En la Edad Media, la ceremonia de adopción de un hijo estaba rodeada de singulares formalidades. El adoptante debía sostener al adoptado y meterlo por la muy amplia manga de una camisa de once varas, luego de lo cual la estampaba un beso en la frente.
Pero, ¿Dónde reside la justificación de la expresión meterse en camisa de once varas? En que, por lo general, las adopciones no dan buen resultado y eso dio origen a la frase que previene sobre la inconveniencia de ser adoptado por nadie.
El uso que le damos a esa expresión en la actualidad encierra una exhortación a no mezclarse en cuestiones ajenas o en situaciones comprometidas.
Del Diccionario del Buen Decir – Profesor Esteban Giménez – Ediciones Ayui –
Meterse en Camisa de Once Varas o Meterse en Cañiza de Once Varas
Expresión que sale a reducir cuando alguien se embarca en una empresa que promete más riesgos que beneficios. Lo que primitivamente se decía es “meterse en cañiza de once varas”, y esa locución era de uso exclusivamente campesino. La cañiza es un redil o corral hecho con cañas partidas por la mitad.
Por otra parte, el diccionario de como una de las acepciones de vara “la cantidad de cerdos que una sola persona puede conducir con la ayuda de un palo” alrededor de cuarenta. La cañiza de once varas era entonces un espacio capaz de contener unos 500 animales. Un sitio tan engorroso como de difícil salida.
Otra versión relaciona el dicho con una ceremonia medieval de adopción. En ella la criatura era pasada por la manga de una camisa y sacada por el cuello, en señal de aceptación. Puesto que la vara es una medida antigua que equivale a unos 80 centímetros, la prenda – digno del ogro del Pulgarcito- debía de medir… ¡unos diez metros! No parece muy verosímil.
Camisa o cañiza, el sentido del dicho es idéntico: meterse en una situación que nos excede y nos llena de complicaciones.
Caras – 05-05-94 – Etimología, Historia de las Frases