Jesús Chamuyaba en Parábolas
Roberto Peregrino Salcedo fue el “fogonero” que alimento con talento, esa “maquina” de humor porteño y ternura que se llamó Juan Carlos Altavista, a quien suministró el “potente combustible” de sus libretos- 17 años en radio, tres películas (“Mingo y Aníbal”), y sus dos últimas temporadas de TV con el éxito de “Superdommingo”, por TELEFE.
El mismo R. Peregrino Salcedo fue quien ideó para su artista, El Evangelio en Lunfardo para radio: Minguito era el “catequista” que preparaba para su primera comunión a un “gomía atorrante del rioba”, llamado Cacho Boteya, que no era otro que el mismo libretista.
Jesús Chamuyaba en Parabolas no ha sido escrito para intelectuales, sacerdotes, universitarios, monja o literatos y mucho menos para los puristas de idioma – obvio-. Pero “jugátela”, que no va a faltar en la biblioteca de ninguno de ellos.
El que no Quiso Perdonarlo a su Ñoricompa
(Mateo 18, 23-35)
Batió Jesús
-Y pa’ que se les grabe bien en la sabiola les cuento en el Reino de los cielos va a pasar lo mismo que pasó con un recontracapo que se le dio por ajustar los cuenta por la gatita que a él le debían sus empleado. De pronto se encaró con un punto que le debía un toco de vento. Pa’ ser esato, debía como dié palos en monedas de oro. Como el pobre desgraciao no tenia en el grilo ni una miserable chirola pa’ poder gatillar la deuda, el capo le ordenó a lo súdito que le pusieran bandera de remate a él, a su jermu, y a todas las cosas de la casa pa’ cobrarse todo el torvelo que el desdichao le debía.
Cuando el deudor supo todo lo que le iba a pasar, se zambulló de rodilla, se abrazó a las pata del recontracapo y le lloró le carta diciéndole: “Aguanta un cacho más, Jefe, y yo con tiempo voy a poderle garpar hasta la última guita”
El recontracapo le tuvo lastima y aflojó como un flan, porque no solamente que lo dejó en libertá, sino que también le perdonó todo lo que le debía. Ya se lo pueden imaginar el coso, loco de contento como si hubiera acertao los trece punto del Prode. Pero apenita cazó la yeca, se topó con un ñoricompa que le estaba debiendo cien chirolas. ¡Que les cuento que el muy guanaco lo chapó del gañote y se lo entró a apretar! “¡A mí no me vengas con historias! ¡Garpame la gamba que me debés y a otra cosa mariposa!”. “Pero escúchame hermanito”. “ ¡Hermanito las pelotas! ¡Cotizate ahora mismo si no querés que te reviente, pedazo de marmota!”.
El otro lloraba desesperado arrodillao, humillao, decía: “Teneme paciencia, loco… aguántame un cacho y cuando cobre la quincena te lo garpo todo”. Pero el otro, que tenía la manija, lo botoneó y lo mandó en naca hasta que le garpara todo el vento que le debía.
Los gomías del pobre tipo, que lo habían junao todo, se chivaron y entonces fueron, le batieron todo al caporal y en dó minuto se lo tejieron del forro. El recontracapo le dijo: “Decime pedazo de turro, ¿no te perdoné acaso yo a vos todo lo que me debías apena me lloraste la carta como una Madalena? ¿No tendrías que haber hecho vos lo mismo con tu ñoricompa?”.
Estaba tan estufo el Caporal, que lo fletó hasta la autoridá competente, p’ hacerle garpar hasta la última moneda de su deuda.
Y Jesús remató la parábola:
-Así va a hacer mi Viejo Celestial con ustede si no perdonan de bobo a su hermano.
Comentario
Las ofensas que nos hacen los ñoricompa- sin querer o de mala leche-, los familiare, los gomia, son pavadas si las comparamo con las ofensa que nosotros le hacemos a Dios, porque mientras él nos perdona todo, nosotros ni siquiera le damos un plazo pa´que arreglen sus deudas con nosotro.
Y pensar que mucho de nosotro, cuando rezamo el Padrenuestro, decimo con cara de santo: “… perdoná nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden…”
¡Qué vamo a perdonar! ¡No perdonamo ni medio!
Somo tan truchos y además tan gile- que eso es pior- que todavía no se avivamo de que el perdón, es lo único que nos hace parecer a Dios.
El perdón una obra, debute, pulenta, transparente; es la obra maestra de Dios.
El perdón es la más linda forma del amor.