Según las Naciones Unidas, hasta este momento han muerto 3760 niños de las 9000 víctimas en la Franja de Gaza, producto de los bombardeos del Estado de Israel, en represaría por el ataque del grupo Hamás cerca de la frontera a principios de octubre.
Por el avance de las fuerzas israelitas sobre el terreno, sumado a los constantes bombardeos sobre la población civil, los palestinos no tienen fuerzas armadas, buscando miembros del grupo terrorista del Hamás, tiene la terrible consecuencia de miles de niños muertos.
Se calcula que la mitad de los dos millones y medios de palestinos que viven en Gaza son niños, es por esta razón la cantidad de bajas inocentes en este conflicto que parece no tener fin.
Las familias se separan para no morir todos juntos, padres por un lado que envían a sus hijos a otras ciudades, tratando de alejarlos del peligro. Pero en un territorio tan pequeño como Gaza, no es fácil permanecer vivo o fuera del alcance de alguna esquirla.
Sabiendo que sus hijos o ellos mismos pueden morir, los padres escriben en las manos o en los pies de sus hijos el nombre del niño y algún dato más, para que puedan ser identificados si sufren alguna herida o si pierden la vida.
Estos números quedarán desactualizados al momento que estés leyendo estas líneas, según se desprende de la carta de renuncia, que se filtró a la prensa, de Craig Mokhiber, quien fue el director de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas con sede en Nueva York, hasta el mes pasado.
El ex funcionario, asegura que Naciones Unidas recibe “enormes presiones para transigir sus principios humanitarios”. Y aseguró: “Una vez más, asistimos al desarrollo de un genocidio ante nuestros ojos, y la organización (ONU) a la que servimos parece no poder detenerlo”, Y agregó: «En Gaza, se ataca gratuitamente a viviendas civiles, escuelas, iglesias, mezquitas e instituciones médicas, y se masacran a miles de civiles».