Creencias, Mitos y Leyendas
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Las Cábalas
En busca de una cábala para ganarle a la vida. Creer o Reventar
Las Cábalas

En Busca de una Cábala Para Ganarle a la Vida
Cientos de miles de cábalas que se hicieron gestos, ritos y religiones fueron adoptadas por los hombres de todo el mundo, en todos los tiempos. ¿Por qué? Alfredo Maffat, psicólogo social, investigador, y Lucio Cerdá, psicoanalista, se sumaron a la búsqueda de respuestas.

Aquella mañana, cuando Marcos Carmona le encendió un cigarrillo al diablo antes de entrar en la mina, no supo que se ceremonia tendría hoy, en esta página, un nombre: cábala. Sucede que la cábala no se limita solo a un cruce de dedos o al andar todo el día con una cabeza de ajo en el bolsillo. “La cábala es tan antigua como el hombre- dice Alfredo Moffat-, es un intento por controlar el futuro porque es ahí donde el hombre está desamparado. Controla el presente pero no controla lo que va a suceder. Mediante la cábala se intenta que algo suceda; y que suceda para cierto lado”.

Lucio Cerdá, detrás de un escritorio oculto por los libros, agrega: “La cábala es una de las manifestaciones del pensamiento mágico. Es lo que el hombre imagina a partir de lo desconocido; lo que no comprende, lo que no puede dominar. Entonces, frente al miedo, el miedo, el hombre construye un sistema mágico por medio del cual cree que, asociando gestos, palabras acciones u objetos, puede alejar supuestos peligros”.

El Instinto por Crear Metafísica
Otros mineros- junto con Marcos Carmona- suelen reunirse en loquee los llaman un Ch’alla. “Empezamos a ch’allar en los lugares de trabajo, dentro de la mina. Traemos banderines, mixtura y serpentina. Primero empezamos con el Tío, el diablo. ´Primero empezamos con el Tío, el diablo. Ponemos un cigarrillo apagado en su boca. Después de eso echamos un poco de alcohol a la tierra para la Pachamama y luego se lo ofrecemos al Tío. Sacamos nuestra coca y empezamos a mascar, y fumaos. Servimos chicha de las botellas que cada uno de nosotros ha traído, encendemos el cigarro del Tio y le decimos: Tio, ayúdanos en nuestro trabajo y del sacrificio que estamos haciendo y empezamos a emborracharnos. Cuando esto ha terminado enrollamos las serpentinas en el cuello del Tío, preparamos nuestras ofrendas y después de algún tiempo decimos; vámonos”. Moffat, pasando el dedo por una máscara traída de Oruro, una máscara de la Diablada, dice: “El minero boliviano esa en permanente riesgo de muerte.

Entonces para él es muy importante todo el culto al demonio, al diablo< porque el diablo es el dueño de abajo, de la entraña de la tierra. Los aviadores creen en Dios, porque Dios está en los cielos; los mineros creen en el Diablo… La cábala actual, en las ciudades, serian el rasgo mutilado de una función más rica en los pueblos ecológicos. Se trata del control del porvenir a través de ceremonias rituales muy complejas. Podríamos decir que la cábala es la magia mutilada, y lo que se hace hoy son vestigios de aquellas magias”.

“Hay múltiples modos de construir pensamientos mágicos mas socializados,- agrega Lucio Cerdà- como aquellos que tienen que ver con la mala suerte y la buena suerte, que además de conectan con procesos mágicos antiquísimos como son la magia negra y la magia blanca. Pero toda magia tiene una misma raíz: el pavor a lo desconocido y procedimientos para conjugar peligros reales o imaginarios. Esto da lugar a liturgias con distintos grados de complejidad antropológica, cultural y social.

