“Venite con los chicos, está la pelopincho…” ¿Qué argentino no escuchó alguna vez esa frase en un diálogo entre dos personas? El transeúnte que escuchaba al paso esa conversación, si era un extranjero recién llegado, seguramente se quedaría con la intriga.
Por el contrario, si el oyente fuera un residente sabría que “la pelopincho” era el sueño cumplido de la pileta propia, casera; la que se instalaba en el jardín o en el patio, sin importar las dimensiones. Eso fue posible porque en el siglo XXI “la pelopincho”, se sigue adaptando a cualquier habitat y presupuesto. ¿Pero qué es Pelopincho? Nació en una empresa propiedad de la familia santafesina Benvenutti, que en 1969 inició la fabricación de piletas de lona en su provincia.
En pocos años la marca se instaló como genérico de cualquier pileta doméstica, de material plástico o lona impermeable. En la década de 1970 Pelopincho ya pisaba fuerte, no sólo en los locales de venta. También consiguió una presencia importante en la publicidad. Desde el ámbito de la salud, hubo profesionales que sugerían utilizar la Pelopincho como espacio de gimnasia para los niños, junto a la diversión. En 1993 la empresa Sonne S.R.L. que desde 1976 fabricaba Tiburoncito, una pileta similar a la Pelopincho, adquirió la marca pionera. Desde la planta que tenía en la provincia de San Luis, siguió fabricando Pelopincho. Un informe comercial del año 2008, sostenía que Tiburoncito y Pelopincho, vendían 250.000 unidades por temporada, representando entonces el mayor volúmen del mercado argentino en ese rubro. También se exportaban a Estados Unidos bajo las marcas Sea, Breeze y Aqua Blue; un mercado abierto en el año 2002 .En nuestro país las piletas más comunes tenían una capacidad de 500 a 8.000 litros. En cambio, los estadounidenses solicitaban unidades que iban de 20.000 a 90.000 litros. Otro mercado consolidado fue Chile, donde se colocaron 60.000 piletas Tiburoncito por temporada entre los años 2005 y 2008. Otro renglón que sumaba al posicionamiento de Sonne S.R.L., fueron las telas vinílicas de cubierta para camiones El Zonda.
“Crecimos gracias al boca a boca y queremos mantenerlo”, afirmaba por esos años Héctor Goette, socio gerente de Sonne S.R.L. Sin duda, la Pelopincho llenó un hueco en las necesidades de los habitantes de nuestro país, generó placer y diversión al alcance de todos, ya que aún en las épocas de mayor expansión del consumo, coincidentes con los primeros años de la expansión de “la” Pelopincho, para sumergirse en una pileta había que ir al club del barrio, o a visitar algún vecino privilegiado. No es exagerado afirmar que Pelopíncho y mucho más tarde otros sucedáneos, acercaron “la Pileta” a las posibilidades reales de mucha gente. La identificación del nombre con la cultura popular argentina, no es casual. Pelopincho fue un personaje de historieta muy popular durante décadas. Con su partenaire Cachirula, formaron una pareja de niños traviesos que en cada episodio protagonizaban aventuras que a chicos y adultos, los mantenía expectantes hasta el último “globito” del cuadro. Su autor fue el uruguayo Fola, y los escenarios de Pelopincho y Cachirula, abarcaron los diarios y revistas más prestigiosos de la época. En el año 2020 y en el contexto de la pandemia mundial covid-19, Pelopincho continúa ofreciendo sus piletas en distintos formatos y capacidades. Estructurales, redondas y las clásicas rectangulares.
En su construcción intervienen distintos materiales como poliéster, PVC y otros insumos que garantizan la impermeabilidad y protegen de las inclemencias del tiempo. Otra planta del complejo industrial se ocupa de las estructuras metálicas.
La Academia Argentina de Letras incluyó a la “pelopincho” como sinónimo de pileta de lona en su Diccionario de Argentinismos; todo un reconocimiento a una marca que es sinónimo del producto.
«Los políticos, inclusive de mi partido, no entienden de productividad. ¿Debemos mucha plata? Y uno ve televisión y se vuelve loco. Parece que debiéramos mucho y no debemos mucho. En 2001, cuando estaba todo mal, yo les decía: «Señores, están haciendo un maremoto en una palangana», y ahora están haciendo un maremoto en una pelopincho. Tampoco Argentina tiene tanta deuda como dicen que tenemos. Lo que pasa es que no producimos lo que tenemos que producir”.
16 de Junio de 2020 – Terapia Noticias LN+ – Eduardo Duhalde
«Ahí viene Lanús, me avisa uno de los chicos que se encarga de estirar la manga por donde salen los jugadores en la cancha de San Lorenzo. De un plástico parecido al de la Pelopincho algo áspera, la manga vibra, se mantiene inflada gracias a un poderoso ventilador, capaz de arrancar, en un segundo, la peluca mejor adherida».
Federico Ladron de Guevara – Ole – 09-09-2002
«Se oyen las voces, las protestas. En tanto, yo miro un colectivo que trae a los oficinistas que quedan, a algún obrero –especie en extinción- ¿por qué no llamamos a Greenpace?- que todavía insiste en hacernos creer que hay fábricas. Un colectivo o un tren que transporta cientos de tipos y tipas que no pueden irse a ninguna parte más que a su propia bañera o la pelopincho de un amigo, pero que no entran en aquellas estadísticas que no pueden valuar lo que ocurre más allá de los números».
Flores de Papel – Febrero 2001 – Hugo Cella