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Caloi: “Clemente fue Elegido Senador”
“Cuando Clemente se peleó con Nestaud, Muñoz y Martínez de Hoz, tuve miedo de aparecer en una zanja”
Caloi: “Clemente fue Elegido Senador”

“Cuando Clemente se peleó con Nestaud, Muñoz y Martínez de Hoz, tuve miedo de aparecer en una zanja”.

Clemente, ese bicho raro que su autor define como “una cruza de pato y pajarraco”, cumplió tres décadas. Nació con Cámpora, vio pasar a Perón, los milicos, Alfonsín, Menem y De la Rúa.

Habló de todos ellos. En algunos casos, hasta donde pudo, por censura o autocensura. Caloi recuerda los momentos más felices y los más polémicos de su entrañable personaje.

“Oie, chico. Esta es una semana especial”, dice Mulatona.
“¿Por carnaval?”, pregunta clemente.
“No, porque cumples 30 años”.
“¿30 años ya?”
“Dicen que al cumplir cada década se cae una crisis… ”
“Entonces, yo debo cumplir 300años…Porque hace 30 años que, todos los años, salgo de una crisis y caigo en otra”.

Con Clemente viví una especia de síntesis de la historia argentina. Nació el mismo mes en que Cámpora ganó las elecciones. Pasó tres años experimentales y se instaló en el público con el golpe del ’76, cuando sugería con un guiño  de ojos lo que no se podía decir con palabras. Se hizo popular en el ’78 con la batalla de los papelitos durante el Mundial y llegó a la televisión en el ´82, cuando los noticieros emitían los partes de la guerra que supuestamente estábamos ganando.

Festejó el regreso de la democracia  en el ’83, sufrió las continuas crisis políticas, sociales y económicas y en el 2001 fue elegido senador nacional, aunque su  postulación no había sido más que un chiste absurdo.

Así resume Caloi los 30 años de vida de su famoso personaje, a quien define como una cruza de pato con pajarraco, que dibuja todos los días para la contratapa de Clarín y que ya apareció en más de diez mil tiras.

Caloi – Veintitrés – 13-03-03

Clemente salió en el diario por primera vez el 7 de marzo de 1973. Durante años, su creador decía en las entrevistas que la fecha de nacimiento había sido el día 13. “Soy un desastre para las fechas. No me acuerdo ni de mi cumpleaños”.

La tira había aparecido el 6 con el nombre de Bartolo, el personaje principal. La idea era que Clemente fuera un partenaire de ese narigón nostálgico que manejaba un tranvía. Pero, de a poco, el bicharraco desplazo a su compañero al punto que hace años que la historia lleva su nombre.

Caloi tenía 25 años y militaba en la Juventud Peronista. “Pertenezco a una generación politizada.

El poder se ganaba en la calle: era la época de las grandes manifestaciones. Estaba volviendo la política después de muchos años. En ese marco empieza a salir la tira”. Ahora, al mirar para atrás, el humorista cree que al principio era tan experimental que “la gente no entendía un cargo”.

“En el diario me habían pedido que adelantara diez tiras y que presentara un informe para explicar cómo iba a evolucionar. Les dije que podía hacer el informe encantado, pero que iba a ser una mentira porque no tenía idea como iba a seguir la cosa”.

-¿No sabía o no quería atarse a un esquema rígido?
-Quería hacer una tira muy suelta y libre, con mucho absurdo. Era una pavada diaria, influenciada por lo que sucediera en el día. El planteo inicial era mucho más lirico: hasta volaban Clemente y el tranvía. Después se hizo más terrenal.

-¿En qué momento la realidad empieza a colarse con fuerza?
-Con el golpe militar del ’76. En esa época, todos los días a las 8 de la mañana, me llamaban para amenazarme. Me decían que nos iban a amasijar. Yo, que no soy ningún valiente, tenía miedo.  Me fui de mi casa y como buen porteño, caí en lo de mi mama. Después la que empezó a amenazarme para que me fuera era mi vieja. Todas las tiras y el material periodístico del diario iban con tres días de anticipación a la Secretaria de Información Pública para ser aprobado. Así que encima de que los diarios no informaban nada porque la cesura era total, las noticias salían con tres días de atraso.

-¿Las tiras volvían con correcciones o sugerencias?
-No.- Directamente decían “se publica” o “no se publica”. Muchas no salieron. Una fue la del día de asunción de Galtieri. Como la censura era tan fuerte, consultaba al editor antes. Si había alguna alusión a la política me decían: “Eso no”.

-¿Tenía un mecanismo de autocensura?
-Por supuesto. No por autocensurarme, sino por no trabajar al pedo. Eso se fue ablandando con el desgaste del gobierno militar.

