Cuando Perón asume su primera presidencia, lo convoca al neurólogo. Allí le dijo: “mire Carrillo, me parece increíble que tengamos un Ministerio de Ganadería que se ocupa de cuidar las vacas y no hay un organismo de igual jerarquía para cuidar la salud de la gente”
Dr. Ramón Carrillo y la Salud Pública
“Y qué es lo que aprendió de él, General…? La respuesta fue muy reducida pero con mucho contenido. Aprendí esas cosas sencillas pero reveladoras que hacen al conocimiento de la condición humana y a las relaciones entre las personas. Algo que vale tanto como un placer para transitar la senda justa del hombre: “la verdadera” (1).
Así reveló el periodista Américo Barrios una entrevista con Juan Perón, en que éste reflexionó sobre los aspectos humanos del sanitarista más importante del siglo XX en nuestro país.
El Doctor Ramón Carrillo nació en la provincia de Santiago del Estero el 7 de marzo de 1906, en un hogar de once hermanos. En 1924 con 18 años se inscribió en la carrera de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Cinco años más tarde se recibió con medalla de oro, especializándose en neurocirugía y obtuvo una beca para profundizar sus conocimientos en Amsterdam y luego en Francia y Alemania, retornando a nuestro país en 1933. Comenzó a trabajar en el antiguo Hospital de Clínicas porteño.
La situación económico social que padece la Argentina, se expresa en una de sus caras más dolorosas en el estado de salud general de la población. Y como lo manifestó Carrillo en más de una oportunidad, existe una relación directa entre la calidad de vida y la salud de la comunidad.
Así fue que continuó avanzando en su especialidad en hospitales, Universidad y conferencias en distintos ámbitos.
En 1938 obtuvo la Mención Especial del Premio Nacional de Ciencias por su ponencia “Yodo Ventriculografía fosa posterior” y un año más tarde accede a la jefatura del Servicio de Neurocirugía del Hospital Militar Central de Buenos Aires. Pero la postergación crónica de los pueblos del Interior, siempre la tiene presente: “El problema le preocupa y promueve un estudio estadístico para determinar la cantidad de camas disponibles por cada mil habitantes en todo el territorio nacional. Los resultados de la encuesta realizada por intermedio del Instituto Geográfico Militar, dependiente del Ministerio de Guerra, evidencian grandes desniveles entre las diferentes provincias y territorios nacionales: desde 9,61 por mil en la Capital Federal, 4,66 por mil en la provincia de Buenos Aires, 088 por mil en el Territorio Nacional de Misiones y 0,00 por mil en la Gobernación de Los Andes” (2).
Transcurre 1942 y en medio de los inconvenientes acarreados por la Segunda Guerra Mundial en materia de importaciones, Carrillo obtiene por concurso la cátedra de Neurocirugía en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires.
En octubre de 1943 el gobierno creó la Dirección Nacional de Salud Pública y Asistencia Social, dependiente del Ministerio del Interior. Esta repartición apunta a paliar el grave déficit sanitario heredado de la década anterior y que fue la culminación de una desidia de vieja data en materia de salud pública.
Solo sirven las conquistas científicas sobre la salud
si éstas son accesibles al pueblo.» Sello Postal – 2006
Llega 1945 y la revolución pacífica del 17 de octubre, en que las masas trabajadoras liberan al Secretario de Trabajo y Previsión, coronel Perón de su cautiverio. Carrillo habría conocido a Perón en el Hospital Militar Central, cuando éste mediante un ardid consigue que se lo traslade desde la isla Martín García donde estaba detenido, al Hospital Militar Central. Allí se habría establecido el vínculo entre ambos hombres.
Cuando Perón asume su primera presidencia en junio de 1946, lo convoca al neurólogo. Allí le dijo: “… mire Carrillo, me parece increíble que tengamos un Ministerio de Ganadería que se ocupa de cuidar las vacas y no hay un organismo de igual jerarquía para cuidar la salud de la gente” (3). En ese mismo año, el médico se casó con Susana Pomar, siendo sus padrinos de boda Juan Perón y Evita.
La antigua Dirección de Salud Pública es elevada al rango de Secretaría y más adelante, convertida en Ministerio de Salud Pública; al frente de ambos organismos, el presidente Perón designó al Doctor Carrillo.
