Las personas con amor propio tienen la capacidad de amarse a sí mismos, a aceptarse valorarse tal como son, con sus virtudes y defectos. Es el amorlo que a ellos les impulsa a crecer.
Cuando hay un amor propio excesivo, una admiración desmesurada de uno mismo que, en términos generales, equivalen a decir vanidoso, egocéntrico y/o soberbio, estamos en presencia de un narcisismo… A diferencia del egoísta, el narcisista no se ama a sí mismo, mientras que el primero se prioriza a sí mismo.
Ser egoísta es diferente tener amor propio que, en definitiva, es necesario y saludable; el egoísta siente desprecio hacia su persona, no experimenta amor y quiere todo para él porque se siente vacío y miserable.
Las personas que tienen amor propio y un sentimiento de respeto por uno mismo, que no pueden transferir y/o entregar su propio espacio; a diferencia de esto, el egoísmo es la pretensiosa idea de utilizar a los otros para beneficio propio, al punto de manipularlos como si fuesen objetos. Los egoístas están aisladas y solas y, por esto, tratan de llenar su vida con objetos. Su personalidad puede ser depresiva con rasgos obsesivos. Estas personas no tienen en cuenta las necesidades y prioridades de otras personas, dan primacía a su interés personal y no tiene en cuenta el de otras personas.
Los egoístas aprenden a expresar sus deseos y tienen la habilidad de justificar sus acciones haciendo creer a los demás, como a sí mismo, que habrá beneficios; pero, en el corto o mediano plazo, la verdadera causa quedará al descubierto. Los egoístas piden mucho y dan poco y, en caso de dar mucho, sólo es por su propio interés.
Las personas egoístas solo atienden a sus necesidades e intereses y se protegen. Su lema es “primero yo, luego yo y después yo”, actitud ésta que puede llevar al deterioro de las relaciones personales. Ellas aprenden a manipular el entorno a su propia conveniencia para, de esa manera, no sentirse mal consigo mismo. El egoísta protege lo suyo a capa y espada y sólo puede pensar en sí mismo… ¿A quién le puede gustar compartir la vida con alguien así?
Las personas egoístas pretenden destacar por encima de todos, son pretenciosas y siempre desean ocupar un lugar destacado. Y, en el caso de que algo sale mal tienden a culpar a otros, queriendo demostrar de que el error ha sido del otro y, de esto, se convence a sí mismo. De esta forma refuerzan su propio ego al advertir, según ellos, que la equivocación fue la otra persona.
Son personas arrogantes, que no tienen en cuenta las opiniones ni puntos de vista de los demás, y se dan excesiva importancia. Ellas encuentran gran satisfacción en su forma de actuar y ser, estando muy pendientes de sí mismos, al punto que se olvidan del prójimo.
El egoísmo convierte a las personas en seres desagradables y hostiles para con los demás. Es destructivo y liquida lo mejor de cada persona. Es muy importante que tengamos en cuenta que, si somos egoístas, nos olvidamos de practicar virtudes como empatía, generosidad, humildad, comprensión, etc. Nos convierte en dominados por el egoísmo para ver las limitaciones y errores de los demás y justificando los nuestros; no tenemos la humildad de reconocer que nuestra actitud no es la adecuada y, por ende, somos injustos con los demás.
Las personas que son egoístas no transmiten afectos, son personas frías y exigentes. Ellas consideran que los que les rodean, deben reconocer y valorar sus méritos. Exigen que se les traten con consideración y respeto y, aun el caso de que este trato sería normal, el egoísta considerará que él se lo merece y en gran medida. No existe en ellos la posibilidad de prestar ayuda a los demás y se auto convencen y justifican pensando que nadie, en momentos difíciles o en situaciones similares, les ayudaría a ellos.
Dejemos de movilizarnos en la búsqueda del beneficio propio; Lo cierto es que vale la pena ser egoísta porque puede estropear muchas relaciones interpersonales. Seamos felices con el hecho de conocer el amor, el amor de pareja, el amor propio y el amor al otro.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
®.Valerius