Después de la guerra de Malvinas valía todo, pero hasta entonces era muy severa la censura. Los humoristas somos una raza resistente internacional. Siempre tratamos de encontrar la hendija por donde colar algún comentario o critica. Pero la censura me sirvió para desarrollar la vida interior de la tira, con los hijos, las mujeres, el apuntador, el  Clementesaurio.

Antes de ingresar a Clarín por un aviso clasificado que pedía “dibujante especializado para tira diaria en publicación de primera categoría”, Caloi ya había publicado en revista de humor como Tía Vicenta, de Landrú. “Empecé a trabajar en el ’66, poco antes del golpe de Onganía. Su primero o segundo decreto fue cerrar Tía Vicenta. Así que me pase la mitad de mi vida profesional bajo regímenes militares con censura tratando  de ver que podía colar.- La oportunidad se me presentó en el ’78, con el mundial de futbol”.

Un año antes, los militares empezaron una campaña de “concientización” para preparar a la gente para la llegada de los turistas y la prensa extranjera. “Recomendaban algunas normas de conducta, como no maltratar a los turistas, que los taxistas no les cobraran de más. Nos trataban a todos de inadaptados- recuerda Caloi-. Sumado a eso, el relator oficial, José María Muñoz, empezó a decir que no había que tirar papelitos  en la cancha. Y se armó una guerra simbólica”. Desde la tira, Clemente pedía a los lectores que llenaran la cancha de papelitos.

Tira Censurada y Jamás Publicada que Hizo Caloi Cuando Asumió Galtieri

-¿Se arrepintió de participar por el viso político que los militares le dieron al mundial?
-No, son dos cosas distintas. Me imaginaba que la victoria futbolística podía ser utilizada políticamente. Pese a la censura, tengo algunas tiras muy claras: en esa época, todo era “tenemos un mundial en puerta”. En una tira Clemente decía: “Vamos a terminar con el hambre, con la desnutrición, con la miseria, vamos a repartir equitativamente la riqueza….tenemos un mundial en puerta”. En otra decía: “Acá lo único que festeja la gente es el futbol porque ¿Qué otra cosa se puede festejar?”. Parece muy tontito, pero en ese momento tenía miedo de que no lo publicaran.  Y salió.

-¿Cómo lo ve ahora?
-Era una forma de resistencia pacífica, limitada a esta guerra simbólica. No es para hacerse el héroe.

Hay una inteligencia colectiva que se dio de nuevo en las últimas elecciones  cuando la gente voto a Clemente: tomó un chiste, en el que  se postulaba para candidato y decía que no iba a meter la mano en la lata. Circuló por Internet y lo eligieron senador. Hasta tuvo boletas.

-¿Y eso le provoca orgullo?
-Sí, me encanta. Fue provocado por mí, aunque no conducido. Como una canción popular que en un punto deja de pertenecer al autor. También paso con el programa de televisión en el ’82.

Tomamos con Dolina y Faruk los cantitos de la cancha y la cancha tomo los de Clemente.- Eso que le cantan ahora a Menem (“traigan al gorila musulmán para que vea…”) tiene la música de Clemente. Se dio un juego de ida y vuelta.

-¿Cómo vivió los picos de éxito de Clemente que coincidieron con momentos muy terribles del país?

-Angustiado como todos. En el ’82 grabamos el programa en Canal 13 y nos corrían para pasar los partes “victoriosos” de la guerra de Malvinas. Puede ser que cuando no hay humor en la calle y hay problemas se recurre a los humoristas profesionales. Claro que es mucho mejor que la gente encuentre sus propios motivos para reírse.

-En el ’78, Clemente ya era famoso.- ¿Cuándo lo notó?
-Creo que el golpe fue en el golpe, justamente. En el ’76 cuando se acabó la posibilidad de expresión, no había notas, nada. Ahí se empezó a gestar un código entre Clemente y la gente, no porque el personaje dijera algo sino porque sugería. Cruzaba la patita, hacia un guiño a cámara y eso abría un mundo de sugerencias.- Y se hizo evidente en el ’78.

Para esa época, su personaje aparecía en las pintadas de las paredes, en los dibujos fileteados en colectivos y camiones  y en los quioscos, pizzerías  y mascotas que llevaban su nombre.

“En el ’79 hice en la tira una elección libre, cuando no había  elecciones.- Clemente había tenido una hija y había que bautizarla. En el último cuadrito dibujaba un cupón que la gente me mandaba por correo con el nombre que quería. Me llovieron cartas. Ganaron, cabeza a cabeza. María Eva y Clementina”.

