South Park es un producto televisivo que hoy no podría existir. Una anomalía que nace de forma accidental en 1997, cuando este tipo de humor estaba empezando a ganar popularidad en la televisión e Internet estaba comenzando a masificarse.
Matt Stone y Trey Parker, amigos desde sus épocas universitarias, crearon en 1992 un cortometraje utilizando personajes hechos de papel que animaron con la técnica stop-motion, titulado El Espíritu de la Navidad. El prototipo de lo que sería después una de las series animadas más longevas y populares estaba desde el inicio. El nombre del cuarteto de niños protagonistas, el humor cuanto menos irreverente, el estilo rústico de la animación.
En 1995, animados a rehacer el mismo corto por un ejecutivo de la cadena Fox, pulieron la historia y los aspectos técnicos. Enviaron a varias personas el nuevo producto, en donde Jesús entablaba una batalla contra Papá Noel para dirimir el significado de la navidad. Lo que debía ser un regalo para allegados terminó arribando a distintos foros de Internet, en donde ganó una popularidad on-line que pocas veces se había visto antes. A este corto se lo considera uno de los primeros videos virales de la historia.
Los creadores vieron que tenían entre manos un producto que podría serles redituable. Empezaron a armar una serie en donde se reirían de los estereotipos estadounidenses y la cultura popular sin restricciones de lenguaje o contenido visual. Mientras que Los Simpsons comentaban irónicamente sobre la familia tipo de su país, South Park pretendía cortar la ironía para ir directamente al hueso.
El primer lugar lógico para llevar el piloto de la serie fue Fox, en donde tenían contactos, pero estos no se animaron a tener una producción animada potencialmente polémica que compitiera con Los Simpsons, caballo de batalla de la empresa. Stone y Parker siguieron girando por distintas cadenas, y hasta se dieron el lujo de rechazar a MTV, que quiso comprar los derechos.
Comedy Central mostró interés genuino y confió en la visión de los creadores, gracias al productor Doug Herzog, quien decidió pasar por alto la negativa repercusión que tuvo el piloto en los grupos de testeos, y encargó seis episodios para una primera temporada.
El 13 de agosto de 1997 Estados Unidos pudo ver el primer capítulo de una serie que hoy lleva veinticinco temporadas al aire, trescientos diecisiete episodios producidos, una exitosa película estrenada en cines, videojuegos e infinidad de merchandising.
También, en estos veinticinco años de éxito ininterrumpido, cosecharon decenas de controversias, juicios millonarios, indignaron a cuanto grupo activista existe a lo largo y ancho del planeta. Incluso los creadores recibieron amenazas de muerte tras una capítulo en donde hacen referencia al Profeta Mahoma. Un grupo extremista islámico puso precio a la cabeza de Matt Stone y Trey Parker y, por esto, Comedy Central tomo la decisión de vetar cualquier mención a la figura sagrada en futuros episodios, constituyendo uno de los escasos casos de censura que sufrió la serie.
South Park tiene como protagonistas a Cartman, Kenny, Stan y Kyle, cuatro amigos que viven en una localidad sureña ficticia en donde tienen lugar la mayoría de los episodios. Al igual que la mayoría de los niños de la ciudad, estos chicos suelen ser la voz de la razón entre todos los habitantes adultos del pueblo.
Cartman es el principal “antagonista” del grupo, un chico obeso, racista, malcriado, mitómano, antisemita entre muchas otras cosas. Es el principal “bromista” y no tiene problema en llevar sus ocurrencias hasta las últimas consecuencias, comprometiendo la integridad física y mental de todos los que lo rodean. Stan vendría a ser la persona más normal, la voz de la razón, y se lo muestra bastante nihilista y hasta deprimido en muchas oportunidades. Su padre, Randy, quien fue ganando protagonismo poco a poco, es un personaje surrealista que adopta cualquier causa que se le pone enfrente, crea una granja de cultivo de marihuana, y hasta se revela que tiene una carrera paralela con una doble identidad: es la cantante pop croata Lorde… y estos son apenas unos pocos ejemplos. Kyle, proveniente de una familia judía (y blanco del odio antisemita de Cartman) se lo retrata como el más inteligente y de más recursos de los cuatro. Kenny vive en un barrio pobre del pueblo —y también sufre los abusos de Cartman—, usa una campera con capucha que le cubre la boca por completo y por eso rara vez se le entiende algo de lo que dice. En las primeras temporadas el niño moría en casi todos los episodios, un latiguillo visual que con el tiempo se fue reduciendo.
