Soldi nació en una familia de inmigrantes italianos, el 27 de marzo de 1905, en Buenos Aires. Su hogar estuvo signado por la música. Su padre era cantante y cellista y tanto Raúl como su hermana Amelia, recibieron los nombres de protagonistas de óperas famosas. El intento ser músico pero concluyó que sus dedos “no caminaban”.
A los 15 años, comenzó a dibujar y pintar, reproduciendo los cuadros de Benito Quinquela Martin y de Cesáreo B. de Quirós que aparecían en las revistas de la época. Unos años más tarde, viajó a Europa en busca de alivio a sus problemas bronquiales. Y en Venecia, ante los maravillosos murales de su basílica y los tesoros de sus museos, asumió que su vocación era la pintura.
Luego de estudiar tres meses en la Academia de Bellas Artes de Buenos Aires, viajó nuevamente a Italia en 1924, esta vez con sus padres. Estudió durante 4 años en Milán, en la Academia de Brera, una de las más respetadas del mundo. Para costear sus estudios realizo publicidades para cine y teatro y trabajó de comparsa en los teatros liricos.
Su primera exposición fue en la muestra Permanente de Milán, en 1928, en la sala destinada a los jóvenes pintores. Al año siguiente fue premiado en el Salón de Florencia por su litografía Tiro al segno. Con esta técnica realizo otras obras que fueron expuestas y galardonadas en varios salones italianos. Regresó a la Argentina en 1932, para evitar el servicio militar en Italia. Comenzó a ilustrar libros y publicaciones y envió sus obras a los salones de nuestro país, donde fue premiado en varias oportunidades.
A través de su amistad con el director Luis Saslavsky, comenzó a realizar escenografías cinematográficas en 1934, trabajo que continuo durante quince años, participando en aproximadamente 80 filmes argentinos.
En 1941, recibió una beca de la Comisión Nacional de Cultura y viajó a Estados Unidos, donde permaneció siete meses y expuso temperas y dibujos en la ciudad de Nueva York. Cuatro años después, se casó con Ana Estela Gaitán con quien tuvo dos hijos: Diego y Daniel.
Hacia 1949, abandonó los trabajos cinematográficos y se dedicó intensamente a la pintura, convirtiéndose en el referente de toda su generación. El 13 de enero de 1953, comenzó la decoración de la capilla Santa Ana de Glew. También realizó pinturas murales para la galería Santa Fe en Buenos Aires (1953). La cúpula del Teatro Colon (1966) y en una capilla de la Basílica de la Anunciación (1968), en Nazareth, dedicado a la Virgen de Lujan, patrona de nuestro país.
Fue designado Ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y recibió, en 1992, el gran homenaje en las Salas Nacionales de Cultura (Palais de Glace). El 28 de agosto se inauguró la mayor exposición de un pintor contemporáneo en la historia de la Argentina, con 243 obras- entre oleos, pasteles y grabados- y 400 mil visitantes. El 21 de abril de 1994 falleció en Buenos Aires a los 89 años.
Su Obra
Raúl Soldi dejo una vasta y heterogénea obra. Frescos, murales, óleos, grabados y dibujos.
Incursionó también en la decoración de vidrieras comerciales (la famosa tienda Harold’ s de la calle Florida), en trabajos escenográficos para cine y teatro, también realizó tapices, biombos y pinturas cerámicas.
Su temática preferida fueron las figuras femeninas, que tienen un sello único e inconfundible, casi angelical; las naturalezas muertas, en las que flores y frutas estallan de color y los paisajes, casi siempre de pequeño formato y con una pincelada muy suelta. Entre éstos se destacan los del pueblo de Glew y de Tres Arroyos, donde pasaba sus veranos y pintaba del natural, frente al paisaje.
La Cúpula del Teatro Colon. A raíz de la inauguración de la nueva cúpula del Teatro L’Opera de París, pintada por Marc Chagall (1954) se le ocurrió a Manuel Mujica Laínez, gran escritor y amigo de Soldi, que se hiciera lo mismo en el Teatro Colon de Buenos Aires. El 25 de Mayo de 1966, quedó inaugurada la cúpula, que fue una donación del artista.
La obra fue pintada en dieciséis grandes lienzos que cubren los 320 metros cuadrados de la cúpula, la misma tiene 21 metros de diámetro. Está compuesta por 1 figuras que se pueden dividir en cuatro grandes sectores: un conjunto de instrumentos musicales que parecen estar a la espera de los músicos; un grupo de actores quienes, en un entreacto, están jugando al ajedrez; músicos tocando y tres actores que intercambian sus máscaras representativas de la comedia y el drama. La figura de mayor tamaño es un duende vestido de blanco, que integra y enlaza a los demás personajes.
Capilla Santa Ana de Glew y la Fundación Soldi. Realmente vale la pena conocer la localidad de Glew, en la provincia de Buenos Aires, que se encuentra a tan solo 30 kilómetros de la Capital Federal. Su capilla es una de las pocas pintadas íntegramente por un solo artista, En ella pueden admirarse los murales que el maestro Soldi punto durante 23 veranos.
Para disfrutar una colección única de obras del artista, se puede solicitar una visita guiada, en la sede de la Fundación Soldi. Fue creada en 1979 por una sugerencia de su mujer Estela, quien la preside: “Cuando pase el tiempo y se desee ver un conjunto de tus cuadros va a ser casi imposible reunirlos. ¿Por qué no donas tu colección privada a Glew?”, le preguntó. Y así se hizo. Las sesenta obras que el artista plástico nunca quiso vender, se exhiben en forma permanente, en la casa que fuera del matrimonio Soldi. Se trata de obras realizadas desde 1926, y que abarcan 50 años de amor y pasión por la armonía y la belleza.
Por Ignacio Gutiérrez Saldívar en Genios de la Pintura Argentina – Publicación de Editorial Perfil –