Es uno de los tantos dichos a los que no debe tomarse literalmente para analizar su origen.
Los lexicógrafos modernos le asociaron con el dicho: No dar el brazo a torcer, y lo relacionan con la tradicional “pulseada”.
Cáceres (op. Cit.) Opina que el dicho tiene que ver con “pelear una persona sin armas con otra que si las tiene”. Se entiende que al hablar de un dicho antiguo las armas las tradicionales y rudimentarias tales como palos, cuchillos, lanzas, etc. El brazo partido, según el autor, sería la costumbre de colocar el antebrazo como defensa, especialmente el opuesto al activo que usaba el peleador para dar el golpe.
Esta definición, me parece más coherente y menos rebuscada que las que se transcriben más arriba.
Del Origen de los Dichos – Editorial Selene
Cualquier Enfrentamiento, Aunque en él no se Emplee la Fuerza Física
El sentido de la frase es conocido luchar con toda la fuerza disponible y resuelto a no darse por vencido. Menos claro resulta el hecho de hacerlo a brazo partido. ¿Qué puede significar?; ¿con una extremidad enyesada o en cabestrillo? ¿O bien – como a veces ocurra en la pulseada entre forzudos- hasta que uno de los rivales se quiebren el brazo?
Nada de eso. La frase nació en tiempos de las guerras feudales. En aquella época partido equivalía también a apartado. Y lo que según la frase se dejan de lado son las armas.
Se pelea con uñas y dientes, a codazos o a puño limpio, pero con el brazo desarmado. La expresión se ha generalizado y en forma figurada alude a cualquier enfrentamiento, aunque en él no se emplee la fuerza física. Así, puede no discutir, porfiar o defender una causa a brazo partido, sin recurrir a otro medio que las palabras. Se trata de una pulseada verbal, un karate de argumentaciones donde la lengua ocupa el lugar que el dicho atribuye a los brazos. Y ya es sabido que en ciertas ocasiones lo dicho puede resultar tan hiriente, y hasta mortal, como un puñal bien asestado o una estocada a fondo.
Caras- 08-08-96 – Etimología, Historia de las Frases