Las cábalas tienen una frontera que nos sitúan en el campo de los mitos populares donde una lectura solamente psicoanalítica  o psicológica, reduciría el fenómeno a un esqueleto vacío. El hombre siente la necesidad de tener respuestas sobre el mundo y la vida que vive. Es lo que Elliot denominaba el instinto por crear metafísica. Esa necesidad de respuestas es lo que da ligar a la mitología y a la filosofía. Rastreando, nos encontramos con mitos que en realidad son un modo fantástico de averiguar ciertas verdades eternas…”

“¿A dónde vamos? ¿De dónde venimos?”- se pregunta Moffat-

“En esas cosas, desde el hombre de piedra hasta ahora, no avanzamos ni un centímetro. L que ocurre es que el hombre actual está más aturdido, hay más sonajeros culturales, hay más ruido” para olvidarse del desamparo”.

La Catedral del Miedo
Hasta Ahora, las cábalas aparecen como el vestigio de antiguas ceremonias que pretendían controlar el futuro y l desconocido, y dar respuesta a las preguntas sin respuesta. Ahora: “Ahora la magia se retiró a otros lugares, por ejemplo a los antibióticos, dice Moffat. En las clases populares, incluso en el cuerpo médico, los antibióticos, dice Moffat. En las clases populares incluso en el cuerpo médico, los antibióticos son tomados como un placebo mágico: enseguida te dan un antibiótico En realidad toda la medicina aparece como mágica entre los sectores populares. El otro día me contaron que a una mujer le sacaron una radiografía y ella dijo que con eso se sentía mejor. Podríamos decir que la magia  se refugió en la penicilina y en las ceremonias de las iglesias. Yo, personalmente, tengo un gran respeto por las iglesias porque me parecen un monumento al miedo, un monumento a lo desconocido. Cuando uno más convencido está de que no es dueño de su destino, hace una iglesia más alta son monumentos a la ausencia de información que padece toda la humanidad “Moffat hace una pausa, luego continua: ”La cábala también se conecta con todos los rituales propiciatorios, como el casamiento. Se hace algo para que ocurra tal cosa; de la misma manera funciona el marxismo. Te dicen que si se lucha por el socialismo y se combate el capital en todos sus aspectos, después de pasar por una etapa socialista, se llega a un comunismo paradisiaco. Son utopías casi mágicas.

La psicología también es  ritualista, porque el psicoanálisis, llevado al extremo de sus técnicas más ortodoxas, se convierte en una especie de ceremonia propiciatoria de la esperanza de la salud, de la esperanza de la conversión del “ello” inconsistente en consciente. En definitiva, es el tema de todas las religiones: la iluminación”.

Ahora, a media mañana, un camionero se detiene en la ruta para dejar una botella con agua en el improvisado altar que se levanta junto al camino, uno de los miles de altares de la Difunta Correa que se extienden por todo el país. Lucio Cerdá, dejando el psicoanálisis para después, aclara: “Una cosa es la cábala cotidiana, manifestaciones muy acotadas que no responden a problemáticas profundas del hombre. Luego están los fenómenos como el curanderismo, que tiene que ver con el pensamiento mágico y la ocurrencia a personas o metodologías muy particulares.

Pero no hay que olvidar que también, dentro de este tema, están las manifestaciones más complejas, como el de las religiones, tanto universales como regionales. La Difunta Correa no se agota en un fenómeno de curanderismo o de magia, es mucho más profundo. No debemos olvidar que existen las necesidades de un pueblo, y que esas necesidades e concretan en conceptos y liturgias que responden a sus fantasías, a su historia como pueblo, a sus luchas y sus dolores. Creo que vale la pena hacer la distinción para que todo aquellos que tenga que ver con lo mítico, no aparezca como producto de la ignorancia o del temor, únicamente”.

Creer o Reventar
Ayer, sábado por la noche en San Isidro, una pareja detuvo su paseo. A unos doscientos metros un grupo de personas caminaba iluminando un recodo de la costa, frente al rio. Luego se acercaron, también otros vecinos. Las misteriosas personas ya no estaban, pero en la tierra entre charcos, se podían ver flores de papel, máscaras, varias velas y una gallina degollada. La pareja preguntó. Los vecinos respondieron: macumba.

