Comunicación académica N° 1302
Acerca de la expresión De Taquito
Señores Protectores, Amigos y Patrocinantes:
En las sesiones del 3 de abril y del 1° de mayo de 1993. La Academia Porteña del Lunfardo consideró la expresión de taquito. Lo hizo a partir de los versos del poeta popular Mario Iaquinandi que dicen:
“Ese
que ahora,
me está junando desde mi miedo
se la viene buscando mansamente.
Silencio tras silencio,
Día tras día.
Como si renunciando a rebelarse
se la fuera llevando de taquito” (*)
El señor Benarós dice que se llama “jugada de taquito” a aquella que pone en movimiento a la pelota impulsándola con el taco hacia atrás. El señor salas dice que se trata de un floreo del jugador. Recuerda que los famosos futbolistas Pontoni y Distéfano convirtieron goles de taquito y agrega que, trasladada al lenguaje general, la expresión de taquito significa “con gran facilidad”.
Con relación al texto de Iaquinandi dice que vale como “llevarla dormida”. El señor Ferraro manifiesta que la jugada de taquito es un alarde de virtuosismo. El señor Martínez Suarez expresa que se trata de un recurso para llevar la pelota.
El señor Cohello, que en el “Primer Diccionario del Futbol, de Nilo T. Subumi (Montevideo, Ediciones Tauro, 19668) puede leerse:
Taco: Golpe dado a la pelota con el talón cambiando sorpresivamente su trayectoria.
Taquito: Toque leve, sutil e inesperado dado a la pelota con la parte posterior del zapato”.
El señor Puccia dijo que desde tiene uso de razón- es decir, desde hace tres cuartos de siglo- se viene usando la expresión estudiada. Por fin el Académico Emérito señor Sciutto dice que, futbolísticamente hablando, se trata de una jugada limpia y clara, que no supone ningún secreto, y consiste en impulsar la pelota hacia atrás, con la parte posterior del botín, generalmente para pasarla a un compañero de equipo”.
La Secretaría
(*) Mario Iaquinandi – Cantos del Habitante – 1992
El Destino -de taquito- le Ponía una Soberbia Talope con Mucho Gol
“La ocurrencia del pocho era meterlo a Lengua de Pana en el mostrador y salir el de rapiña por ahí, para ir enriqueciendo el stock. Sabía que el Lolo le iba a revolver en la registradora. (Mire que no). Pero también conocía la capuza infernal del mugre.
Así fue como Lolo lengua entro a hacer e dependiente durante dos meses, de lustrina y lápiz a la oreja, en tanto calculaba el modo de rostrearlo al De Perniche, y la manera de bajarle una escoba de 15 con local y todo.
Poco después, el destino -de taquito- le ponía una soberbia talope con mucho gol, picando y al pie, y con los leños del trampero bien desguarnecidos.”
Feriado Nacional – Horacio Ferrer – 04-01-83