Se afirma que el edificio ubicado en Avenida Rivadavia 5896 es aquel al que Baldomero Fernández Moreno dedico su poema de Setenta Balcones y ninguna flor y se enumeran las razones de tal suposición:
Sin embargo, estas suposiciones corresponden más a la imaginación popular que a la realidad, ya que el poema, compuesto en 1917, fue inspirado por el edificio de Avenida Paseo de Julio- hoy Avenida del Libertado- y Avenida Callao, en las inmediaciones del entonces Parque Japonés.
En Memorias de Fernández Moreno (Vida y desaparición de un médico), él mismo relata que, en compañía del amigo y poeta español Pedro Herreros, sentados de espaldas al rio, vieron un edificio y contaron efectivamente los setenta balcones del conocido poema.
En opinión de una de sus descendientes, en la gente la que ha elegido este o aquel edificio; la obra se ha desprendido de su autor, son sus dueños los que la leen, los que la recitan y reelabora, dando origen a este mito ciudadano, cualquiera podría ser el edificio con setenta balcones y “ninguna flor”.
Setenta Balcones y Ninguna Flor
Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?
La piedra desnuda de tristeza agobia,
¡Dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta bobo de ilusiones?
¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?
Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave…
¡Setenta balcones y ninguna flor!