “lavado” y que envejeciera como un niño normal. Bautizó al pequeño como Boba, y en el episodio II (El Ataque de los Clones) el niño fue testigo de la muerte de su padre, decapitado por el guerrero Jedi Mace Windu (Samuel L. Jackson). Desde entonces creció un profundo resentimiento hacia la Orden.
Los fanáticos pidieron durante décadas que se hiciera al menos una película contando las aventuras del cazarrecompensas. Los libros y comics dedicados al personaje ya no alcanzaban para saciar las ansias del público, y tras el nuevo aluvión de productos cinematográficos, las llamas de la esperanza se reavivaron.
Varios proyectos estuvieron en distintos estadios de producción durante muchos años. Josh Trank, un joven director que había tenido un increíble debut con el film independiente de superhéroes Chronicle, tomó las riendas de una ambiciosa producción para 20 Century Fox y Marvel. La propiedad intelectual era Los Cuatro Fantásticos, una de las historietas más populares y con peor suerte en la gran pantalla.
La oportunidad para Trank de saltar a una franquicia taquillera era tentadora, y mientras filmaba la película trascendió que iba a dirigir un proyecto que lo apasionaba: Boba Fett llegaría a la gran pantalla, después de tantos años de espera.
La presunta conducta errática y violenta del director en Los Cuatro Fantásticos, sumado al fracaso en taquilla y entre los críticos pusieron en pausa el proyecto de Fett y, una vez más, el destino del cazarrecompensas fue incierto…
…Hasta que se estrenó la segunda temporada de The Mandalorian, en donde reapareció el querido personaje, en un capítulo repleto de acción que le devolvió el estatus de “hombre rudo”, mostrando toda la gloriosa ira de una persona dispuesta a recuperar su armadura perdida, dispuesto a redimir su leyenda.
Al final de aquella temporada se reveló que la próxima serie de Disney ubicada en el universo Star Wars llevaría como título El Libro de Boba Fett, y tras un año de larga espera, los espectadores pudieron ver en la plataforma de streaming Disney + la tan anhelada historia del ícono, centrada en el futuro del mismo, con flashes al pasado.
Una de las primeras incógnitas a revelar era cómo el mandaloriano (tal es su raza) sobrevivió a una muerte segura después de caer en el pozo del Sarlacc, en la película El Regreso del Jedi. Algunas historietas y libros habían dado versiones sobre este hecho, pero con la compra de Lucasfilms todo ese material se retiró del canon oficial, y los registros habían quedado en cero. Jon Favreau (director de las primeras dos Iron Man, y la cabeza creativa principal detrás de las series de Star Wars) se puso detrás de la producción y los guiones, junto al increíble director Robert Rodriguez (la saga de El Mariachi, Sin City) quien, en algún momento, fue señalado como responsable de una película de Fett, e incluso dirigió el episodio de The Mandalorian en donde reapareció el personaje. Junto a un extenso equipo creativo pusieron manos a la obra para llenar los baches en la historia del cazarrecompensas.
Los primeros cuatro episodios cuentan dos líneas temporales. Una que continúa directamente el arco argumental que comenzó en The Mandalorian, con Fett (el actor Temuera Morrison) junto a Fennec Shand (la actriz Ming-Na Wen) tomando el control del bajo mundo en la ciudad Mos Espa, ubicada en el planeta Tatooine. El liderazgo en ese rincón peligroso de la galaxia había estado en mano de Jabba the Hutt, y ahora algunos miembros de aquella monstruosa raza, junto a otros mafiosos intergalácticos, quieren disputarse el territorio que Fett reclama como propio.
En paralelo los episodios narran, en forma de flashback, como Boba Fett sobrevivió a su aparente muerte, su periplo desértico en donde fue aceptado dentro de la hostil raza Tusken (unos habitantes del desierto que hablan con sonidos guturales) y el largo proceso de recuperación física, mental, sumado a un nuevo entrenamiento de combate.
El quinto episodio, el último emitido hasta la fecha, trajo de vuelta a Din Djarin, protagonista de The Mandalorian y encarnado una vez más por el actor chileno Pedro Pascal, en un capítulo que funciona como un vistazo a lo que será la tercera temporada de esa serie. Hasta el momento fue la mejor emisión, y lamentablemente Boba Fett no aparece ni un minuto.
El Libro de Boba Fett no es una serie mala ni mucho menos, pero carece del ritmo narrativo y el atractivo que The Mandalorian supo ostentar a lo largo de dos temporadas. Los flashbacks son largos y, pese a que revelan misterios importantes para la mitología del personaje, se sienten como un freno a una historia que promete mucho más drama y acción. Ver al cazarrecompensas redimirse, abandonar su antiguo oficio e intentar tomar el control de una ciudad repleta de corrupción y crimen, para gobernarla con justicia, suena excelente en los papeles. Sin embargo los capítulos se sienten un poco pesados, las situaciones un tanto repetitivas y los segmentos de acción poco inspirados en comparación a lo que pudimos ver en The Mandalorian.
Aún restan dos episodios en donde se daría una batalla (épica, esperemos) contra el Sindicato Pyke, criminales terribles que matan todo lo que se cruza en su camino, que tienen historia con Fett, y sobre todo, poseen un gran número de soldados. Los ingredientes para un cierre de temporada a “todo trapo” están sobre la mesada, faltan dos semanas para saber si las expectativas se cumplen, si Boba por fin está a la altura del culto que se le ha rendido durante décadas, o si The Mandalorian reaparece para sacar las papas del fuego.
Los fanáticos de Star Wars cruzamos los dedos para que el otrora mejor cazarrecompensas de la galaxia explote todo su potencial y nos garantice varias temporadas más en el futuro.