El golpe militar que en 1966 llevó al gobierno al general Juan Carlos Onganía, sufrió un proceso de deterioro que sucesivamente arrojó del poder al mismo Onganía (1970) y a su sucesor, general Roberto Marcelo Levingston (1971); el recambio final fue quien desde 1968 era el hombre fuerte de las Fuerzas Armadas: el Comandante en Jefe del Ejército, general Alejandro Agustín Lanusse.
Este, viendo agotado el experimento militar y con una creciente oposición popular, convoca al Gran Acuerdo Nacional (GAN). El GAN consistía en una convocatoria electoral digitada y controlada por el poder militar, bastante similar al modelo brasileño. Como el obstáculo más importante era Perón, los principales esfuerzos del gobierno de facto estuvieron orientados a neutralizar su influencia; tratando de captarlo primero, intentando dividir al peronismo después y proscribiéndolo como candidato finalmente. Todo fracasó. Perón creó un frente civil de hecho con todos los partidos democráticos para aislar a la dictadura y el peronismo se impuso en forma aplastante el 11 de marzo de 1973. No obstante el proceso electoral que condujo a ese resultado, estuvo sembrado de conflictos, dudas y hechos dramáticos. El General proscrito había arribado a la Argentina el 17 de noviembre de 1972 desde su exilio en España. El país se hallaba convulsionado por tensiones sociales, luchas sindicales y manifestaciones políticas, a lo que habría que agregarle un constante accionar guerrillero de distinto signo político y capacidad operativa, pero que en conjunto jaqueaban diariamente al poder militar.
Perón se quedó en nuestro país el tiempo suficiente para encontrarse con sus seguidores, reunirse con los principales dirigentes políticos argentinos y ”bendecir” la fórmula presidencial del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI): Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima; luego retornó a Madrid.
La campaña formal del FREJULI comenzó en el terruño del candidato presidencial Cámpora, en San Andrés de Giles, provincia de Buenos Aires. Las huestes juveniles le dieron la tónica principal a ese y otros actos que le siguieron, destacándose la confianza en la fórmula mediante los cánticos:
“Con Cámpora y Solano
ganamos por afano.”
Fue uno de los estribillos más repetidos. Los sectores juveniles, mayoritariamente solidarios con las organizaciones armadas que se proclamaban peronistas, como Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Montoneros y Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), no cesaban de alentar a esas estructuras:
FAR, FAP y Montoneros;
Son nuestros compañeros.”
Pero también los actos del FREJULI donde confluían todas las tendencias internas, solían ser escenario de duelos de consignas y a veces, de algunos incidentes menores.
“Perón, Evita
la patria socialista.”
Entonaban los simpatizantes de las organizaciones armadas.
“Perón, Evita
la patria peronista.”
Solían retrucar quienes adherían a un peronismo ortodoxo sin aditamentos. Ambos cánticos preludiaban posiciones antagónicas que poco más adelante, estallarían en forma dramática.
Pero frente a esos conatos de enfrentamientos, cuando todavía quedaba un largo camino hacia el poder, los más conciliadores terminaban imponiendo la consigna que actuaba como un bálsamo:
“¡Pe-rón ; Pe -rón…!”
Generalmente coronado por un grito sacralizado:
“¡Argentina ; Argentina!”
La campaña continuó con sus tumultuosos actos, con oradores que haciéndose eco del estado de ánimo de la gente, subían de tono las arengas. Frente a algunos de esos discursos, el general Lanusse dio intervención a la Justicia, para que investigue si en los dichos se incurrió en delito.
El candidato Cámpora con su sencillez se fue ganando la simpatía de quienes no lo conocían; así surgió a modo de homenaje y casi como premonición, un cántico rápidamente difundido:
“Qué lindo, qué lindo
qué lindo que va a ser;
el Tío en el gobierno
Perón en el poder.”
El último verso tenía una variante:
“…El Tío en el gobierno
el Tata en el poder.”
En obvia referencia a Perón. Pero el pegadizo estribillo sufrió otra transformación que ponía de manifiesto el afán socializante de algunas agrupaciones:
“Qué lindo, qué lindo
qué lindo que va a ser;
el Hospital de Niños
en el Sheraton Hotel.”
Consigna que pondría los pelos de punta a más de un inversor extranjero ya instalado en nuestro medio.
Pero a la preponderancia de cánticos tremebundos que hacían referencia a las tensiones con los militares y que no se sabía cómo iban a concluir, el ingenio popular se las arregló para lanzar estribillos que con un humor picaresco pero también algo ingenuo, ponían de manifiesto quién tenía la iniciativa política:
“Atención, atención,
Lanusse está de compras
¡y lo culpan a Perón…!”
Finalmente, el FREJULI cerró su campaña electoral en el estadio del Club Independiente de Avellaneda, donde el Movimiento Peronista con todos sus matices ideológicos y sus aliados, aportaron su arsenal de banderas, consignas y cánticos. Frente a un “Tío” Cámpora exultante, una cancha desbordando militancia y público acompañó el paso formal del cierre, hasta el domingo 11 de marzo en que las urnas dictaminarían la verdad. Debido a los temores a sufrir un nuevo desconocimiento de la voluntad popular como ocurrió en 1962 flotaba en el aire, un cántico no exento de cierto tono de advertencia, recordaba a quienes pensaran en esa alternativa:
“Con Cámpora y con Lima
la lucha no termina.”
Dejando sentado también, que la verdadera lucha por el poder comenzaría más tarde.
El FREJULI ganó con el 49,53% de los sufragios, contra el 21,29% de la fórmula radical Balbín-Gamond. No hubo segunda vuelta.
Del Libro Cánticos Populares de Roberto Bongiorno
Editorial Biblioteca Nacional – 2015