Aramos dijo el mosquito, sentao en l´aspa del buey.
El vicio de atribuirse los méritos del trabajo ajeno, ha sido objeto de una seria de dichos y de fabulas.
En El coche y la mosca, por ejemplo, La Fontaine, describe como un carruaje tirado por seis caballos queda empantanado en la cuesta de un camino. Mientras los seis hacen enormes esfuerzos por salir, aparece una mosca que va y viene entre las orejas de los animales prodigándole frases de aliento e inútiles recomendaciones. Cuando por fin el coche vuelve entre las orejas de los animales prodigándole frases de aliento e inútiles recomendaciones. Cuando por fin el coche vuelve a andar, se ufana el insecto:
“Si no fuera por mi ayuda,
todavía estaríais tironeando en la cuesta”.
También los españoles se han hecho eco del tema.- Una fábula anónima habla de un buey que recorre el campo arrastrando el arado durante toda la jornada y llevando un mosquito sobre el lomo.La estrofa final resume la presunción del parasito:
“Y cuando el buey agotado
todo el trabajo hubo hecho
aramos dijo el mosquito
muy orondo y satisfecho”.
Ese “aramos” refleja la actitud de un enjambre de gente que con la pantomima de colaborar cree haber cumplido. Un zumbido que irrita. Un aguijón de falsos méritos que nos taladra con frecuencia.
Caras – 14-07-94 – Etimología – Historia de las Frases – “Aramos dijo el mosquito”
Chamarrita de una Bailanta
De una bailanta con acordeón
até la luna con el sol;
dejé un momento de ser peón,*
hombre volví y en eso estoy.
Y por una sola fiesta
me dudé con el patrón,
que me dijo: Parrandero,
no me pisa en el galpón.
Y me habló de obligaciones,
del trabajo y la Nación,
a mí, que sembré en sus campos
mi pobreza y mi sudor.
Lo miré medio sonriendo
y monté en mi redomón;
aramos, dijo el mosquito,
al buey que rompe el terrón.
Mucho hablar de obligaciones,
nada de farras, peón;
usted, que vive a cacundas
de los pobres como yo.
Alfredo Zitarrosa