South Park fue creando una mitología propia en donde personalidades famosas como cantantes, actores, políticos a nivel global y empresarios tecnológicos son blanco de las bromas más ácidas posibles. Las ideologías y religiones son, también, temáticas que los guionistas no temen en abordar. A modo de ejemplo, los niños un día se encuentran con un nuevo director escolar, llamado Director PC (por Políticamente Correcto), un matón similar a un fisicoculturista que parodia a todos los críticos de la serie y al particular clima social que atraviesa el mundo. La mayoría de los actores retratados no han opuesto resistencia a las parodias retratadas, con excepción de Tom Cruise, que amenazó a Paramount con cancelar una gira promocional si seguían emitiendo el capítulo donde se lo retrata como un psicópata que se encierra en un armario junto a John Travolta, y ambos se niegan a “salir del closet”, haciendo alusión a un rumor en Hollywood sobre la orientación sexual de los dos actores y su supuesta relación.
El surrealismo y las situaciones por completo bizarras formaron sagas imborrables para los espectadores. Por ejemplo: Mr. Garrison, maestro de los chicos durante muchas temporadas, se encuentra despedido por el Director PC en base a comentarios en contra de los inmigrantes ilegales, y decide postularse como candidato a presidente, con Caitlyn Jenner como compañera de fórmula. A lo largo de los episodios, en donde compite contra Hillary Clinton (a quien retratan como una persona de muy pocas luces) se va convirtiendo poco a poco en la viva imagen de Donald Trump, ganando la elección bajo la promesa de “violar hasta la muerte” a los inmigrantes ilegales y terroristas. Garrison, después de aquella peculiar “aventura” se somete a un cambio de sexo y pasa a ser conocida como Janet Garrison, para después volver a pasar por el quirófano para otro cambio de sexo.
Las discapacidades también son temáticas recurrentes en la serie. Los protagonistas tienen en su grupo de amigos a Jimmy, quien vive con una discapacidad motriz que lo obliga a caminar con muletas, es tartamudo y tiene pretensiones de ser comediante de stand-up. Timmy directamente no puede moverse sin la asistencia de una silla de ruedas eléctrica, y lo único que dice es su nombre. Nathan tiene Síndrome de Down y es a menudo un aspirante a mafioso y antagonista de los protagonistas. South Park no teme en hacer chistes con todo tipo de enfermedades y capacidades diferentes.
Hacer un listado sobre los personajes populares de la serie implicaría un libro más que una nota. Cada fanático tiene sus favoritos, y todos, por más pequeña que sea su participación, han tenido episodios en donde pudieron brillar. Desde toallas adictas a la marihuana hasta “mojones” saltarines con espíritu navideño, pasando por el mismísimo Satanás (que en la película es amante de Sadam Hussein) o el Señor Mackey, consejero escolar dueño de una cabeza gigante cuya frase M´kay se convirtió en parte de la cultura popular.
South Park es una serie que dispone de un equipo técnico reducido, menos de cien personas elaboran cada capítulo y tardan menos de una semana en manufacturar cada uno. Stone y Parker son los encargados de hacer la mayoría de las voces (que en la introducción, aclaran, son “pobres imitaciones”) y también los que llevan adelante la escritura de casi todos los guiones. Esto permitió que la serie mantenga una coherencia estética y narrativa inusual para un producto que lleva tantos años emitiéndose. Si bien han habido temporadas en donde la calidad bajó, este tipo de vaivenes son de esperar en un producto que lleva dos décadas y media triunfando.
South Park no es una serie para cualquiera, y como dije en el primer párrafo, hoy no podría existir ni siquiera el piloto. El nivel de irreverencia e incorrección política que maneja en cada episodio impediría que cualquier cadena televisiva se anime siquiera a recibir a Stone y Parker con el proyecto. El éxito que trae la serie desde el ´97 hasta la fecha, la importancia cultural que tiene los personajes y la popularidad de sus creadores permiten que un producto como este consiga mantenerse vigente y al aire.
Solo por eso vale la pena sentarse y sumergirse en el surrealista universo que plantea esta ya icónica serie animada… eso sí, con la cabeza abierta si uno pretende disfrutar de algún episodio.