El personaje que inspira los dibujos del argentino se caracteriza por su nariz prominente, su ancha boca, a menudo sentado frente a un pato…” (1). Éste es en un trazo grueso, el escenario en que se desenvuelve la historia; una mujer sentada en una silla frente a un ser que con buena voluntad puede ser un pato, a veces un caracol y en otras tiras, absolutamente nada. En éste último caso, la mujer reflexiona en su silla rodeada de un vacío total. No hay muebles, ventanas, ni la referencia elemental de una línea que separe las paredes del piso. Apenas el “globito” de la historieta clásica, conteniendo el discurso mínimo pero profundo, que expresa el personaje central.
El autor de ésta joya gráfica fue Raúl Natalio Roque Damonte Botana; su nombre artístico, Copi.
Por ésta creación lo recordamos los argentinos, pero el hombre fue mucho más que un artista del plumín. Su corta pero intensa vida se desplegó entre la tinta china, la actuación, la narrativa y la dramaturgia. Como cumpliendo aquel antiguo apotegma que por suerte no siempre se cumple y que sostiene: “Nadie es profeta en su tierra”, Copi murió el 14 de diciembre de 1987 en París; muy lejos de su Argentina natal y poco conocido por sus compatriotas. Tenía 48 años.
Siendo casi un adolescente, colaboró en el diario Tribuna Popular y en la legendaria revista Tía Vicenta; ésta última dirigida por Juan Carlos Colombres (Landrú), señera del humor político argentino; ambas publicaciones de Buenos Aires. La vena gráfica le venía de familia, ya que su padre fue el periodista y político Raúl Damonte Taborda, director del diario mencionado y su abuelo, fundador y director del diario Crítica; medio que ocupó un lugar muy importante en la historia del periodismo argentino. Los especialistas del género dibujo humorístico, vinculan el estilo de Copi a la de otros maestros como Oski, César Bruto y Guillermo Divito.
En 1962 Copi marchó a París, ciudad en la que desarrolló su multifacética creatividad y viviría durante veinte años. Allí comenzó a ser conocido por sus dibujos en la tira titulada La Femme Assise (La Mujer Sentada). El personaje apareció por primera vez en el semanario Le Nouvelle Observateur y se mantuvo en sus páginas durante diez años. Por entonces, su curiosa creación ya se destacaba como una suerte de reflexión filosófica en dibujos. Y en 1967 pasó a integrar el staff de colaboradores de la revista argentina La Hipotenusa.
Siempre en la Ciudad Luz, Copi integró el grupo de artistas franco argentinos llamado TSE, mientras la crítica especializada, ya consideraba sus obras teatrales como emparentadas a las tendencias que desarrollaron Samuel Beckett y Eugene Ionesco, respectivamente.
Como autor teatral escribió en 1968 “La jornada de una soñadora” y una año después, “Eva Perón”. Siempre como dramaturgo, en la década de 1970 dio a conocer “”El Homosexual”, “El Uruguayo”, “Los Cuatro Gemelos”, “Loretta Strong”, ésta protagonizada por el mismo Copi y “La Pirámide”. Otra obra destacada fue “Frigo”, en la que Copi cambia catorce veces de vestuario.
Cabe destacar que “Loretta Strong” recibió críticas por ser considerada por alguna prensa, “subida de tono” para la época.
Pero continuando su frondosa producción, en 1985 estrenó “La Torre de la Defensa de Madame Lucienne” y siguió también actuando en otras obras.
No obstante su permanente trabajo creativo, Copi se hizo tiempo para involucrarse como activista en el movimiento LGBT en lucha por la ampliación de derechos civiles y en su fase de narrador, publicó las novelas “El Baile de las Locas” y “La Vida es un Tango” entre otras obras.
Tarde, pero en 1982 comienzan a llegarle los reconocimientos en su patria. Es cuando la Fundación Konex en la entrega de Premios Konex Audiovisuales 1982, lo incluye en la categoría Diploma al Mérito en el rubro Humor Gráfico, junto a otros destacados talentos nacionales: Joaquín Lavado (Quino); Carlos Loiseau (Caloi); Lino Palacio y Juan Carlos Colombres (Landrú).
El inesperado fallecimiento de Copi en 1987, conmovió al mundillo cultural y artístico francés. Con referencia a su deceso, el crítico teatral Michael Cournot escribió en el semanario Nouvelle Observateur, desde cuyas páginas Copi difundió sus trabajos: “Las palabras faltan en francés (…); calidad, nobleza, distinción, no van para nada. Y sin embargo, Copi se bañaba en esas aguas” (2).
Fue sepultado en ese París que tanto había disfrutado. En el mismo año, el ayuntamiento de esa ciudad le otorgó el Gran Premio de Literatura Dramática 1987.
Así pasó Copi por la cultura en varias de sus expresiones, tanto en Argentina como en Francia y otros países. Así se fue… sin alcanzar el pleno reconocimiento al que sus asombrosos y profundos personajes, lo habían hecho merecedor.
1) Popular – Buenos Aires – 15- 12- 87
2) Clarín – Buenos Aires – 23-12-87