Miguel Abuelo: Poeta, bufón, cantautor y actor, lideró una de las bandas pioneras del rock argentino, Los Abuelos de la Nada
«Algún día tendré que llamarlo a usted Padre de los Piojos y Abuelo de la Nada», escribió Leopoldo Marechal en su libro «El banquete de Severo Arcángelo», sin imaginar que un joven desgarbado y de rulos algún día adoptaría uno de esos nombres para bautizar a uno de los grupos más importantes del rock local.
“Los Misiles no nos Devolverán la Alegría; la Música sí”
El 26 de marzo de 1988, a los 42 años, murió Miguel Abuelo, uno delos músicos y poetas del rock argentino más prolíferos y creativos. Con su grupo Los Abuelos de la Nada se convirtió en un eslabón trascendental en la historia de la música popular, tanto con su primera formación, a fines de los 60, como con la tercera y más conocida, durante la década del 80. Casado en España con la actriz y bailarina Krisha Bogdan, la Polaca, y padre de Gato Azul (su único hijo nacido en Inglaterra en 1972), Miguel Ángel Peralta- su verdadero nombre- fue siempre defensor de la libertad y la alegría. Se reproducen partes de reportajes publicados en la revista Humor y Cantarock.
El rock esta imbuido de todos los códigos, de todos los lenguajes, y de todas las proposiciones. Hay gente que propone palos y cadenas; son los menos, afortunadamente, pero tienen convocatoria. Lo que cultivan, claro, lo recogen. Y ésta es una tristeza para la gente que aún no sabe caminar por el lado positivo de las cosas y se conforma con cualquier miga de pan a falta de una buena torta.
El rock tiene una gran posibilidad; unirse para demostrar vida. Y está en nosotros tratar de conectarnos. Porque la vida no es tan jodida si uno se ubica del Lado A de las cosas. Claro, el que lo haga, siempre va a encontrar problemas. “No se puede enseñar en contradicción. Pero uno debe tender a algo mejor. Es una necesidad hacerle entender a la gente que tenemos que trabajar en positivo. Es muy difícil que el bien venza al mal, o que el mal venza el bien. Pero creo que el bien, en el mundo del rock, está tomando las plazas del mal a pasos agigantados. En definitiva, todos necesitamos armonía, incluso los que tienen su interior negro, y los densos. Todos vivimos de algún tipo de armonía, pudiendo acceder a una mejor, o una peor. Pero si nos ponemos del Lado A de las cosas, aunque tengamos la mente ocupada con lo negro, si vemos pasar lo blanco podemos al menos ayudarlo a que corra.
Yo mantengo una tesis respecto del rock en general, el rock mundial. Y es que se trata de personas que empezaron a observar el cielo antes que la tierra.
Si yo pudiera engarzar ahora el corazón de los duros, los egoístas, los malvados…El mal no puede ser erradicado si no es detectado como experiencia. Los argentinos lo hemos detectado en carne propia. Somos mayoría que anhela vivir en libertad de expresión, con prensa pornográfica, política, nacional y extranjera, tradición y modernismo bajo el mismo abrazo solidario. Si yo pudiera erradicar el mal con un pase mágico, o malabar, o con la fuerza de mi deseo, yo no sería hombre. El mal vive en el hombre y el bien es la herramienta para modelar los días que cada hombre lleva. Veo la humanidad como un taller repleto de operarios dispersos por el mundo inventando un planeta para la felicidad. No estamos solos. Difícilmente los malvados posean intuición para escapar del cascarón del sueño en que viven, pero bien podrían atisbar, intentar dejar de producir tanto daño. Esto sería ya enorme y allanaría el paso al bien de esta forma lenta, pero inmediatamente notarían un beneficio interno y externo sobre sí mismos y sobre otros. La libertad y el bien conducen directamente el éxtasis. El futuro del éxtasis. El presente del trabajo. El pasado de la experiencia. Quiero invitar al mal a dormir en mi casa para limarle las uñas. Quiero decir buen día sin miedo, justo en medio de todas las cosas. Felicidad como invocación, con coraje, como un rezo.
“Y si te toca perder no es tan grave, y si te toca ganar, bien para ti y tu especie”.
En este mundo la vida viene de regalo, no se compra en ningún lado. La maravilla del mundo, las plantas y los animales, que conviven con nosotros y nos sirven de alimento, crecen de regalo. Ésa es la inteligencia divina, la que permite que el mundo funcione. Pero hay otra inteligencia, la que cree en acaparar, ganar, competir, someter. Esa es la que cree que los hombres hacen funcionar el mundo. Es la que no respeta esa maravilla de la vida, y pone una maquina a contabilizar todo. Pero los que viven así viven tristes y en el fondo saben que se están manteniendo en el hambre y la tristeza de los demás. Los hijos de esa gente ya despiertan y quieren volver al goce, a esa vida de sensualidad y afecto, de respeto por el mundo. Los misiles jamás más devolverán la alegría; la música sí.
En este país lo que no se ha manifestado aun es la sensualidad.
“Tengo un cohete en el pantalón, y vos estás tan fría”, dice un tema de Calamaro. Cuando se den cuenta que a través de la sensualidad y el afecto, por la protección y la complicidad entre los hombres, hay posibilidades de hacer una sociedad medianamente feliz. Hay que bajar el copete humano, volver a la sensualidad, la alegría y el efecto.
La Maga – 14-10-92