Los actos se suceden y aquellos que ven las cábalas ajenas sin detenerse en las propias se interrogan. Lucia Cerdá, psicoanalista, responde: “Una primera aproximación seria la dificultad para tolerar la ansiedad que nos propone cualquier situación vital, en la cual podemos obtener gozo o placer. Esa ansiedad, propia de la naturaleza humana, a veces se tolera y a veces no. Es por eso que todo individuo tiene su propia liturgia personal. Hay algunos que la desarrollan de una manera abundante: son os que nosotros denomínanos neuróticos obsesivos. Ellos arman todos sus actos a través de pequeños ritos litúrgicos, por ejemplo: la almohada debe estar de determinado modo; hay que lavarse tantas veces por día las manos; no tocar los picaportes o tocarlos de determinada manera; etcétera. Esto sería la exacerbación o la grosería de lo que todos hacemos permanentemente. Dicho de otro modo: todos, de alguna manera, tenemos nuestras cábalas.”

La rutina también es una cábala. Repetir todos los días aquellas mismas cosas que nos ofrecen seguridad, tranquilidad.

“La rutina es una manera de prevenirse ante lo incierto- afirma Lucio Cerdá-. Hay personas que nacen con una especie de celofán gris que las cubre, entonces su visión del mundo es siempre gris. El mundo es un lugar hostil y está lleno de peligros. Por lo tanto su insertarse en el mundo está leo de precauciones…precauciones. Hay que prepararse ante la inminencia de los hechos porque, lo que no se tolera, es lo nuevo, lo inesperado.”

Un hombre de caer en la calle y otro, que ha visto la escena, piensa que debe jugarle al 56 a la cabeza. Una muchacha, antes de ir al encuentro de un joven, se ha puesto una hoja de ruda macho en el zapato. Un hombre que busca trabajo lleva pegada, debajo de la camisa, una estampa de San Cayetano.

En el Congreso Nacional, una ristra de ajos que cuelga detrás de la puerta del despacho de un legislador. En cada acto hay una cábala, en cada gesto una intención. Lo incierto acecha.

“La cosa no pasa por oponerse o combatir el temor a lo incierto- dice Lucio Cerdá, el psicoanalista- hay que aprender a vivir con él. Admitir, que nosotros no somos maquinas ni mucho menos. Aceptar que ni siquiera somos lo que alguna vez Occidente nos hizo creer que éramos; es decir, un ser dueño absoluto del mundo y de la naturaleza. En realidad somos seres vivientes permanentemente transitados por la incertidumbre y la más profunda desolación. El tema, es convivir con eso.”

El dedo de Alfredo Moffar pasea sobre el escritorio siguiendo un laberinto imaginario. Luego, el creador de “el Bancadero” dice: “La cábalas son necesarias porque, si vos no creés, te volvés loco. Si no adherís a ninguna de las teorías posibles te quedás sin sentido y lo que se te revienta es la percepción de la realidad. No podes no creer; porque no creer en nada, nada, significa la psicosis. Es decir que se te revienta la cabeza. Por eso, vos creés o reventás.”

Antes de abandonar la mina, Marcos Carmona se detiene ante la imagen del Tío. Le ofrece uno de los dos cigarrillos que tiene por día y dice: “”Gracias Tío, por no dejar que algo malo me suceda hoy.”
Por Fernando Almirón – El Porteño – Septiembre 1985

La smorfia es una joya de la cultura popular napolitana explica Amengual www.pagina12.com.ar

El Monopolio de la Fe
En abril de 1976, la Conferencia Episcopal Argentina advirtió claramente a los fieles sobre cómo y con quien satisfacer su necesidad de creer. En el capítulo sobre El Culto de los Santo y de las Almas del Purgatorio, bajo el subtítulo Abusos, dice:

