La memoria suele ser un péndulo que oscila en el aire de los recuerdos y hablando de remembranzas, pertenezco a una generación que se asombraba con el reloj de pared con Cucú, péndulo, campana y otras yerbas.
Galileo Galilei inspiró a Christian Huygens (científico neerlandés) en el diseño del primer reloj de péndulo en 1656, era el más exacto hasta entonces con un margen de error de 5 minutos diarios, aunque el más conocido fue el reloj Cucú. Ese reloj que cada media hora, sale automáticamente un pájaro, cuyo sonido se asemeja al del cuclillo o pájaro cuco. Es un ave de unos 35 cm de longitud, de plumaje gris ceniciento, azulado por encima, cola negra con pintas blancas y alas pardas y cuya particularidad es que la hembra pone los huevos en nidos de otras aves para que sus polluelos sean alimentados por ellas; siempre me llamó la atención ese acto de sagacidad y vaya a saber por cual razón fue elegido como pajarillo de los relojes de pared. ¿Será que el tiempo es engañoso?
Mis vecinos amados tenían un reloj de pared con péndulo y sin pajarillo, las campanadas contaban la hora justa, y vaya a saber por qué mecanismo del cerebro, también yo las contaba a la par, un modo de juego zonzo si se quiere, pero era una forma lúdica de aparearse al tiempo.
El lustroso reloj ocupaba un espacio privilegiado del living comedor. Conocer los números fue el primero de mis acercamientos a la cultura romana, me parecía mágico poder leer esos números tan diferentes a los números naturales. Se aprende jugando, sin dudas. Ese grupo de símbolos formado por letras mayúsculas que inventaron los antiguos romanos para poder representar valores y cantidades, me portaron al vasto mundo de la cultura greco romana. Tanto que llega a mi mente la pre adolescencia y sus mecanismos para diferenciarnos del mundo real, fue así como habíamos inventado con mi prima un alfabeto diverso, hecho de signos y símbolos para comunicarnos sin que nadie descubriese qué habíamos escrito. Un método que nos aislaba y a su vez nos hermanaba, como hoy pueden ser los tatuajes y su simbología que muchas veces desconocemos. Como sea, desde que el mundo es mundo, un simple objeto de medición del tiempo nos coloca en un espacio que oscila entre el ayer, el hoy y el mañana porque si hay algo que tienen las añoranzas es la capacidad de estar presentes sin estarlo.