El deporte más popular para los argentinos y argentinas, nos sigue deparando sorpresas cada día que pasa y no por la previsión a futuro, todo lo contrario… la falta de organización y de gestión que tienen sus dirigentes, lo hace cada día perder categoría, solo salvada por las actuaciones de la Selección Argentina a poco de dos meses de la Copa del Mundo Qatar 2022.
Desde que Julio Grondona dejó su campeonato de 30 equipos, poco antes de su fallecimiento en 2014, las inconsistencias de la AFA y la Superliga ( hoy Liga de Futbol Profesional ) han ido carcomiendo los cimientos de una liga que no encuentra “ el torneo” para organizar.
La Pandemia de 2020/21, trajo como primera medida la anulación de los descensos por dos años para que los clubes puedan reorganizarse después de terrible parate de casi 9 meses.
Dicho esto, se había llegado a un acuerdo para a partir de este 2022 volvieran los descensos, dos este año y 4 en los sucesivos tres para arrancar en 2026 con 20 o 22 equipos, cantidad lógica para un campeonato competitivo.
Pero… el diablo ( ninguna alusión a Independiente) metió la cola y de la mano de Eduardo Spinoza, presidente de Banfield se presentó en marzo de este año un proyecto de lo más incongruente, que básicamente tiene como resumen que 10 equipos por año estarían descendiendo… una locura por donde se lo mire. Se descartó en su momento, pero volvió a la palestra hace unos días.
El proyecto se habría consensuado con los equipos grandes de la Argentina y de un plumazo, cambiarían las reglas de juego… faltando 8 fechas para el cierre del campeonato… ES BIZARRO POR DONDE SE LO MIRE.
El presidente de AFA busca entronizarse en el sillón de la calle Viamonte (sede de la AFA) a costa de mancillar el poco prestigio que tiene el futbol argentino por estos días.
No es casualidad que los equipos brasileños nos pasen por arriba a nivel continental… si uno mira los equipos que llegaron a cuartos de la Libertadores, fíjense en los campeonatos locales que lugares ocupan cada uno. Por Argentina estaban Vélez y Talleres… todo dicho.
Que Qatar no nos tape el bosque…