Desde la Secretaría Carrillo creó un equipo integrado por ciento diez profesionales (ad honorem) de distintas disciplinas: médicos, arquitectos y otras especialidades. Objetivo: el Plan Analítico de Salud Pública, de cuatro mil páginas, presentado al gobierno en 1947. De ese trabajo teórico elaborado bajo su dirección, emergió el sistema sanitario integral más moderno e inclusivo que conociera nuestro país hasta entonces. La derrota del paludismo que hacía estragos sobre todo en el Interior, es un ejemplo: se habría pasado de 122.168 casos en 1946, a sólo 240 diez años más tarde, como señala el historiador Norberto Galasso (4).
“En general, los indicadores de diversas enfermedades disminuyen notoriamente, como en el caso de la tuberculosis y la lepra, verdaderos flagelos en los años treinta. En esto concurren, así como el DDT en el caso del paludismo, el descubrimiento de la penicilina y las sulfonas, pero los cambios obedecen en última instancia, a la política instrumentada de la salud pública, asistencial y preventiva, y a las nuevas condiciones sociales imperantes: alto salario real, pleno empleo, industrialización, control de las condiciones de trabajo, etc.” (5).
Protección Sanitaria – PBT – 09-03-51
Paralelamente al gigantesco plan de salud organizado por Carrillo a lo largo y lo ancho del país, incluyendo la construcción de hospitales y la formación de profesionales, la Fundación Eva Perón conducida por Evita, realiza también obras muy importantes como la Escuela de Enfermería y la construcción de nuevos establecimientos sanitarios, además de las tareas de asistencia social.
En 1949 Carrillo crea los primeros cincuenta Centros de Salud destinados a la atención primaria de la población; la base del sistema de Unidades Sanitarias barriales que todavía en el siglo XXI brindan los primeros auxilios y atención básica, ayudando a descongestionar la atención hospitalaria. Durante la gestión de Carrillo fueron creados decenas de institutos especializados como el Instituto de Cirugía Torácica, el Instituto de Medicina del Trabajo y la puesta en valor de muchas otras entidades.
Estos avances asombrosos consumados en pocos años, contrastan con lo que había encontrado al sumarse al gobierno, cuando “…la mortalidad general era del 12 por ciento anual y la mortalidad infantil alcanzaba índices pavorosos, con sólo 70.000 camas hospitalarias mal distribuidas, cuando se necesitaban 150.000; sin personal técnico ni información adecuada; con la tuberculosis, el paludismo y la enfermedad de Chagas extendiéndose por vastas regiones. (…) Pero Carrillo lejos de achicarse, se fijó cuatro objetivos: 1) Dotar al país de una cama hospitalaria para cada cien habitantes; 2) organizar la profesión médica; 3) realizar campañas integrales para erradicar las enfermedades endémicas; 4) perfeccionar el Código Sanitario comenzando con la ley n° 13.012” (6).
Trabajador infatigable, Carrillo tuvo que luchar también con la hipertensión severa que padecía desde hacía tiempo y que en 1954 lo obliga a abandonar su cargo. Durante un corto tiempo diseña y conduce por pedido del presidente, el Centro Centralizador de Investigaciones Científicas y Técnicas, al que debe renunciar por el agravamiento de su enfermedad; entonces viaja a Estados Unidos para someterse a un tratamiento específico, pero también dicta conferencias y visita distintos centros especializados. Luego le ofrecen trabajar en una ciudad del Interior brasileño y allí lo sorprende el derrocamiento del presidente constitucional Juan Perón.
En la Argentina comienza una dura persecución a ex funcionarios, militantes políticos y sindicalistas peronistas. También Carrillo es víctima de denuncias, acusándolo de haber robado caudales públicos y otros hechos que para gran cantidad de personas que conocieron su trayectoria, fueron simples infamias motivadas por odio político.
Pero el médico acusó el golpe a su prestigio, empeoró su estado de salud y el 28 de diciembre de 1956 falleció de un accidente cerebro vascular en su exilio brasileño.
Recién 14 años más tarde los restos fueron repatriados y depositados en su Santiago natal.
Junto a la campaña difamatoria que padeciera el prestigioso médico, también sufrió la confiscación de sus escasos bienes, que su viuda tardaría más de diez años en recuperar.
Junto con los nuevos aires políticos, llegó la rehabilitación de la obra y memoria del Doctor Ramón Carrillo. Desde entonces, su nombre está íntimamente ligado a la salud pública científicamente planificada y con sentido social.
1) Ramón Carrillo – Autor: Arturo Carrillo – Editorial Carrillo – Buenos Aires – 2005.-
2) Idem.-
3) Idem.-
4) Galasso Norberto – Perón Tomo I – Ediciones Colihue – Buenos Aires -2011.-
5) Idem.-
6) “Aportes para la Difusión Política” – Buenos Aires – Marzo 1986.-