“Los amautas enseñaban a sus alumnos las cosas de su tierra y sus creencias mediantes cordeles, a los cuales agregaban nudos: eran los quipus. Cada uno equivalía a una palabra nuestra o una idea. Los usan aún hoy los indígenas para contar las ovejas. Cada nudo correspondía a una cosa. Por un lado había un signo, por el otro un trozo de vida que le correspondía. Vida y signo iban de la mano. Era una virtud de las antiguas culturas. Pero en el siglo XX hacemos al revés: aprendemos los signos, técnicas, ciencias, pero no sabemos con exactitud a que aspecto de nuestra vida corresponden.”
Es cierto. Pero qué rara sensación de estar usando en todo esto sólo la mitad del hombre. Una mitad se la somete alelan, la otra ni se nombra. Es la parte que no se corrige, esa que una es realmente, ahí mismo, dentro del cuerpo, con el peso irremediable de ser uno entre tantos, con su carne y sus huesos, con sus pensamientos secretos, con sus intenciones prohibidas, con su amor y sus odios que nadie conoce porque a nadie interesan, todo eso que es la condición misma de su vida, como al desnudo, eso que nació con uno y que conserva como en el primer día, antes de todo plan, aun del mundo mismo: lo innombrable, porque es anterior a todo nombre.
Indios, Porteños y Dioses – Kusch Rodolfo – Página 114 – Editorial Stilcograf – 1966
- Y no se trata sólo del diablo, sino de repetir en cierta manera la gesta divina. Dios creó el mundo para verse a sí mismo, y nosotros hacemos otro tanto. En el fondo de la realidad, ya sea en la calle limpiada por el barrendero, ya sea en los muebles del ama de casa, ya sea en el exabrupto del bohemio, y aun en el país ordenado por un gobernante, en todo esto está uno mismo, están el ama, el bohemio, el barrendero, el gobernante, pero convertidos en muebles, en calle, en episodios o en la nación. Lo mismo ocurre con el altiplano. Aunque vayamos a miles de kilómetros de distancia siempre viajamos adentro de nosotros mismos. E ir al altiplano ya es la culminación, porque significa viajar hacia lo más profundo de sí mismo, hacia ese margen de prehistoria que todos padecemos, por más blancos e inmigrantes que seamos.
Indios, Porteños y Dioses – Kusch Rodolfo – Página 23 – Stilcograf – 1966
- Ante todo el espacio que vivía el quechua no estaba vacío, sino que estaba contaminado por la divinidad. Cuando un quechua salía de su casa no entraba en la calle como si estuviera vacía, sino que ingresaba a un lugar que está aún más sagrado que su propio hogar. Era en parte el hogar del inca, quien como representante de la divinidad disponía de todo el imperio y también de la calle. Siempre había en la calle un símbolo mágica: una puerta, un paredón, alguna piedra, alguna fuente que debían ser adoradas. Por todos los lados espiaba la divinidad. Indudablemente en el Cuzco antiguo la calle era más importante que el hogar de cada uno.
Indios, Porteños y Dioses – Kusch Rodolfo – Página 32 – Stilcograf – 1966 - ¿Y el mito del tango y el de Gardel? Pertenecen al sector secreto de Buenos Aires, donde el mismo pueblo nos autoriza a creer. Pasamos por el Abasto y decimos: ahí cantó. Uno sube al colectivo y se encuentra con su retrato. Tiene algo de amigo.
Indios, Porteños y Dioses – Kusch Rodolfo – Página 51 – Stilcograf – 1966
- Cuantas veces se toparía el buen pastor con una apacheta, un montón de piedras con una cruz encima, en un lugar desolado y árido, donde silba el viento y donde un temor vago lo invade a uno.
Indios, Porteños y Dioses – Kusch Rodolfo – Página 65 – Stilcograf – 1966
- Siempre reconstruimos un mundo indiferente, mecánico, disponible, desarmable, donde todo se corresponde, donde incluso cualquier intelectual mediocre puede encontrar fácilmente los padres espirituales de lo que uno dice.
Indios, Porteños y Dioses – Kusch Rodolfo – Página 71 – Stilcograf – 1966
- Hay una diferencia entre la opinión y la palabra mágica. Ésta nace de lo más profundo de uno y se supone que asciende hasta la divinidad. La opinión, en cambio, se detiene a mitad de camino, sirve apenas de pantalla para fascinar o molestar al prójimo. Le falta el cultivo necesario para convertirse en palabra mágica.
Indios, Porteños y Dioses – Kusch Rodolfo – Página 81 – Stilcograf – 1966
- Porque en Buenos Aires hacemos todo lo contrario. Aquí es preciso ser alegre, activo y evitar en lo posible el aburrimiento. Y para eso hay que hablar, hay que decir siempre lo que se es, porque si uno no muestra que es algien, la gente dirá de uno lo mismo que dice de la zamba: “No sirve para nada”. La zamba en cambio es silenciosa, nadie dice, durante el rito, quies es y nada se mueve fura de las manos del guitarrero. En este sentido, integrar una secta de zamberos significa echarse a perder.
Indios, Porteños y Dioses – Kusch Rodolfo – Página 104 – Stilcograf – 1966
- Cuando uno recorre una calle céntrica un día de semana, a la hora en que están abiertos los bancos, y ve tantos buenos ciudadanos disparando por todos lados para conseguir las cositas que necesitan para vivir en la ciudad, uno no puede evitar la sospecha de que, para hacer todo eso, gastan sólo una pequeña parte de su humanidad. ¿Y la otra? ¿Qué hacen con ella? ¿Será que somos muy libres y muy inteligentes porque usamos sólo una pequeña parte de nosotros? ¿Y qué hacemos con la otra? A veces pienso que una ciudad bonita y pulcra, con toda su apariencia pomposa sólo puede erigirse si se deja en algún lado alguna tremenda letrina en donde el buen ciudadano pueda escupir ese margen de vida que no sabe cómo vivir, y que él debe reprimir y encapsular parque no se vea.
Indios, Porteños y Dioses – Kusch Rodolfo – Página 106 – Stilcograf – 1966
- Realmente enfrentamos nuestra propia vida como si viéramos una película en una pantalla, sentados en la butaca, comiendo caramelos y chocolatines, como si asistiéramos a hermosas aventuras y recorriéramos países exóticos bajo la forma de la buena vida, pero siempre con la amargura de saber que al final de la función, nos espera nuevamente la calle, como siempre, a solas con uno, con eso innombrable dentro de uno y a escondidas porque a nadie le interesa.
Indios, Porteños y Dioses – Kusch Rodolfo – Página 115 – Stilcograf – 1966
- Allá se puede ser comunista o democrático, honrado o falso, intelectual o estúpido, rico o pobre, ingeniero o poeta y aún así, si se yerra o si se es negativo, siempre habrá alguna institución, alguna empresa o una secta que lo salve a uno y lo mantenga afuera, con la obligación perentoria, aunque inocente, de tener que agradecerlo todo.
Indios, Porteños y Dioses – Kusch Rodolfo – Página 115 – Stilcograf – 1966