Bairoleidi, la sirena del lago perfecto, es producto de la IA. Es ella quien le deja las coordenadas a Dea Ram para que encuentre a Tantra y negocie la supervivencia.
Entramado de Universos
Dea Ram es la única capaz de darle sosiego a Ansidorio que vive en constante crisis, por otra parte él, es quien cuida de Dea, pues es su reaseguro para la única paz espiritual que conoce. La fuerza de Ansidorio radica en su propia angustia, dicha fuerza es inconmensurable, sobre todo si está en peligro Dea Ram.
Decide acompañarla hasta las coordenadas marcadas en suelo marciano: 4.59 ° S 137.44 ° E, para encontrar a ese ser, con carácter de semidios, llamado Tantra.
—Ansidorio, es una travesía muy compleja, según esas coordenadas estaremos frente a una cueva de cristal donde hay infinidad de soles y universos. Podremos perdernos en el infinito—dice Dea Ram-
—Yo iré, Dea, en tiempos remotos he estado en la ciudad sin soles donde la oscuridad engullió todo, menos a mí y mi ansiedad. Sé cómo sobrevivir en todos los universos posibles. Multiversos naturales no explorados—respondió con seguridad Ansidorio y agregó— ¿sabes qué fue lo último que dijo Stephen Hawking antes de su viaje infinito?
—No, no lo sé, respondió confundida Dea Ram.
—Dijo que, ese universo de universos, se parece a millones de burbujas que surgen en un agua hirviendo y que no deja de expandirse, tiene sus propias leyes físicas, y allí, todo es posible.
—¿Me estás diciendo que esas cuevas de cristal nos fundirán en la nada misma, apenas entremos?
—respondió desesperanzada Dea Ram.
—Exacto, si vamos a viajar a otros mundos siendo partículas de un todo indivisible, seré parte del viaje—replicó Ansidorio.
—No, no, Primero debemos averiguar qué planes se trae ese tal Tantra para con los terráqueos, no estamos solos, Ansidorio, también están Aristotelius y Chaofair—respondió Dea Ram.
—Pero, ¿cómo haremos para comunicarnos con él sin entrar a la cueva de los universos paralelos?
—Tranquilo, Ansidorio, iremos juntos con la luz del tercero de mis ojos—respondió con seguridad Dea Ram.
Felizmente la propuesta fue aceptada. Dea Ram puso su ojo al servicio de los universos paralelos, y para su sorpresa, de una estrella muerta hacía billones de años luz, surgió un ser de cuatro patas, un ala rígida, brazos de grafito cargados de misiles o algo similar, cuyo rostro era semejante a un humano.
—Soy Tantra—dijo colérico—sé que me andan buscando. Los pude ver en mi cartografía perfecta, sus existencias dependen de mí y si deseo serán menos que cucarachas, o es más, tan solo no serán.
El ojo de Dea Ram, parpadeó perplejo.
Texto: Ana Caliyuri
Ilustraciones: Tadeo Zavaleta de la Barra