Mama Antula Será la Primera Santa Argentina
El papa Francisco canonizará a inicios de 2024 a la beata argentina María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, que se convertirá en santa con una ceremonia en la Plaza San Pedro luego de la aprobación en noviembre de 2023 de un milagro atribuido a su intercesión.
Mama Antula había sido beatificada en 2016 en Santiago del Estero luego de que el Papa autorizara la publicación de un milagro por la sanación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador, quien habría recuperado la salud en 1904 por intercesión de la fundadora y madre espiritual de esta congregación.
El milagro que ha dado paso a su canonización fue la supervivencia milagrosa del Sr. C. P. (nacido en 1959) que sufrió un «ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock séptico resistente, con fallo multiorgánico». Ingresado en la unidad de cuidados intensivos en estado comatoso, el TAC mostró un infarto muy extenso del tronco encefálico. El pronóstico fue muy negativo con muy pocas posibilidades de volver a la vida normal debido a las lesiones cerebrales irreparables.
Al cabo de unos días, mostró una notable mejoría y, tras unos meses de fisioterapia, era independiente, autónomo en su vida diaria, realizando tareas manuales normales.
Todos los familiares y amigos del enfermo rezaron pidiendo la intercesión de la Beata María Antonia de San José, comúnmente llamada Madre Antula o Mama Antula. Siete personas que no eran amigos ni familiares también rezaron por la salud del enfermo pidiendo la intercesión de la Beata Madre Antula.
También se le atribuye la curación de la hermana María Rosa Vanina, religiosa de la congregación Hijas del Divino Salvador, quien se recuperó de una colecistitis aguda con shock séptico en 1904, luego de que otras las monjas le rezaran a su fundadora por su recuperación. En ese entonces se trató de una cura sin explicación médica
El testimonio de la hermana Vanina fue clave para avanzar en el proceso de canonización de Mama Antula. Según figura en la causa, la religiosa declaró el 24 de septiembre de 1906, cuando tenía 31 años.
«Agradezco este beneficio de la Providencia Divina y creo fundamentalmente haber sanado por la intercesión de nuestra venerable madre fundadora», afirmó Vanina en su declaración incluida en el expediente canónico de beatificación.
En 2010, Benedicto XVI había dado el primer paso hacia la beatificación de Mama Antula al considerarla «venerable» tras reconocer que «practicó las virtudes cristianas en grado heroico».
Nacida en 1730 en Silipica, Santiago del Estero, y fundadora en Buenos Aires de la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires, Mama Antula falleció el 7 de marzo de 1799, y sus restos descansan en la actualidad en la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, de la ciudad de Buenos Aires.
Desde muy joven y por 20 años colaboró con los jesuitas en la promoción y organización de los célebres ejercicios espirituales del fundador de esa orden religiosa: San Ignacio de Loyola.
Recorrió a pie casi 5.000 kilómetros por el virreinato del Perú -a lo largo del territorio de las actuales provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y Córdoba- y, cuando Buenos Aires pasó a ser el centro del virreinato del Río de la Plata, se instaló en las costas porteñas, donde «puso de moda» los ejercicios espirituales ignacianos y construyó uno de los edificios más antiguos de la ciudad: la Santa Casa de Ejercicios (de 1784), aún en funcionamiento, resaltó.
De hecho, en una carta de 1788, Ambrosio Funes, Virrey de Navarra y Capitán General de Cuba y de Cataluña, anotó que en ocho años «Mama Antula» había ofrecido ejercicios espirituales a setenta mil personas. De donde se desprendía la necesidad de obtener una casa dedicada a la predicación; lo que se realizó cuando la futura beata obtuvo tres parcelas de terreno en donación, en los que edificó la primera casa de ejercicios.
En 1779 «Mama Antula» partió rumbo a Buenos Aires donde vivió durante dos décadas. Allí fundó la Casa de ejercicios espirituales, que aún existe y funciona como tal, bajo el cuidado de la congregación Hijas del Divino Salvador. Falleció el 7 de marzo de 1799 en la misma casa que había fundado. Sus restos son objeto de veneración en la Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad de la capital argentina.
En 1905 los Obispos elevaron la causa de canonización de la Madre Antonia a la Santa Sede y se presentan cartas de postulación de la jerarquía eclesiástica de Uruguay, Chile, Bolivia, Paraguay, Perú y Ecuador, entre otros. Su causa de canonización se mantiene vigente en el aspecto histórico y eclesial, porque colaboró para cimentar los valores morales y cristianos de Hispanoamérica.
Fue madre espiritual del «Cura Brochero». Fue una mujer espiritual que recibió el primer nombre de María como Santa María. Fue semejante a Santa Catalina, en sus cartas, a Santa Teresa del Niño Jesús, por su transparencia en el amor, y a Santa Teresa de Ávila por su perseverancia. También llamada la «Santa Teresa de América», es digna de ser comparada con estas tres doctoras de la Iglesia.