Mi primera idea es colaborar. Subo la escalera, la policía está allí. Observo el rostro de María Trucco estirado desde los talones hasta los pelos. La boca rígida parece de muerta, pero no, la muerta es Martita Romero, la esteticista. Yo no quiero preguntar mucho, tengo miedo. María debe sentir lo mismo porque no emite sonido. Pobrecita, ¿quedará muda? Vivimos en la misma pensión, nos enfrentamos al desempleo, a las sombras, al confinamiento que nos exigió la policía hasta hallar al culpable de varios asesinatos, pero a pesar del encierro, Martita murió asfixiada con una soga. No es justo, con lo lindas que nos dejaba a todas. Ya quedamos pocos en este hotelucho, los perros y gatos fueron los primeros en morir. La policía dice que el modus operandi es siempre el mismo, la soga asesina es la causante. María Trucco me pregunta cosas con la mirada. Yo no pienso contarle que me comí los perros y los gatos porque tenía hambre de semanas. Tampoco pienso decirle que hace un par de meses me dieron el diploma de esteticista. Trabajo para todas no hay, y así como Martita Romero trabaja con hilos que levantan los pómulos, yo, desde hace meses, trabajo con soga, espero que no se me note la hilacha.
De Ana Caliyuri
Del libro “Historias con Hilván” – Próximo a Salir la Publicación en Mayo del 2023