El Extraño Caso de la Desaparición de las Cucharitas
¿Adónde van las palabras que no se quedaron? ¿Adónde van las miradas que un día partieron? Y, sobre todo, ¿dónde van a parar todas las cucharitas en el mundo? Porque todos estaremos de acuerdo en que hay un complot universal, en el hogar, en la oficina, en los bares, para que las cucharitas vayan desapareciendo hasta que, fatalmente, ya no quede ninguna.
No parece una pregunta muy científica, pero bien mirada, sí que lo es, y tiene que ver con métodos de muestreo y medición, que son los que preocuparon a tres investigadores del Centro de Epidemiologia y Salud Pública en Melbourne, Australia, cuando descubrieron que la sala de té del instituto no tenía más cucharitas No sólo eso, los reemplazos cuchariteros pronto sufrían el mismo destino. Manos a la obra, entonces: a medir la tasa de pérdida de cucharitas y su vida media (un parámetro estadístico que registra el tiempo que tarda en desaparecer la mitad de los elementos en cuestión). Mal no les fue, y publicaron sus resultados en el prestigioso British Medical Journal
Para el estudio se plantearon diversas hipótesis, incluyendo la de si la tasa de pérdida de cucharitas depende del cuarto en el que estén, o si las cucharitas de mejor calidad desaparecen más rápido. Como buenos epidemiólogos, planearon cuidadosamente el estudio, con una etapa piloto y una más completa, para las que tuvieron que adquirir y numerar 54 cucharitas de acero inoxidable y 16 de mejor calidad, cuyo derrotero contaron durante cinco meses Más aún durante este período llegaron a revisar los escritorios para contabilizar las cucharitas vagabundas.
Vamos a los resultados: Juego de cinco meses habían desaparecido irremediablemente 56 cucharitas, un 80 por ciento del total. La «vida media» de una cucharita resultó ser de 81 días, aunque duraban más en los cuartos individuales que en el salón de uso común. Como el instituto tiene unos 140 investigadores, las cuentas dicen que se pierden 2,58 cucharitas por persona cada 100 años. En resumen, para que se asegure la presencia de una cucharita cada dos personas, el instituto debería comprar 252 al año.
Esto no parece demasiado para el presupuesto de un centro de ciencias, pero si lo extrapolamos a una ciudad con unos dos millones y medio de trabajadores-como hicieron los investigadores para el caso de Melbourne-, los números cambian 18 millones de cucharitas van al limbo de los cubiertos cada año
Como parte de la investigación se realizó una encuesta a los empleados: 36 por ciento admitió haber robado alguna vez una cucharita (aunque pocos aceptaron que hubiera sida en el ámbito del trabajo), y un 33 por ciento estuvo muy de acuerdo con la afirmación de que robar estos utensilios está muy mal», frente a un 12 por ciento que no estuvo para nada de acuerdo Prudentes, los autores recomiendan que el desarrollo de controles efectivos con la pérdida de cucharitas debiera ser una prioridad en los planes nacionales de investigación.
Como era de esperar, el paper tuvo gran éxito. La revista tiene una sección de opinión de los lectores, en los que más de 50 científicos de todo el mundo enviaron sus comentarios sobre el extraño caso de la desaparición de las cucharitas, Entre estas sesudas propuestas aparecieron varios experimentos adicionales realizados en otros institutos (con resultados similares), expandir los estudios a tenedores y lapiceras e tomar medidas precautorias como el encadenamiento de las cucharitas en cuestión. Incluso un lector comparo la tasa de desaparición de las cucharitas a la de las medias engullidas por los lavarropas
El estudio tuvo algunas aplicaciones prácticas inmediatas: cuando los científicos del instituto se enteraron de los resulta dos mágicamente reaparecieron cinco de las cucharitas perdidas. Según los investigadores, el resto seguramente haya ido a parar al planeta de las formas de vida basadas en cucharitas perdidas en el espacio.
Debate – 29-06-06 – Por Diego Golombek – Doctor en Ciencias Biológicas