-¿Por qué pegó tanto en la gente?
-Creo que  hay una mutua  felicidad con la gente. Puse en este bicho los valores populares con los que me crie. Soy de la generación en la que los niños éramos  los mismos privilegiados. No es una adhesión ideológica sino una vivencia. La calle era una prolongación de la casa. Hoy es algo peligroso, mejor no asomarse.

-¿Con que temas nunca se metió Clemente?
-Con el de los presos. Sabía que había presos políticos, pero durante muchos años no hice chistes ni con los comunes. Hice una tira contra Neustad y me tuve que ir de mi casa porque me avisaron que el tipo me quería hacer sonar y era un pesado en ese momento.  Cuando se hicieron las autopistas, dibujé a Clemente en un colectivo  y, como veía que dejaban gente en la calle porque expropiaban las casas, decía: “Pare, chofer, me quiero bajar”. La deuda externa y el Fondo Monetario fueron una constante en la tira.

Uno de los Famosos Diálogos entre Clemente y José María Muñoz

– ¿Hablo alguna vez sobre los desaparecidos o las Madres de Plaza de Mayo?
-No.- No había ninguna posibilidad. Uno de los primeros desaparecidos fue un sobrino mío, después desapareció mi hermano un tiempo. En los diarios nacionales no había ni una palabra sobre las Madres.

-¿Durante Malvinas que pudo decir Clemente?
-Nada, pero porque yo no quise. Tenía muy claro que era una maniobra de los militares para perpetuarse en el poder y que estaban jugando con la vida de los soldados. No adhería al triunfalismo, algunos me lo pedían, no en el diario, sino los que se prendieron en la euforia del “estamos ganando”. Hice un par de tiras con los gurkas y nada más. Fue la peor época que viví. En el único tema que se podía hacer algún comentario era en la economía porque el ministro no era militar.

El ex intendente Osvaldo Cacciatore se enojó por el chiste sobre las autopistas. Y otro funcionario que también reaccionó mal y lo demostró con una carta documento y amenaza de juicio fue José Alfredo Martínez de Hoz. “Tuvimos un entuerto  por unos capítulos que hicimos en el programa de tele. Secuestraban a la Mulatona, Clemente encontraba un mensaje del Orejón, un personaje siniestro, que le pedía un rescate igual a la deuda externa. Aparecía una caricatura con cuerpo de vampiro y el ex Ministro de Economía decía que era muy parecido a él”.

-¿Y tenía razón?
-Tenía un parecido. Llegamos a dar los cuatro capítulos en la época de Bignone, y cuando se volvieron a emitir, en el gobierno de Alfonsín, logro pararlo con una carta documento. Nos quería hacer juicio a todos. Así que tengo un autógrafo de Martínez de Hoz.

A Caloi le gusta aclarar que Clemente no es un personaje político sino que “comenta la política que le llega a la gente”. “Una tira que lamentablemente no llegué a publicar fue la del día que De la Rúa hizo tantos cambios en el gabinete. Yo ya lo había mandado y a las 9 de la noche se me ocurrió otra que decía: “¿Vio que fulano paso de tal ministerio a tal otro?”. En el último cuadrado Clemente  decía: “¿Y Chacho Álvarez se habrá quedado?”. Era tarde y dije: no importa lo hago mañana.- Pero al otro día renuncio Chacho. Hubiera sido una pegada bárbara”.

No quise dar nombres pero cuenta que le han propuesto varias veces pagarle para que Clemente haga campaña por algún candidato. “Pero jamás lo hizo”.

El Chiste por el que Bernardo Neustadt se Ofendió y lo Amenazó .
Era un Tipo Pesado

-Cuando lo mando primer o al psicólogo y después al astrologo, ¿tuvo que ver con sus crisis personales?
-No, a veces uno no tiene ganas de trabajar pero por vagancia.- La actualidad me permite hacerlo son agotarme. Voy a seguir hasta que me canse, me aburra o ya no pueda hacerlo.- Un personaje es una herramienta, cuando sienta que ya no me expresa lo dejo.

Para Caloi, el 2003 “es un año Clementero”. Prepara una exposición sobre los treinta años del personaje. Y dentro de unos meses Clemente hasta tendrá un monumento. “Va a estar en una plazoleta con forma de aceituna en Adrogué, donde viví casi toda mi vida. Como ahí se juntan muchos pibes, el monumento de Clemente va a sostener a unos cuantos borrachos”.

Veintitrés- 13-03-03- Entrevista a Caloi – “Cuando Clemente se Peleó con Nestaud, Muñoz y Martínez de Hoz, Tuve Miedo de Aparecer en una Zanja”.

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