Invitado por un amigo, un profesional fue a contemplar un gran rascacielos, que resultaría ser su más reciente proyecto profesional. Mirando hacia arriba la majestuosa altura de la construcción, elogió al amigo el resultado del trabajo. Luego, a continuación, contempló una pequeña flor en la solapa del anfitrión y dijo: «En verdad, ese edificio habla de la realización del hombre; pero esa flor, con su vida, habla de la creación de Dios… Podemos ver a Dios más claramente en esta pequeña flor que en el rascacielos.»
Lastimosamente, el mundo actual ha desviado su mirar para cosas que no son espirituales… Hay iglesias que gastan fortunas para construir templos suntuosos, edificios anexos con detalles de lujo y formalidad, grandes estacionamientos para que sus «prósperos» miembros estacionen sus autos de alta gama. ¡Todo ello en nombre de una prosperidad espiritual que es engañosa e inútil!… Poco se gasta con colectas, con el alivio de almas afligidas, con enseñanza a partir de ejemplos, con proyectos de evangelización. Muchas son las personas de buena fe que no consiguen mantenerse en el campo porque sus iglesias están comprometidas con «obras» todo el tiempo… Muchos son los hombres que claman en alta voz, pidiendo ayuda, y ésta no viene.
«Hemos de destinar lo recaudado para comprar un sitio, o un lugar confortable para los retiros espirituales», dicen algunos. Y los afligidos… ¡continúan afligidos!
Muchos líderes «religiosos» compiten para mostrar su capacidad de enriquecer. Unos quieren ser más prósperos que los otros, tener más bienes patrimoniales que los otros,
buscan luces en tiempo todo y, cuando no las encuentran, se recogen frustrados por la oportunidad pérdida de aparecer en los medios de comunicación. Disputas inútiles y que no nos engrandecen como personas… La enseñanza es debemos buscar presentarnos frente a Dios aprobado como obrero que no tiene de que avergonzarse.
Está en la hora de recordar la teología humana de que el hombre verdadero, es el que hace la voluntad de Dios.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y te permita prosperar en todo, y derrame sobre ti Salud, Vida, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
®. Valerius