“Como en todos los tiempos, también en nuestros días existen desviaciones respecto del culto de los santos y de las almas del Purgatorio. Algunas veces la religiosidad popular es desvirtuada por la superstición…”

“Hay casos concretos en que sin que conste históricamente su existencia y al margen de la autoridad eclesiástica, se rinde culto a determinadas personas. Tal es el caso de la llamada Difunta Correa, cuyo culto ilegítimo se ha extendido desde Vallecito, en San Juan, a lo largo y ancho de la República, a través de templetes, ermitas y profusión de estampas e imágenes, con no pocas derivaciones supersticiosas. Por lo tanto acordamos: 1) Que los católicos solo es lícito honrar con culto público a aquellos que la autoridad de la Iglesia ha inscrito en el elenco de los Santos y Beatos. 2) Que, por consiguiente, el culto a la llamada Difunta Correa no está dentro de estas condiciones y es ilegítimo y reprobable.3) La Conferencia Episcopal Argentina pide a los verdaderos católicos que se abstengan de practicar dicho culto.»

Parece que la Iglesia, por las dudas, “toca madera”.

Sobre Anuncios, Suertes y Desgracias
Se dice que el futuro se anuncia en las pequeñas osas de la vida cotidiana. Por ejemplo, en los valles de calchaquíes:

Cuando uno está por morir anda la mosca por toda la casa.
Cuando se pega la brasa en la pava significa que vendrán visitas; si la brasa es grande, la visita es de cerca; si es chica, de lejos.
Ahogarse con saliva u otras cosas, malas noticias.
Cuando uno se muerde la lengua, la familia está con hambre.

Cuando cae una estrella un alma se condena.
“Rengo de frente amor presente”; hay que contar hasta tres para que aparezca el amor.
El que tiene dientes ralos es un embustero.
Si el gato se lava la cara, visita. Si se lava mucho, visita de mujer, si poco, de hombre.

Son Presagios de Mala Suerte:
Derramar aceite. Escuchar el canto de una gallina o el chistido de una lechuza; echar sal sobre una mesa; oír aullar en la noche a un perro; que un gato negro cruce por delante de una persona de izquierda a derecha, son presagios de males Golpearse el codo izquierdo es mala suerte. Cuando arde la oreja izquierda, es porque alguien está hablando mal de una persona.

Ponerse las medias al revés: mala suerte. Cuando se está frente a una persona que se supone puede “ojear”, es preciso evitarlo “haciendo los cuernos” con la mano derecha. Para alejar las tormentas o el granizo debe hacerse en el suelo una cruz de sal; se obtiene mejor resultado si también se pronuncia algún conjuro.

Sobre la Buena Suerte:
Trae suerte encontrar en la calle una herradura, especialmente s tiene siete clavos.
Escozor en la mano izquierda: dinero.
Desconocer a un amigo: larga vida.
Un caballo blanco: buenas noticias.
En Uruguay, cuando se ve a una negra, hay que golpearse la rodilla con el puño cerrado y decir tres veces: “suerte, suerte, suerte.”
Cuando uno encuentra a un grillo hay que encerrarlo en un franquito con un poco de la sal.  Trae suerte.

Dicen la Región Calchaquí, que:
Un gato negro robado es suerte.
Si el cuchillo cae parado al selo es porque habrá prosperidad.

Para pasar bien el rio, cuando éste está crecido, hay que tirar primero un pedazo de pan: y no hay que llevar queso.
Encontrar en el camino una alpargata vieja y pisarla con el pie derecho: suerte.
Los jueves hay que cortarse las uñas para hacerse rico.
Para conocer las mentiras hay que hacerle sacar la lengua al que las dice: si no la saca es verdad, sino mentira.
Cuando un perro orina sobre la pierna de uno, no hay que enojarse, hay que dejarlo que termine bien, porque es mala suerte para el que le toca.
(Del “Diccionario de Creencias y Supersticiones” de Félix Coluccio)

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