En nuestro país la palabra “Gurka” era para la mayoría, hasta no hace muchos años, una  vaga referencia a unos guerreros exóticos apenas conocidos por el cine bélico, o las historietas del género.

En muchos casos, ni siquiera se sabía de su existencia. La Guerra de Malvinas nos notificó que los Gurkas pasarían a ser, aunque muy fugazmente, parte de uno de los momentos más dramáticos de nuestra historia reciente.

Se trata de tropas mercenarias que desde 1816 sirven al Imperio Británico en todas sus aventuras militares. Su país de origen es Nepal, una pequeña nación enclavada entre China y la India. Territorio montañoso, el monte Everest (“techo del mundo”), es parte de su geografía. La relación anglo – nepalí comenzó con un conflicto armado entre la Compañía Británica de las Indias Orientales y el entonces reino asiático, por una disputa territorial.

Después de sellar un acuerdo, los ingleses se interesaron en las cualidades militares que les atribuyen a los guerreros de ese país, comenzando así una relación que lleva más de dos siglos: el Reino Unido paga y los Gurkas pelean, siempre en defensa de los intereses del Imperio. Una larga saga de conflictos vio a los nepalíes combatir en gran parte del mundo, incluyendo las dos guerras mundiales: en la Segunda Conflagración Londres movilizó cuarenta batallones gurkas que estuvieron en África del Norte, Italia y Grecia, contra Alemania y también en el Pacífico y Asia, enfrentando a los japoneses, junto a nativos reclutados en todos los rincones del Imperio. Ya en el siglo XXI, también lucharon en Afganistán por cuenta de los ingleses, hasta la derrota de la coalición occidental en ese país.

En el conflicto de Malvinas, esa tropa habría desembarcado el 1 de junio de 1982 en el Estrecho de San Carlos, cuando el avance británico ya estaba en pleno desarrollo. Su llegada estuvo precedida por una intensa campaña de propaganda del enemigo, de la que no pocos medios de prensa argentinos se hicieron eco. Se los pintaba como feroces guerreros que no satisfechos con anular a los adversarios, degollaban a los vencidos y hasta los desollaban con sus temibles cuchillos curvos llamados kukris o khukuri; un arma de doble filo de unos 46 centímetros de largo. La leyenda les atribuye también un grito de guerra: “ Aayo Gorkhali” (Aquí vienen los Gurkas).

Los gurkas son soldados de infantería que además del armamento convencional para esa especialidad, portan también su legendario cuchillo. La posibilidad del combate “cuerpo a cuerpo” con el oponente, propia del infante, alimentó aún más la leyenda.

Si bien las informaciones sobre la intervención gurka son difusas y hasta contradictorias, existen testimonios importantes que dan cuenta de su participación, por ejemplo el informe que el entonces Capitán de Fragata Carlos Robacio, jefe del Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5), habría elevado a la superioridad: “… mis hombres, un batallón reforzado con dos compañías, han luchado contra el Segundo Batallón de Guardias Escoceses; Primero y Séptimo de Fusileros Gurkas y parte del Batallón de Guardias Galeses…” (1). Por su parte, otros combatientes argentinos no registraron la presencia de los asiáticos (tal vez porque operaban en otras áreas), pese a que fuentes británicas reconocieron algunas bajas en las filas gurkas, por ejemplo, en los combates librados en Tumbledown en los días finales de la guerra y en las proximidades del monte Williams, donde habrían sido detenidos por la artillería argentina.

Más allá del fragor bélico del historial gurka, en el habla popular argentina la palabra pasó a ser un adjetivo que vagamente define a alguien arrojado, pero a quien no le importa mucho la causa que motiva su arrojo. Algunos lo emparentan con el kamikaze (“viento divino”, en japonés). La diferencia fundamental entre un gurka y un kamikaze es que el primero combate por una paga y el segundo fue un guerrero japonés, piloto de aviones, que se inmolaba por su patria estrellando su máquina contra los buques enemigos.

Vale recordar que los mercenarios nepaleses además de Gran Bretaña, también sirven como tropa paga en el Ejército de la India; en el año 2012 unos treinta mil gurkas estaban en las filas indias, mientras que en el Reino Unido, sus efectivos rondaban los tres mil quinientos. En ese mismo año el parlamento nepalí intentó terminar con esa tradición bicentenaria de exportar mano de obra para guerras ajenas, pero debido a tratados firmados entre Nepal, la India y Gran Bretaña en 1947, la decisión no prosperó.

En 2008 cientos de gurkas veteranos de guerra se habían manifestado en Londres reclamando un trato más justo en materia previsional, ya que sus jubilaciones no llegan a la cuarta parte de lo que cobran sus pares ingleses. No obstante, Gran Bretaña sigue ofreciendo ciento setenta y seis plazas anuales a los nepaleses que les interese la carrera de gurka.

Pero los tiempos cambian y en el año 2020, el gobierno de Katmandú (Capital de Nepal), anunció con orgullo que después de doscientos años de tradición masculina, los gurkas contarían con mujeres en sus filas.

Un dato para reflexionar es que en los dos siglos al servicio de Su Majestad Británica, por las filas gurkas pasaron más de doscientos mil hombres, perdiendo la vida cuarenta y tres mil de ellos. En ninguna de las innumerables guerras que participaron, el interés nacional de Nepal estuvo en juego.

Por esas paradojas de la Historia, el nombre de una fuerza militar nativa del otro extremo del mundo, se incorporó al habla popular argentina.

(1) – Diario Infobae (Edición Digital) – Buenos Aires – 28-03-17

Referencias

-¿Durante Malvinas que pudo decir Clemente?
-Nada, pero porque yo no quise. Tenía muy claro que era una maniobra de los militares para perpetuarse en el poder y que estaban jugando con la vida de los soldados. No adhería al triunfalismo, algunos me lo pedían, no en el diario, sino los que se prendieron en la euforia del “estamos ganando”. Hice un par de tiras con los gurkas y nada más. Fue la peor época que viví. En el único tema que se podía hacer algún comentario era en la economía porque el ministro no era  militar.
Veintitrés- 13-03-03- Entrevista a Caloi – “Cuando Clemente se Peleó con Nestaud, Muñoz y Martínez de Hoz, Tuve Miedo de Aparecer en una Zanja”.